sábado, 24 de diciembre de 2011

Ser Campeón Es Detalle

Hace poco tiempo puse un pequeñísimo homenaje a Sócrates, en ocasión de su fallecimiento y creo que es momento que ya pasó esa careteada inmediata post-mortem que suele rodear a estos personajes. Me voy a centrar  en el mayor proyecto del que Sócrates fuera parte y lo haré en base a un documental, narrado mayormente por los protagonistas y que refleja bien lo que era la Democracia Corintiana como sistema democrático y también refleja lo bien que jugaba ese Corinthians del bienio 1982-1984.

La historia latinoamericana tuvo un nefasto denominador común a partir de la década del 50’ y que se estableció durante la década de los 60’: Las dictaduras militares. La historia nos lleva a enfocarnos en Brasil, dictadura  que tuvo un rasgo distintivo: La disfrazaron de democracia. Inventaron un sistema bipartidista y de elección indirecta (a través de colegios electorales) de modo que el partido del que eran parte los militares, el ARENA (Aliança Renovadora Nacional) tuviera mayoría  siempre, y donde perdía efectuaba una intervención llamada Federal. El otro partido tenía una presencia meramente testimonial, porque además de que los militares tenían mayoría automática, el partido opositor asentía silenciosamente a los actos del gobierno militar. Una vez instalado el régimen los militares arrancaron con la represión violenta, pero no duraría tanto, ya que un manejo propagandístico acertado, donde al pueblo en la cara se le exalta ban bondades y ventajas de la nación y la geografía brasileñas (básicamente, el tocuen de que son felices y viven en la playa de joda) apoyados en la siempre nefasta Rede O Globo.
Luego de esto, cuando la mano se ponía pesada para los milicos con alzamientos guerrilleros, estudiantiles y obreros, llegó el crecimiento económico, lo que puso definitivamente a la clase media brasilera del lado del gobierno militar y la inacción funcional de la gran masa de la clase baja brasilera por ignorancia o por paja cívica (?) calmo las aguas que venían turbias. Pero este crecimiento, venía bajo el lema “dívida externa, não se paga, se rola.” Algo así como la deuda externa no se paga, se patea. La construcción de Brasilia por caso, mas otras obras públicas de alcance monstruoso, y políticas como favorecer al capital extranjero y las empresas estatales, mas esta concepción particular de honrar los compromisos extranjeros, mas la llegada de Carter que le cortó el chorro a aquellos regímenes anti comunistas (todos los militares de  America del Sur que posteriormente caerían, lo que muestra  la nefasta influencia de la política exterior norteamericana, provocó una espiral inflacionaria que mayormente afectó a aquellos sectores que se veían beneficiados por estas medidas. Entonces, para 1979 llegó a la presidencia un tal Figuieredo al cual no le fue del todo bien, pero a diferencia de procesos anteriores mientras se formaban distintos bandos donde se proponían nombres de milicos para ocupar la presidencia, se formó una oposición que se preocupó mas por el regreso de las elecciones directas bajo el lema Diretas Já!
Hasta ahora parece que hable de la historia de esa tierra llena de birra, putas y el negro de mierda de Pelé pero como siempre, la idea es imponer un marco histórico y como siempre también se me fue la mano. Como este marco histórico se expuso, ahora vamos a hablar de fulbo, pero no yo, si los protagonistas. El documental se estrenó en diciembre de 2011 y se llama Ser Campeão é Detalhe, lamentablemente, solo disponible en Portugués.

Pinche aquí para ver Ser Campeão é Detalhe (Pongo “Pinche” y no “Haga Clic” porque acá somos Bilardistas)

La cuestión es que a todo le llega un fin. En parte fue porque las Diretas Ja! perdieron en 1984.  Ganaron por abultado margen en realidad, pero no el suficiente para impulsar el cambio democrático en la República Federativa del Brasil. Esto propició que Sócrates se fuera a la Fiorentina y se perdió un sostén propiciando la salida del resto. Además otros impulsores se habían bajado, como el presidente Waldemar Pires y otros como el director de fútbol Adílson Monteiro Alves, habían perdido el norte y hacían lo que que se les cantaba los huevos. Por otra parte tenían resistencia interna que fue socavando el proyecto, como el ex presidente Vicente Matheus, dueño de un estilo absolutista y con grandes ambiciones de recuperar el  poder, o también ese gran amigo de Oscar Ruggeriy el granate en general y también reconocido anti-argentino Emerson Leao , quien no comulgaba con el proyecto y decía que a él le pagaban para atajar y solo se tenía que dedicar a eso y por otro lado dicen que armaba camarilla. Y por último también estaba un sector amplio de la prensa (liderada por la milica, como la Rede O Globo) que acusaba a gran parte de esta camada como poco profesionales, cuando no decían que eran una manga de vendedores de humo.

La Democracia Corintiana fue sin duda un proyecto novedoso, que aportó a la sociedad brasilera visibilidad de un problema social a través del medio más masivo que pueda tener una causa por estas latitudes, el fútbol. Porque si bien las Diretas Ja! perdieron, al año siguiente cayó la dictadura y eso traería el retorno democrático, un poco por peso propio de un gobierno que ya no podía sostener una serie de factores adversos y otro poco por el clamor popular, impulsado por manifestaciones como la Democracia Corintiana.
En lo relativo al fútbol la Democracia Corintiana, dejó un gran equipo de fútbol. En cuanto a lo organizativo, la idea de que un grupo de jugadores tuviera injerencia en todos los aspectos organizativos de un equipo, no deja de ser anecdótico, porque viendo el nivel de divismo y el bajo caudal intelectual en general, de jugadores y dirigentes, semejante proyecto será irrepetible. No creo que veamos equipos que ganen o pierdan, siempre con democracia.

martes, 13 de diciembre de 2011

El Primer León Negro


En la Argentina (aunque parezca mentira) existe la costumbre de mirar afuera, ver una costumbre extranjera positiva (que por lo general suele ser verdad) y potenciarla a niveles no tan veraces y en la posterior comparación, reducir a la Argentina a una verdadera mierda, obteniendo razonamientos cuanto menos falaces. Es así como uno escucha que los uruguayos son sumamente educados porque tienen el secundario obligatorio (la educación no solo se debe a hacer el secundario) y el argentino es bruto, descortés e ignorante, lo pujante de la economía chilena como modelo a seguir, cuando no se considera que es basado en un Estado ausente y apático a las necesidades de la gente, o que los brasileros viven felices todo el tiempo, estereotipo creado por la dictadura militar en ese país. Invito al que piense eso que se tome un bondi en hora pico en Sao Paulo y vea las caripelas o si no puede viajar, que vaya hasta la calle Florida y vea la cara de un gaúcho. Asimismo, cuando se piensa de Inglaterra, del Reino Unido, se piensa en que cunde el respeto en todas partes y en las grandes metrópolis cosmopolitas conviven armoniosamente distintas expresiones culturales, religiosas, artísticas, etc. Tienen sus problemas, si, conviven, también. Tal vez, esto no haya sido así siempre.
Vamos poner lo antes indicado en el contexto de la historia que hemos de narrar. A fines de la década del 70’ Gran Bretaña estaba para atrás. La economía se caía a pedazos y el descontento era generalizado, que reflejaba en conductas como la del movimiento punk, a que su vez, sus miembros apuntalaban a los famosos hooligans, siendo componente fundamental. Aquellos  que estaban pasando un momento de cierto bienestar, temieron perderlo y apuntaron a las minorías, mayormente, los asiáticos y negros.
El Black Country es un nombre afectivo para los West Midlands, una de las regiones que componen Inglaterra. Su ciudad mas importante es Birmingham y yace en la zona central del país, al oeste se encuentra Gales y al este están las East Midlands, lo que, a pesar de la falta de imaginación, tiene una lógica demoledora. Es una zona boscosa, donde predomina la industria del carbón, donde el humo negro de esa industria da el apodo que antes mencionamos. Además es el epicentro de muchas manifestaciones culturales alternativas, como el Reggae que a través de los descendientes de jamaiquinos hizo capote (?) allí o el heavy metal, con cuna en  Birmingham. 


Ahora que ya dentro de lo posible, estamos situados dentro de un contexto cierto, podemos ponernos en magnitud de los logros del objeto de conmememoración. Afuera de la cancha, ya habíamos dicho, proliferaban los hooligans endémicamente. Todos con bases punks e ideologías anarquistas. Menos una barra, los Zulus del Birmingham City, compuestos por negros. No negros cabeza de tacho que van por el paco el pancho y la coca como acá, sino negros descendientes de africanos y caribeños. Estos, forjaron una creciente reputación a puño limpio en las calles aledañas a los estadios ingleses. Dentro de la cancha era un tema un poco mas difícil para los jugadores negros. Era en extremo infrecuente que estos jugaran profesionalmente. Y no porque no se dedicaran ni lo intentaran. Existían prejuicios de los mas variados, que no aguantaban el frío, que era muy hábiles, pero no tenían aplicación táctica ni sacrificio, que eran cabezas de tacho por naturaleza. De todos modos, algunos había, como el antes reseñado Luther Blissett.
En el Black Country, un club (West Brom) rompió los moldes y puso a tres negros en la formación de un saque, algo que jamás había pasado en la historia del fútbol inglés, 90 añitos nada mas (?).  El trío estaba compuesto por Brendan Batson, un defensor central de gran timing y lectura de juego, Cyrille Regis, un centrodelantero de esos definibles como “tanque de área” y en quien nos vamos a centrar en esta historia: Laurie Cunningham, wing izquierdo de gran habilidad en velocidad. El impacto fue inmediato, no solo por la novedad de los negros, sino por el mismo Cunningham. Cunningham era londinense y fue formado en la disciplina del Arsenal de juvenil. Allí le impusieron el techo y tuvo que ir al menor Leyton Orient, que le sirvió de trampolín para llegar el West Brom en el 77’. Ese mismo año fue convocado a la selección sub-21, convirtiéndose así en el primer jugador negro en jugar en una selección inglesa de cualquier nivel, repito el dato, en 90 años aprox. de historia. Además, en su debut la descosió, lo que le valería posteriormente ser el primer jugador negro en jugar un partido oficial (léase por los puntos) con la selección. Fueron muchos partidos donde estuvieron expuestos al racismo, los manifiestos de los grupos de extrema derecha, razias, pero el trío agachaba la cabeza y Cunningham jugaban. De esta manera, el West Brom peleó arriba, ganó partidos importantes y se coló en competiciones europeas, guíados por ese muchacho que corría en puntas de pie, que parecía no tocar el piso (para quien escribe, un tranco muy similar al de Kaká). Fue precisamente en una competición europea donde Cunningham ganaría la atención de un coloso del fútbol mundial. En un choque de Copa UEFA contra el Valencia, el bueno de Laurie la rompió y el Real Madrid se convenció de ponerla toda, ya que en esa época no se preocupaban de cuantas camisetas podía vender un jugador.
Arrancó bien en Chamartín, unos cuantos goles, una campaña que lo llevó a la final de la Champions (aunque perdió ante sus paisanos del Liverpool) y un clásico en el Camp Nou donde se fue aplaudido por la gente del FC Barcelona, fueron los puntos altos en toda su campaña madridista. Primero las lesiones y después una profunda depresión por el asesinato de familiares (incluyendo a sus hijas), lo alejaron de los campos de entrenamiento y de juego.
Manchester United, Sporting Gijón, Marsella, Leicester y Rayo Vallecano lo vieron pasar sin pena ni gloria. A fines de los 80’ el fútbol inglés fue tomado por asalto por la “Crazy Gang”, denominación usada para los muchachos del Wimbledon, una manga de muchachos pintorescos como por ejemplo, el ahora actor Vinnie Jones, de comportamiento jodón y extravagante que compartían putas, merca y escabio, que jugando un fútbol muy de mierda, pegándole de punta para arriba, pero con una unión de grupo fortalecida por las alegres personalidades que lo componían, sumado a la sensación de injusto menosprecio hacia ellos, ascendieron muchas categorías hasta el nivel mas alto, con un punto culminante en el triunfo de la Copa FA de 1988. Es incomprensible como Cunningham cayó con esta gente, ya que ni su personalidad ni su estilo de juego encajaban allí. Su aporte fue breve y mas bien escaso, ya que la mayor parte del poco tiempo que paso en cancha, vio volar la pelota por sobre su cabeza. Igualmente, logró ser querido por el público y por sus compañeros, como en todos los clubes donde estuvo, independientemente de su desempeño.
El buen recuerdo que dejó en el Rayo Vallecano, le permitió volver. El asalto a la Primera División (Rayo se hallaba en segunda) craneado por los anarquistas de Vallecas, contemplaba la delantera Laurie Cunningham-Hugo Maradona. La temporada fue mala personalmente para Cunningham, pero pasó a ser el héroe cuando marcó el gol que ascendió al Rayo Vallecano a primera. Pasó a la inmortalidad unos días después cuando perdió la vida en un accidente de Tránsito en las afueras de Madrid. Así de abrupto como se narra.

La carrera de Cunningham en si no tiene tanto valor, a pesar de su talento innegable que ganó títulos y jugó en gigantes como el Real Madrid y el Manchester United. Como dice un artículo que anda dando vueltas en la web, 90 años aprox. tuvieron que pasar para que un negro se pusiera la divisa con el escudo de los tres leones y desde ese momento pasaron exactamente solo 25 años para que en una selección inglesa hubiera en el campo de juego mayoría de jugadores negros. Por ahí tuvo algo que ver que un tipo como Cunningham le mostró a todo un país que los negros podían jugar en serio.  

domingo, 4 de diciembre de 2011

Cuando no hay mas nada que decir

En la entrada relacionada a Luther Blisett, hay un ejemplo citado sobre gente que intentó influir mas allá del fútbol. Ya no nos puede dejar reflexiones como estas.

"Me gustaba sentirme parte de aquel medio de fantasía, es una experiencia diferente ser objeto de aquella adoración que no era conmigo, y si era con el ídolo, el flaco que jugaba. Pero aquello no es real. Me gusta mas estar del lado de afuera, porque puedo ver mas, intentar comprender el fenómeno que es el fútbol, un fenómeno muy complejo que va mas allá solo de los aspectos culturales: es social también, envuelve mucho mas que lo que la gente supone. Me gusta mucho el teatro, el cine, la música... pero el futbol es muy fuerte, no solo porque lo jugué, sino porque envuelve dimensiones humanas que tal vez no quepan en esas otras dimensiones culturales"

Sócrates, Futbolista, Médico, Distinto

Homenaje del sitio del Corinthians al crack

lunes, 21 de noviembre de 2011

Familias Futboleros: Los Montero. A Sangre Fría

 
Los protagonistas: Una típica familia uruguaya. El lugar, una coqueta casa en Punta del Este. La situación: Cena de Nochebuena. Así trascurre. Suena el timbre y el patriarca abre la puerta. Flota la tensión en el aire Es su hermano. Se abrazan. Detrás de lo que es un cálido abrazo, una piña va hacia la zona renal de uno, la devolución va hacia la zona de cintura del otro.  Los niños no se abrazan, se insultan, alguno que otro ensaya un piquete de ojos, otros preparan sus alfileres de gancho. Entra una mujer con una bandeja con la ensalada rusa (Que en uruguay debe tener alguno de esos nombres tan pintorescos), que no alcanza a apoyarla en la mesa sin recibir una patada violenta en la parte lateral de la rodilla, justo ahí, donde el menisco impone su función amortiguadora.  Se destapa una Pilsen y surge un agraviante, ácido grito de “Cantegrilero, compra medio y medio” con posterior silbido de la Pilsen retornable (masomeno a tres cuartos de su capacidad) cortando el aire en su vuelo. Hasta que llega la comida, mientras se produce un intercambio violento sobre si la yerba Canarias o si la yerba Sara para llenar un porongo. Uno de los gurises expresa su descontento con el menú y pide chivito. Lo único que logra es recibir un artero codazo que destruye su comedor aún de leche. Sigue la velada, prolífica en fracturas expuestas y chorros de sangre que salen a borbotones. Llegan las 12. Se acerca la hora de la pirotecnia. Y con la gente esta muñida con fuego mejor no seguir…

La escena anterior claramente no responde a la realidad, pero bien podría haber sido una cena de Nochebuena en la casa de los Montero Castillo. El patriarca un tal Julio, uno de los gurises un tal Paolo Ronald. Julio Montero Castillo y Paolo Montero, además de ser padre e hijo, fueron dos de los principales estandartes que mantuvo el fútbol uruguayo post-maracanazo. Ese que hacía de la garra charrúa pegarle de punta y que la vaya a buscar Jaime Roos (?) y un pasaporte a la violencia cuando la mano venía torcida. Además estos dos constituyen una clara excepción a la máxima futbolera padre exitoso – hijo fracasado.

Comencemos con el padre. Julio “El Mudo” Montero Castillo era uno de esos volantes defensivos “cueveros”, de aquellos que no tenían problemas en bajar a la zaga si la situación lo requería. Arrancó su carrera en Liverpool (Pronúnciese Liberpúl, con acento en la u, el del barrio de Belvedere en Montevideo, no confundir con su homónimo inglés), después se hizo grande en Nacional, anduvo por Independiente, por España y cerró su carrera en Nacional. Más allá de esto algunos como Cruyff (2:50 de este video) lo recuerdan por su estilo de juego un tanto áspero, por no decir violento. De hecho, nunca lo ocultó: es el autor de frases como “Adentro de la cancha, mi vieja se pone una camiseta y le pego tambiénAntes te dejaban pegar un poquito más” “Yo me lustraba los tapones” “Yo leía El Gráfico y en Argentina eran todos pesados, después vi que no era ninguno”  o “Yo no hablaba, pegaba. Si me pegaban no decía nada pero después, a la vuelta, a ver si aguantásPor caso, cuenta que P*lé le dijo que por lo menos, le pegara cuando tenía la pelota, o la vez que le pegó una trompada a Morena en un partido homenaje, lo echaron  y le reprochó al juez la expulsión, ya que se trataba de un partido homenaje. Incluso El Bambino Veira cuenta que jugando en Sevilla se cruzó con el Granada de Montero Castillo y Aguirre Suarez (Algo así como una sociedad caníbal amazónica y que incluso diera nombre a una banda de rock indie local) y estos le advirtieron que pasar por su zona era como ir a Vietnam.
Hasta aquí, querido Tito Lecture (?) Ud. pensará que Montero Castillo era un carnicero y que lo queremos hacer pasar por pintoresco. Ni una ni la otra. O ambas dos, porque no. Pero también sus logros hablan por si solos. Jugó dos mundiales, en el 70’ (Con un brillante y desafortunado equipo uruguayo) y en el 74’ (Con un brutal y cínico equipo), ganó una Copa Ámerica y con Nacional ganó una Libertadores y una Intercontinental de la mano de Luis Artime, lo que lo ha convertido en ídolo histórico Bolso.


Pasaron los años y el fútbol uruguayo parecía quedado en el tiempo, solo que la época dorada de los clubes había pasado y los ídolos, antes bolsos o manyas, ahora hacían sus armas en Europa y en Argentina. En ese marco apareció un gurí con apellido ilustre: Paolo Ronald Montero. Contra la historia tricolor de su padre, se erigió como aparición de Peñarol, el eterno rival. Poco jugó allí. En un año ya era jugador de ese particular equipo que es Atalanta (Y que amerita una crónica).  Se afianzó, para llegar a la Juve, donde sería ídolo formando una dupla central  junto al perenne Ciro Ferrara y ganar cinco Scudettos todos ellos comprados una Champions y una Intecontinental.  Igual esos son detalles minúsculos. Como buen hijo e’ tigre, Montero pasará a la posteridad por ser el jugador con la mayor cantidad de explusiones en la historia de la Serie A con nada menos que 17, en una liga que probablemente sea de las más ásperas y friccionadas de Europa. Para el recuerdo, una de sus últimas murras a Totti en la tierra con forma de bota. Una vez que consideró que no le daba más el cuero para vestir la maglietta de la Vecchia Signora, recaló en San Lorenzo de la mano de Tinelli junto a José Saturnino Cardozo. Este humilde servidor recuerda una bruta patada a Castroman en su presentación, pero lo suyo le dio vergüenza hasta a él, porque terminó devolviendo guita por todo el tiempo que pasó lesionado en el club del supermercado que se llama de Almagro, tiene su cancha en Bajo Flores y su gente se autorreferencia con Boedo. Se retiró como baluarte de Peñarol, ganando un título. Su paso por la selección fue menos fructífero, siempre referente, pero jugó solo el mundial 2002, quedando fuera gracias al memorable yerro del empresariode la noche “Chengue” Morales. Se retiró de la celeste cuando Uruguay perdió el repechaje con Australia para Alemania 2006.

El mito de la garra charrúa (aunque el hijo piense que tal etiqueta no existe) se mantuvo en parte por padre e hijo. Dos carreras ilustres, llenas de logros y a su vez distorsionadas por el carácter violento de su juego. No importa. Valga la reseña para estos dos. Si en el futuro, ud. pasa por Tenfield y ve una suela incrustándose en un torax, mientras el relator espeta un breve “Montero”, ya sabe: La Dinastía continúa

lunes, 7 de noviembre de 2011

Rata de Laboratorio

Sé que definitivamente duro el epíteto. Incluso el que lee por primera vez debe tener claro que desde este humilde espacio se defiende la postura encasillada en el Bilardismo sin caer en el Bidonismo. Mas si estamos hablando de uno de aquellos hombres  que han dejado una huella imborrable en la historia del fútbol. Muchos enfermos menottistas enarbolarán banderas del fútbol que le gusta a la gente, de “hacer la nuestra” y que todo lo que no se encuadre dentro de los dos antes mencionados ítems es “chamuyo”, por lo que probablemente si ud. estimado lector, se encuentra dentro del antes mencionado grupo, leerá cosas que herirán su sensibilidad. En pocos casos se nota tanto la influencia del historial personal de un individuo 

Valeriy Vasylyovych Lobanovskyi o en ucraniano Валерій Васильович Лобановський nació en Kiev, Ucrania (en aquel entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) en un único e irrepetible (?) 6 de enero de 1939. Esto, desde un punto de vista histórico implica que creció en la era de la posguerra donde patear algo similar a una forma esférica podía llegar a ser algo similar a un rato de diversión. Esta situación lo llevó a interesarse en el fútbol. Como en la mayoría de estas historias, los viejos se pusieron un poco la gorra y no tenían muchas ganas de que el pibe se dedicara al fulbo. Como vieron que la cosa venía difícil de torcer, solo le dijeron que al igual que  en la vida, al fútbol se juega con la cabeza, no con los pies. Con esto en mente, terminó la secundaria con honores y se metió al Politécnico de Kiev mientras todavía persegía lo que le dictaba su deseo de jugar al fútbol, algo poco común, porque, mi querido lecteur, como lo llamaría a ud. Elio Rossi si él estuviera escribiendo esto (?), el estereotipo del jugador cabeza de tacho (y sus honrosas excepciones) se cumple en cualquier lugar del mundo y en cualquier momento de la historia.  Hasta que un día (uno cercano al final de la década del 50’) lo llamaron para jugar en el Dinamo de Kiev y largó los estudios a la mierda. Pero ese paso, lo marcaría para siempre.

Ya establecido como jugador Lobanovsky se destacó como figura en un equipo que formó la base de la URSS campeona de la Eurocopa de 1961. Parafraseando a Cl*rín, dicen que no era un fenómeno, prueba de ello es que jugó solo dos partidos a nivel internacional (lo que no es despreciable igualmente). Pero era un wing izquierdo muy hábil con la pelota al pie y armaba una gran dupla con el centro delantero Oleh “Coco” Bazilevich, quien sacó gran provecho de una pegada en pelota quieta y en movimiento, admirada desde Moscú a Bakú pasando por Tbilisi y donde carajo se les ocurra, que nuestro héroe de turno pulió practicando sistemáticamente y utilizando sus conocimientos en la ciencia predilecta de Paenza  (?). La pulió a tal punto que fue el primero (y sospecho que el único) por esos pagos que se cansó de hacer goles olímpicos, pegándole llovido y con mucho rosca de modo que cayera exactamente detrás del arquero y dentro del arco.  Ese Dynamo Kyiv (campeón soviético de Liga y Copa) era dirigido por un tal Maslov, cuya influencia en el pensamiento Lobanovskyiano fue enorme y que examinaremos después, pero que no se llevaba bien con el zurdito, porque este no entendía porque carajo lo mandó a jugar en la novedosa posición de volante izquierdo. Después de dos pasos breves por Chernomorets y Shakhtar Donetsk, Lobanovsky se hinchó los huevos y se retiró como jugador a la edad de 29 años. Pocos entendieron en su momento la decisión, todos en Ucrania después lo agradecieron.

Corran putos!
Sabía él que su vocación era entrenar. Sabía cómo lo tenía que hacer, que conocimientos tenía que aplicar, hacia donde se dirigía el fútbol como juego… aunque flaqueó en un momento, porque no lo llamaban para dirigir y casi manda todo a la mierda para dedicarse a ser… plomero. Lo llamaron del segundo escalafón del fútbol soviético, un club llamado Dnipro Dnipropetrovsk, modesto en aspiraciones, pero rico en consonantes (?). Ante Garmaz el atento seguimiento de un joven Altamira (?) lo ascendió a la división de honor soviet, y allá se acordaron de ese zurdito que le pegaba como ninguno y lo llamaron para dirigir el Dynamo de Kiev, equipo donde descolló. Para resumir, mal no le fue: en su primer paso del 74’ al 90’ ganó 8 ediciones de la muy exigente liga soviética, 6 copas soviéticas y dos de la ya extinta Copa de Ganadores de Copa, siendo el primer y único equipo de la URSS en imponerse en el plano continental. De hecho, recién 20 años después, un equipo de la ya ex URSS, pudo imponerse en la silueta del CSKA en la copa UEFA. Mientrás guío a la selección, logrando un bronce olímpico en el 76’, haciendo agua en el 82’, siendo bombeado en la Euro del 84’, se las ingenio para armar un gran equipo que fuera clara y nuevamente bombeado en el 86’ y que dos años después llegara a la final de la Eurocopa, solo para caer ante uno de los goles más icónicos de la historia deeste juego. En el 90’ la Perestroika mandó todo a la mierda y la URSS quedó última en el grupo que integrara la Argentina. Lobanovskiy aprovechó y se fue a la cálida Dubai, a robar dirigir la selección de los Emiratos Árabes Unidos tres años y posteriormente tres años en Kuwait. Para ese entonces todos pensaban que Lobanovskiy ya estaba de vuelta. Su camino se encontró con el de un decadente Dynamo Kyiv, su amor de toda la vida, lugar donde paradójicamente la dejó.  De un equipo de mitad de tabla en la emergente liga ucraniana y echado por soborno de competencia internacional,  terminó dando vuelta la taba y ganando cinco ligas al hilo y armando un memorable equipo que llegara alas semis de Champions liderado por un pibe que jugaba un poco. En el medio volvió a la selección, pero le fue y lo echaron.

Hasta aquí, lo que se tipeó antes no es más que una breve reseña de alguien que tuvo una historia particular, fue un excelente jugador y se destacó como entrenador. Lo verdaderamente destacable es que los métodos del ucraniano fueron muy adelantados para su tiempo, e incluso muchos no han llegado a este país, hasta que Ramón Díaz puso a su hijo como especialista en informática (?). Igualmente lo anterior sirve para entender porque Lobanovskiy terminó siendo el entrenador que fue.
Básicamente, para Lobanovskiy, el fútbol era un sistema de 22 elementos donde chocaban dos subsistemas de 11 elementos dentro de un área determinada (la cancha) y sujeto determinadas leyes (el reglamento), donde se terminaba imponiendo el subsistema que fuera más fuerte. Pero este análisis estaba sujeto al hecho de que lo que determinaba la fortaleza de ese subsistema, no era la calidad de sus componentes, sino que era la forma en la que actuaban entre si esos componentes. Lisa y llanamente, ganaba el que mejor funcionaba como equipo, no aquel que tuviera mejores jugadores, lo que dicho hoy será una obviedad para algunos, tal vez en esos tiempos no lo fuera. A la luz de lo antes expuesto, hay que ser siome para no darse cuenta de la influencia que la ciencia (y su pasado en ella) tendría sobre su carrera. A tal punto pidió una computadora apenas asumió en Dynamo Kiev (hay que acordarse de que eso fue en el 74’ y en esa época en la URSS era más fácil encontrar un Mc Donalds que una PC) donde recopilaba información sobre sus jugadores y los del rival, estadísticas (como pases mal dados, distancia recorrida, esquemas que mostraban donde se movían los jugadores), planes de entrenamiento, la fafafa dietas para los jugadores, fragmentando para analizar cada componente del juego en su máximo detalle y todo aquello que escapa al ojo del hincha futbolero, pero que en el día de hoy se tienen en cuenta de manera obsesiva de modo de no dejar nada librado al azar.
Asimismo el trabajo de campo y como se reflejaba los domingos, es lo que dio fama al tacticista ucranio a cada partido que sus equipos jugaban. En primer lugar, él esperaba que sus jugadores se adapataran a cualquier situación del juego, es decir que los defensores puedan atacar y los atacantes puedan defender  ¿Recuerdan a Maslov, ese con el que se peleó y se fue del Dynamo como jugador?  Bueno, de él tomo el concepto de presionar bien arriba y de allí los atacantes empezaban a defender y los laterales solían subir al ataque, algo que solo era común en Brasil. Desde esa base, empezaba a acercar su idea al fútbol total bajo el precepto de desarrollar nuevas variantes que no permitan al oponente a adaptarse a su estilo y atacando de manera en las que el rival no esté acostumbrado y eso lo fuerce a cometer errores.  A diferencia del 4-3-3 o incluso 4-2-4, que eran moneda corriente Lobanovskiy implementó un 4-1-3-2, que le permitía achicar espacios hacia adelante presionando o achicar espacios para atrás y saliendo de contra como le ganó al At. Madrid en la final de la Copa Ganadores de Copa del 86’ y que perduró en el tiempo. Más allá de dibujos tácticos, lo que le importaba a Lobanovsky era que sus equipos jugaran a la mayor velocidad posible con una precisión exacta a la hora de pasar la pelota como se veía en el link anterior. Para esto implementó el término de “velocidad colectiva” e incluso a sus jugadores los hacía jugar partidos de fútbol 5 con los ojos vendados a tal fin, además de controlar el aspecto físico como ninguno, dando atención a la recuperación post partido, cosa jamás vista hasta entonces.
Uno ha de suponer de jugar bajo su mando debió ser insoportable incluso, mas que SImeone dado sus métodos de entrenamientos rigurosos, la intromisión en la dieta de los jugadores y esas cosas. Pero Lobanovskiy era considerado por sus dirigidos algo mas que solo un gran entrenador. Cito directamente sus palabras:”No solo tomo en cuenta el aspecto deportivo. Estoy igualmente inspirado por las ideas científicas que me permiten establecer métodos de entrenamiento tanto como por las ideas filosóficas que me permiten organizar el grupo de hombrse que manejo” Además se permitía licencias ideológicas en algunos casos: Si había jugadores al menos del 100% en cualquier aspecto, no jugaban, salvo excepciones como Belanov o Zavarov, de quienes Lobanoskiy consideraba que tenían un talento y entendimiento del juego superior al resto. Además, abundan casos de jugadores que brillaron bajo su mando y que después terminaron haciendo menos de lo esperado o directamente muy mal. Un tal Alexei Mikhailichenko, que para Lobanovskiy era el paradigma del jugador completo, fracasó asquerosamente en Escocia, Rebrov fracasó totalmente en Inglaterra teniendo grandes pergaminos junta a Shevchenko, Belanov era un gran valor (mejor jugador europeo en 1986), pero después de la Perestroika, se fue del ala protectora de Lobanovskiy y terminó preso en Alemania por robar, porque como jugador fracasó y se quedó sin un mango, Zavarov iba a la Juve a reemplazar a Platini, pero fracasó y terminó tratado por depresión y así podemos seguir bocha. Incluso Shevchenko y Kaladze que hicieron grandes carreras sin él, le dicen a quien le interese y a quien no también lo influyente que fue para ellos, a tal punto que Sheva dejó en la tumba de Lobanovskiy la medalla de la Champions que ganara con el Milan como tributo.

Monumento a Lobanovskiy
El estadio Valeriy Lobanovskiy
La vida de Lobanovskiy entró en tiempo de descuento en el mismo lugar en el cual el ucraniano trascendió: el banco de suplentes. Su salud venía deteriorada, pero el infarto que sufrió durante el Dynamo Kiev - FC Metalurh Zaporizhzhya (otro club modesto, pero rico en consonantes) lo condenó a dejar este mundo seis días después. llovieron homenajes en su memeoria: el antes mencionado de Shevchenko, un minuto de silencio en la final de Champions dos días posterior a su deceso y en Dynamo Kiev querido (?) le hicieron un monumento y bautizaron al estadio con su nombre. Tributo mericdo a un pionero del fútbol de hoy. A quien le pese el fútbol de hoy.

lunes, 31 de octubre de 2011

¿Quien es Luther Blissett?

Buena pregunta. Difícilmente encontremos, ya sea casualmente o no, algún jugador de fútbol cuya influencia trascienda mucho (Pero cuando leen esta palabra mucho, quiere decir mucho en serio) las fronteras del fútbol. Oportunamente nos encontremos con algún tipo de esos excepcionales, como Sócrates, que además de ser un jugador de los buenos tenía inquietudes sociales y filosóficas muy amplias. En cambio, otros en vez de acercar el arte a una expresión de masas (En este caso el fútbol) como lo haría Luis Almirante Brown con el arte excelso y la música popular, vieron como se les acerca una manera de expresarse rebelde, polémica, controversial, innovadora, de aquellos inconformistas que pululan en ámbitos como son el arte y la comunicación, sin hacer nada. ¿Cómo? Vamos a verga

Blissett y Barnes, dos buenos muchachos
Luther Loide Blissett nació en Falmouth, Jamaica, pero creció en Inglaterra donde dejó la secundaria para sumarse a las filas juveniles del Watford (Muuucho antes de que Elton John sea el dueño del club, creo que tampoco Elton John era tan loca). Tuvo un coqueteo de muy joven con el primer equipo donde tuvo escaso éxito, hasta que llegó un tal Graham Taylor (técnico de Inglaterra en Italia 90') y lo sacó de las reservas, al mismo tiempo que Watford y Blissett (y sus goles), ya una alianza indisoluble pasaban de la tercera a la primera división inglesa muy rápidamente. Pero también se cruzó con alguien que torcería su destino definitivamente para siempre. El juego del grandote, poco dúctil, pero determinado y con un olfato goleador tremendo como se ve en este resumen de fútbol inglés ochentoso, puro y duro donde Blissett marca el gol del triunfo y se va lesonado, se cruzó con otro jamaiquino crecido en Inglaterra como él, pero que a su vez era gran dribbleador, habilidoso en velocidad y un gran asistidor. Era John Barnes (aquel que según el comentarista de la TV argentina en el mundial 86' fue "el morocho que volvió loco a la defensa argentina" y aquel al que Olarticoechea sacó el gol con su nuca en uno de los milagros mas grandes de la historia de los mundiales).

De más allá del canal de la Mancha se oían historias de un jugador eléctrico, de dos perfiles indeterminados, de gran velocidad y con un ojo letal para tirar centros. Entonces el mítico AC Milan, fue y vio. Pero cuenta la leyenda (y más que nada, las malas lenguas) que por algún motivo, el enviado milanista fue a buscar a John Barnes, pero se confundió y por un millón de libras esterlinas (pequeña fortuna para la época) se compró a Luther Blissett. Como vemos en la foto, entre si no se parecen en nada, aunque alguno podría pensar que Blissett (el de la izquierda) es Danny Glover, compañero de Mel Gibson en Arma Mortal y secuelas. La realidad es que Milan sabía muy bien a quien compraba.
Pero como fue un pase surgido entre todos los rumores y lo que mal empieza mal acaba, Blissett convierte solo 5 goles en 30 partidos y por la mitad de dinero vuelve al Watford, donde continúa su prolífica carrera, se marcha al Bournemouth, vuelve a robar al Watford y ya se dedica a jugar en equipos menores de categorías muy menores. Léase, sigue robando. Luego será entrenador.
La pose resume su paso por Milan
Lo que intento describir en este choclo infumable poco sucinto resumen, no apunta a forjar la leyenda local que es el Blissett de Watford, donde marcó 186 goles en 503 partidos y donde fue votado el máximo ídolo de la historia del club, ni el hecho de que jugó 14 partidos en la selección inglesa, en una época donde hacerlo en su posición era una empresa compleja, ya que surgía un tal Gary Lineker ni ser el primer jugador negro en la historia de la selección inglesa en marcar tres goles y encima en su debut, ignoremos que fue ante Luxemburgo. Tampoco son hechos negativos fue el hecho de que la siempre duramente sarcástica prensa inglesa lo bautizó Luther Missit (lo erra) por su hábito de generarse 20 chances por partido y errar 19.


Como lo anteriormente descripto no fue en vano y todo tiene que ver con todo, hago un cambio de frente, pero para abrir el juego. En los 90' desde Italia hacia otras partes de Europa y Sudámerica surge un movimiento marxista-anarquista-libertario-contestatario-loqueseaquefuere, que se esconde bajo el seudónimo colectivo de "Luther Blissett" que luego degeneró en el "Luther Blissett Project" o LBP.  Por de donde surge el movimiento, se cree que la vinculación con el futbolista surge de su fallido paso por el AC Milan, como si la Cámpora se llama “Movimiento Docto Khumalo” ponele (?) Igual el porqué  de que este personaje fue la imagen de la lucha de un movimiento monolítico en cuanto a ideas conceptos, pero diseminado geográficamente se los debo. El LBP encaminó una batalla contra la industria de la información en general, luchando contra cuestiones como las leyes de propiedad intelectual, la censura, la represión y siempre manipulando información para dejar en evidencia al desmanejo de los medios masivos, siempre atribuyendo su responsabilidad y explicando que fallos de estos medios aprovecharon. En el 99' dejaron de funcionar como movimiento, a través de un "suicidio simbólico como movimiento" aunque operan bajo otro nombre. Uno de sus casos más resonantes fue el de los sacrificios satánicos en Viterbo entre 1995 y 1997, donde decenas de personas de la región de Lacio, en Italia central, elaboraron una espectacular acción donde se simulaban misas negras, sacrificios rituales y caza de brujas en los montes de los alrededores de la ciudad de Viterbo. Los periódicos de la ciudad comenzaron a denunciar los supuestos hechos agregando algunos detalles y la historia acabó en un programa televisivo en horario central con un burdo vídeo que contenía una especie de abuso ritual satánico, dando origen a una psicosis colectiva. La reivindicación fue realizada por Luther Blissett (la persona colectiva) durante el semanario de noticias de la principal cadena televisiva italiana, con una enorme cantidad de evidencia. Los activistas utilizaron la denominación "contrainformación homeopática": introduciendo una dosis controlada de falsedad en los medios, Luther Blissett demostró la falta de profesionalidad de la mayoría de los periodistas y la sinrazón del pánico moral.
Especulose que Luther Blissett estaba molesto con el uso de su nombre con estos fines, otros afirmaban que a no le molestaba y otros decían que le chupaba un huevo, ya que siempre supo del uso de su nombre. Lo cierto es que en un programa del 2004 de la TV inglesa, Blissett (o tal vez su doble Danny Glover) citó del libro "Totò, Peppino e la guerra psichica" (piedra angular del movimiento del LBP) en el italiano original: "Chiunque può essere Luther Blissett, semplicemente adottando il nome Luther Blissett" que se traduce en que cualquiera puede ser Luther Blissett sencillamente adoptando el nombre de Luther Blissett.

Pudiendo hacer cualquier inutil reflexión sobre la carrera de este jugador, como cambió el fútbol inglés de dos décadas a esta parte o el cada vez más dominante rol en esta era de la comunicación (o incomunicación, diría Barón Rojo) de los medios masivos, mientras la humanidad asiste impávida, yo solo quiero aclarar que no estoy haciendo apología de nada y espero que nadie salga a quemar Clarín y TN y se revindique bajo el seudónimo de Luther Blissett (o si, no se bien). Porque a los ídolos hay que cuidarlos y este tipo fue uno, del Watford, si, pero fue un ídolo

lunes, 24 de octubre de 2011

Barbosa, el hombre que murió dos veces

Aquellos que leen esto con frecuencia (son pocos, pero se que alguno hay) se habrán dado cuenta que me gusta meterle humor. En una contienda deportiva suele haber uno que gana y otro que pierde, noción que puede extenderse mas allá de lo estrictamente competitivo. Después de la final del Mundial de 1950, se concibió un hecho histórico, el Maracanazo (que tendrá su lugar posteriormente aquí, porque lo merece) con el cual Uruguay después de 60 años, aún roba con el chamuyo de la garra charrúa logró, tal vez, uno de los mayores batacazos de la historia del deporte y Brasil la pecheó grosso perdió la chance de levantar una Copa Rimet por primera vez, cosa que posteriormente lograría tres en un lapso de doce años. El que perdió mucho mas que una chance de quedar en la historia, fue el arquero brasilero, Moacyr Barbosa.
Me hago eco de la crónica que Juan Villoro (mexicano, escritor, periodista, adepto al fútbol en general) escribió en ocasión del fallecimiento del antes mencionado guardameta. Simplemente es una joyita para quien les escribe. Resume todo lo que logró Barbosa antes del 50' narra el momento que cambió la vida de muchos, consigue identificar a muchos que nos paramos en el arco mas no sea por pasatiempo y no ahorra términos para retratar la crueldad y la ignominia que se hizo carne en Barbosa, de quien el mismo Villoro resumiera:"El primer arquero negro de la historia de la selección brasileña murió pobre, humillado y condenado. La prensa casi no registró su muerte. Barbosa no se habría sorprendido. La segunda muerte de Barbosa será la definitiva"  Sin mas preámbulos los dejo con "Barbosa, el hombre que murió dos veces".

En ocasiones, el tiempo del futbolista se cumple tan cabalmente en la cancha que su vida fuera de ella semeja una borrosa posteridad. El reloj de la reputación no siempre se ajusta al de la biología.
El 8 de abril de 2000 murió Moacyr Barbosa, primer portero negro de la selección brasileña. Unas 30 personas se acercaron a velar el ataúd cubierto por la bandera del desaparecido equipo Ypiranga. Poco antes de que el féretro fuera trasladado al cementerio, un directivo del Vasco de Gama llevó una bandera del club de la franja negra.
En un país donde los futbolistas alcanzan el rango de semidioses, Moacyr Barbosa fue despedido como un fantasma. Poco importó que el portero hubiera contribuido a darle cinco títulos de la liga de Río y un título de Sudamérica al Vasco de Gama. Su tragedia se cifró en un instante del que no podría recuperarse.
La escena ocurrió el 16 de julio de 1950. El recién inaugurado Estadio Maracaná reunió a doscientos mil fanáticos—para la final de la Copa del Mundo entre Brasil y Uruguay. De acuerdo con el reglamento de entonces, el equipo sede le bastaba un empate para levantar el trofeo. Los periódicos de Brasil ya tenían listos los titulares  del día siguiente con desaforados vítores para la oncena verde amarilla. Por su parte, Jules Rimet, inventor de los mundiales, llevaba un discurso en el que elogiaba la destreza de los futbolistas cariocas y la calidez de su público. Aquellas palabras no abandonaron el bolsillo de Rimet.
Más de medio siglo después, millones de brasileños recuerdan el partido. Incluso quienes no lo vieron conocen el episodio que paralizó a un país. Brasil comenzó ganando, con un gol de Friaça, y la torcida pensó que los suyos conquistarían la primera copa de su historia. Cuando Schiaffino anotó para Uruguay, el gozo se mitigó sin apagarse del todo: el empate disminuía la épica pero bastaba para que Brasil saliera campeón. Un lance de muerte decidió el partido: Ghiggia lanzó un tiro cruzado y Moacyr Barbosa, guardameta curtido ante las roscas más sofisticadas del planeta, viajó en pos del balón. La subjetividad de los héroes no siempre tiene que ver con la realidad. El último hombre de Brasil tocó la pelota y se desplomó con alivio en el pasto sagrado de Maracaná. Estaba seguro de haber desviado el tiro de Uruguay. El silencio lo devolvió a un país de espanto donde lo observaban doscientos mil espectadores mudos. La pelota estaba en las redes. Uruguay se había puesto 2 a 1.

El momento fatídico, para que cante Jaime Roos (?)



En la película que narra la vida de Rey Pelé, éste es el momento en el que el joven león se lanza sobre el radio y lo golpea entre sollozos. Brasil perdía en su propia cancha, contra todos los pronósticos. La historia de Pelé iba a ser, en buena medida, la historia de una enmienda. Sus más de mil goles estarían destinados a corregir el que no pudo detener Moacyr Barbosa.
En su relato “Un minuto de ausencia”, François Bott recuerda el triste lance de Luis Arconada, guardameta de la selección española en la final de la Copa Europea de Naciones de 1984. Aunque la Francia de Platini era clara favorita, la victoria legó de un modo inverosímil, con un disparo que hubiera sido atajado en el patio de cualquier escuela. Como si en esa jugada cumpliera la profecía de su nombre, Arconada dejó pasar una pelota tibia que sólo por error podía ser importante.
El drama de Barbosa fue distinto; no cometió una pifia evidente como Arconada: se despistó ante el destino. Creyó hacer lo correcto y de pronto volvió a un mundo que lo veía como un villano.
El protagonista del cuento de Bott es Antoine Mercier, portero curtido en lances difíciles que fracasa ante una jugada simple. ¿Qué sucede? En el momento clave de su carrera, el solitario del equipo hace lo que suelen hacer tantos porteros: piensa de más, se distrae, revisa su vida en cámara lenta. Durante un dichoso lapso de abstracción deambula por sus recuerdos como por un laberinto, se aísla del entorno, tal vez inferior pero más urgente, en el que debe detener una pelota. El tiro enemigo no lleva mucho peligro dentro, pero él está inmerso en su “minuto de ausencia”.
Al igual que Mercier, Barbosa cayó dentro de sí mismo antes de caer en el césped. Curiosamente, su felicidad no se debía a recordar, como su colega francés, un grato episodio sentimental, sino a la infundada creencia de haber hecho lo correcto. Su tristeza se vio agravada por la dicha que la había precedido. Moacyr Barbosa fracasó en su estado de perfecta ilusión, y luego lo supo, y fue peor. “Toda una carrera y toda una vida destrozadas por un minuto de ausencia”, escribe François Bott a propósito de su protagonista.
El trágico portero de Maracaná siguió jugando hasta 1962, y aún obtuvo varios títulos con el Vasco de Gama. En una pieza magistral del periodismo deportivo, escribió Eric Nepomuceno: “Fue siempre un arquero eficaz, elegante ágil, un cuerpo elástico que se dirigía con rápida precisión a la pelota. Pero cometió el peor de los fallos: no logró atrapar la pelota decisiva”. Por su parte, Eduardo Galeano lo recuerda de este modo en El fútbol a sol y sombra : “ a la hora de elegir el arquero del campeonato, los periodistas del Mundial del 50 votaron, por unanimidad, al brasileño Moacyr Barbosa. Barbosa era también, sin duda, el mejor arquero de su país, piernas con resortes, hombre sereno y seguro que transmitía confianza al equipo”. Sin embargo, el prestigio entre los especialistas no pudo devolverle el cariño de la fanaticada.
Los prejuiciosos que nunca faltan lo acusaron de carecer del temple de los jugadores blancos. El primer portero negro de la selección  brasileña tuvo que sufrir la derrota y el desprestigio de su sangre.
Barbosa se jubiló con una pensión de 85 dólares mensuales que luego le mejoró el Vasco de Gama. Durante noches sin número soñó con el gol del desastre y padeció toda clase de humillaciones públicas. En una ocasión, una mujer lo señaló en la calle y le dio a su hijo pequeño: “Ese es Barbosa, el hombre que hizo llorar a un país”.
En 1993 la televisión inglesa rodó un documental para preparar el ambiente del Mundial de Estados Unidos. El equipo de grabación quiso que Barbosa visitara a la selección brasileña, pero el entrenador, Mario Lobo Zagallo, le negó la entrada para impedir que el embajador de la mala suerte contagiara su desgracia a sus muchachos. Cuando lo interrogaron acerca de este incidente, Barbosa miró a una cámara con ojos desolados y dijo que en Brasil la condena máxima por un crimen era de 30 años. En un país sin cadena perpetua sólo él estaba condenado de por vida.
Clotilde, la esposa de Barbosa, murió en 1997. Moacyr la sobrevivió tres años, tiempo suficiente para comprobar el tamaño de su soledad. Finalmente, a los 79 años, el guardameta cayó por última vez.
La primera muerte de aquel hombre había ocurrido medio siglo antes, en la soleada cancha de Maracaná. Recuperemos el trance en la imaginación: Ghiggia lanza su tiro cruzado y el arquero va en pos de la pelota. Sus manos tocan el esférico y lo desvían levemente. Congelemos para siempre la estirada de Moacyr Barbosa. Un joven portero negro está en el aire; siente el contacto con la pelota y cree que ha salvado a los suyos. Es feliz. Está ahí, aislado en el silencio de lo que aún no  se decide, en el instante en que merece que lo recordemos.


Si por algún motivo llegaron hasta aquí sin leer a Villoro (y si lo hicieron también), les dejo un corto que narra la historia que una persona, que traumada por el gol de Ghiggia, vuelve en el tiempo para intentar evitar este gol. Este corto se llama Barbosa y no pueden dejar de verlo, si alguna vez alguno lo consigue subtitulado, avíseme por favor. Igualmente es un poco claro y la historia es de por si explicativa.


lunes, 17 de octubre de 2011

Una historia de termos: Egipto y Argelia

El fútbol es pródigo en rivalidades. Las más conocidas antinomias son aquellas que tienen a clubes como protagonistas, pero también las hay entre selecciones. Muchas veces son con el vecino, como uno que se pelea con esa vecina que te pone un Luismi al palo mientras limpia o ese vecino que te martilla una chapa todo lo que dura un sábado a la mañana. Muchas veces, rivalidades que vienen de otros planos se trasladan al fútbol. Esto se ve mucho en Europa, donde hay enconos como pueden ser Italia-Francia. Y un clásico aparte puede calificarse como Argentina-Brasil, donde se juega a ver quien la tiene mas larga, futbolísticamente hablando.

Egipto es una nación antigua. Sus momias, pirámides y el Nilo lo testimonian con miles de años de historia vividos. De su capital, El Cairo, atravesando el vasto territorio libio y el mucho menos extenso tunecino se llega a la ciudad de Argel, capital de Argelia, país con una historia independiente de 50 años, pero antinómico del antes mencionado Egipto en lo futbolístico. El historial cara a cara ha sido parejo, pero Los Faraones Egipcios a nivel continental son potencia total. Si bien los Zorros Argelinos han jugado en mas mundiales y han dispuesto de una cantera de talento superior, no obtuvieron muchos títulos, al menos como deberían haberlo hecho.
Difícil ha sido determinar el origen de esta rivalidad. Algunos especialistas se remontan previo a la independencia argelina donde había un equipo de fútbol que viajaba por el mundo árabe promocionando la resistencia argelina (dicho sea de paso, Como titularía Cl*rin un equipo que dicen que jugaba muy bien), pero fue vedado en Egipto. Otros indican a que el Islamismo termo en Argelia no tolera el colaboracionismo egipcio con Israel. Cualquiera fuera el motivo ninguno de estos motivos explica una rivalidad que lleva la violencia a flor de piel como ninguna otra en el fútbol internacional (Por este término entiéndase el fútbol entre selecciones).

Hipótesis al margen, el primer incidente se remonta a los juegos Panafricanos de 1978 en Argelia donde un grupo de argelinos tiró piedras junto a la barra de Platense al micro de jugadores egipcios y de paso, fajaron a unos cuantos hinchas. El siguiente incidente fue en 1984 en un preolímpico de cara a Los Angeles, en un partido que ante la sucesión de hechos bochornosos (tanganas constantes) debió suspenderse.

El momento que marcaría lo que era una incipiente rivalidad, dejaría de serlo para pasar al odio visceral es el año 1989. Para poder poner un pie en Fiumicino en 1990(?), la cosa era así si eras de África: Te mandaban a jugar un mano a mano para poder pasar a una ronda de cuatro grupos (salvo que te toque con Togo, Lesotho o Ruanda que no se presentaron), para la cual estabas clasificado si eras uno de los mejores ocho del continente. Como había dos plazas para cuatro grupos, los ganadores de esos grupos jugaban una llave (El ganador del grupo A contra el del B y el del C contra el del D) en la cual el ganador iba a disfrutar de una estate italiana. Para el que perdía, había mierda. En una llave, Camerún (Ganador del grupo C) derrotó con comodidad a Tunez (que se impuso en el D) y los ganadores de los grupos a A y B fueron Argelia y Egipto respectivamente.
Egipto venía en alza después de mucho tiempo, mientras que se iba apagando la buena estrella argelina, después de tres mundiales seguidos y generaciones de mucho talento. Los partidos resultaron ser asuntos muy tensos, muy picados. Para colmo, el miedo a perder resultó ser el dominador a lo largo de la serie. En Argelia, el partido de ida terminó empatado en cero. Esto implicaba que todo se definía en El Cairo ante, según algunos cien mil personas, según otros ciento veinte mil personas. En cualquiera de los dos casos una bocha de gente (?). En el mas glorioso de sus 169 partidos y 69 goles, el talismánico y seguidor de Mubarak Hossam Hassan, dio el pasaje a su Egipto con un cabezazo apenas comenzado el partido. Lo que pasaría después es lo que define todo. Para los argelinos el árbitro tunecino inclino la cancha para Egipto. No se lo bancaron y derivó en un conato de violencia dentro y fuera de la cancha. Muchos heridos fuera. Y dentro, un episodio confuso. Un botellazo proveniente de un jugador argelino vació el ojo del médico egipcio. Todos indicaron que fue el arquero suplente, pero el pato lo pagó la figura del equipo, Belloumi.  Tal es así que sobre él pesó un pedido de captura internacional de la Interpol durante 20 años, que probablemente haya postergado una carrera de alto vuelo, considerando su enorme talento. Este pedido fue levantado (mediante intervención político-diplomática) recién de cara al próximo gran duelo que tendrían ambos equipos, para apaciguar los ánimos. Hacía allí ahora nos lleva esta cronología.

Las bolillas calientes expresaron que Zambia y Ruanda sean partenaires de la lucha que llevarían adelante Egipto y Argelia. El Premio: Un lugar en Sudáfrica 2010. En la segunda fecha sería el partido de ida, en Argelia. La chatura del primer tiempo dio lugar a la emoción en el segundo.  En 15 minutos los argelinos clavaron tres pepas, pero a falta de cinco para el pitazo final, el ya legendario Aboutrika, descontó. El partido de vuelta quedó para la última fecha.
Argelia llegó a El Cairo tres puntos encima de Egipto en medio de un clima muy caldeado. Si Egipto ganaba, debía hacerlo por dos goles de diferencia para forzar un desempate o ganar por un margen mayor o para ir directamente a Sudáfrica. De ocurrir cualquier otra variante, el que iba a sufrir las vuvuzelas la tierra de Mandela era Argelia.
 Incidentes diplomáticos, delitos virtuales, micros apedreados por los hinchas o micros rotos por los propios jugadores de los argelinos, en su aparente costumbre de victimizarse (?) no ayudaron a paliar un clima ardiente. Lo que seguiría después tampoco. Amr Zaki le puso suspenso de entrada con su gol a los 3’. Moteab puso el 2-0 en el quinto minuto de los ocho adicionados (!), esto implicaba, que ante igualdad en todas las situaciones de desempate, había que jugar un definitorio en cancha neutral.
Y se fueron para Khartoum, capital de Sudán (Jartum si lo buscan en Wikipedia) donde hubo mas de lo mismo previo al partido.  Allí, ante 35000 espectadores y la friolera de 15000 policías en un operativo conjuto entre la Federal y la Bonaerense Antar Yahia clavó una memorable volea que se la dejó adentro al Pasman egipcio lo elevará por los siglos de los siglos en el inconsciente colectivo argelino en la mas alta de las consideraciones termo patrióticas. Posterior al partido, mas de lo mismo.

El último de los antecedentes entre estos dos colosos magrebíes se remonta a Angola 2010 donde Egipto logró una venganza lo suficientemente humillante como para no quedar a mano y el fuego de la rivalidad sea aún mayor, cuando le propinó un 4 a 0 que sería la antesala del título para los faraones. De todos modos, el pico de tensión ya había pasado y todo ese circo mediático era parte del pasado para volver a ser algo mas parecido a una contienda deportiva.

Mas allá de que el hilo es narrar una rivalidad, no deja de llamarme la atención en un planeta donde la globalización se lleva puesta las fronteras y las transnacionales hacen lo mismo con los estados y las formas de integración son cada mas y ganan en complejidad, una tribuna de fútbol parece ser unos de los refugios mas termo recalcitrantes del patriotismo.  Tal vez hoy los defensores de una patria no sean mercenarios que se carguen un fusil al hombro, sino que sean mercenarios de pantalones cortos y canilleras. En Estados Unidos no les gusta el soccer en gran medida. Tal vez por eso sigan haciendo la guerra. Toman las armas y se quedan con el petróleo. ¿Sabés que, Obama? A mi dejame la pelota (?)

viernes, 14 de octubre de 2011

Doble Ancho o Doble Camiseta?

Ud. decide. Después de leer esto mande Ancho al 2020 o Camiseta al 2020 (?)
Primero, estimado leyente (?), le explico el concepto (concepto) al cual se aplica el doblecamiseteo, práctica a la cual adhieren muchos hinchas de equipos llamados grandes con equipos de sus barriadas y que suelen ser generalmente mas pedorros (habitualmente del underground del fútbol orgqanizado, esa cosa que han dado en denominar ascenso). Igualmente ocurre con equipos chotos de primera división, que aún no pueden sacar el fantasma de la B de encima de sus historias, como Tigre o All Boys actualmente. Esta tendencia histórica no solo genera innumerable cantidad de barriletes, sino que también mata eso del folklore de nuestro fútbol, actitud cultural, cuyo lado mas extremo ha generado consecuencias nefastas.
A continuación, lo mas jugoso del artículo
A pedido de MI amigo personal, el vk, he cumplido en su momento (y como verán lo aquí también) al traerle la historia de áquel jugador que para algunos ha pasado a la historia como una leyenda impoluta por ser miembro sobresaliente de un muy exclusivo club de jugadores, el de aquellos que jugaran dos finales en Copas del Mundo, del que forman parte algunos muchachos que hicieran algo en el fútbol, por caso el ex-conductor televisivo Maradona, "Debuté-con-un-pibe-pero-ensarté-a-Xuxa" Pelé, Franz "El kaiser" (Nada que ver con el bostero Passarella) Beckenbauer, Lothar"Casi-me-meto-en-Racing" Matthaeus o Zinedine "tucu" Zidane, siendo Monti el único con el excepcional logro de hacerlo con dos selecciones distintas, recordando al lector desprevenido que en el 66' se implantó la regla de que no se podía cambiar de selección con lo cual tuvieron tiempo para romper ese record y lo cual nos libró afortunadamente de un innombrable arquero "Mono" Navarro Piedra (Aunque con las reglas nuevas, podría haber jugado). Otros dirán (Siempre suelo estar de ese lado, mas no es este el caso) que este logro se debió a que Monti era un doblecamisetero vendepatria hijo de puta, a pesar de ser el primer en marcar un gol de una selección argentina en mundiales. En tal caso, sacarán vuestras conclusiones.

Luis Felipe Monti fue algo así como un áspero y rudimentario volante central, terrible en la marca, que cumplía hábilmente el desdoblamiento tan requerido al fútbolista moderno y que revolucionara su puesto. En defensa, se metía entre los dos full-backs (en esa época se llamaba así a solo los dos defensores del 2-3-5 común)
al igual que como explica el bufón mediático Lavolpe al Payaso Mediático Pagani la tarea de Mascherano contra Mexico en el 2006 y que es el aspecto recordado por las crónicas, pero cuando su equipo atacaba, el subía en el campo y desempeñaba una función ofensiva distribuyendo el juego con gran criterio. Esto requería de un despliegue no común en el fútbol de aquella época, lo cual la gran superficie de gramilla que recorría le valió el apodo de "Doble Ancho". Contra lo que creería cualquiera hoy Monti era un tipo de respetable talla, pero agigantaba su imagen su gran personalidad. Recordemos que eran otras épocas y que a un tipo como Monti hoy sus características, le valerían epítetos de tipo bélico como "Guerrero", "Gladiador" y así podemos seguir.
Monti jugó su carrera Huracán, Boca y San Lorenzo en ese orden en la Argentina y luego tras un episodio que detallaremos en profundidad pasó al Juventus. Con la selección Argentina ganó una Copa Ámerica y una medalla plateada olímpica.

No con solo esos antecedentes llegó Monti como lider del team argentino al mundial disputado en territorio oriental en 1930. Al ser el equipo argentino el principal contendiente del cuadro uruguayo, Monti llega a la primera cita mundialista con fama de "mala leche" y pasa a ser el blanco principal de una fuerte campaña de intimidación pública, incluyendo amenazas de muerte. Asimismo, llevaba consigo en el historial una pelea a golpes de puño con su contraparte uruguayo, un tal Lorenzo Fernandez. Francia y Chile fueron los primeros escollos y Monti no pareció inmutarse y siguió con su rudo juego, a tal punto que el chileno Guillermo "El Chato" Subiabre, atacante chileno cansado del maltrato de Monti, le dio un viaje que Monti quedó tirado en el piso.
Resultaba ser que esta presión psicológica a la que Monti estaba sujeto, resultaba ser obra de dos espías de Benito Mussolini, que pergeñaron el maléfico plan de que Monti fuera para atrás en la final del mundo (Argentina y Uruguay eran los mejores equipos de la competencia, y además así estaba arreglado la situación dada, ya que la FIFA siempre hizo negocios grandes espectáculos), para que el argentino promedio (siempre tan barrilete) lo detestara y Monti tuviera que partir hacia Italia (cosa que si bien se cumplió, la gente entendió el dilema de Monti en cuanto se supo). El trabajo de estas dos personas fue tan bien logrado que el alguna vez temerario Monti, no quería jugar la final, y siendo obligado por el gobiero de esas épocas, ya que Monti era en la formación argentina esencial en el plan de juego, aunque lo que pudiera brindar Monti, era mayormente anímico en su temida presencia que por su buen fútbol. Jugó observado bajo la siguiente consigna de estos dos honestos señores del régimen fascista “Dentro de 90 minutos sabremos si tendremos que matarlo a él, a su madre u ofrecerle dinero para que defienda a Italia en el próximo Mundial”.

Llegó el inicio del partido en el recién estrenado Centenario y se jugó con gran intensidad y sin ningún tipo de aprecio por el rival. A pesar de todo este clima áspero, los DT no tenían un rol muy importante (No era época de gurúes motivadores ni tácticos, como Caruso Lombardi u otro), ya que la táctica la manejaban los jugadores, por lo que el técnico argentino Olazar como principal recomendación a los jugadores les espetó un "No coman sanguches de salame antes del partido" (No es joda, padre). El equipo argentino se impuso 2-1 al final del primer tiempo y allí se encendió el cagómetro de Monti, con frases como las siguientes que el mismo Monti cuenta: '“Cuando volvimos para jugar el segundo tiempo había como trescientos milicos con bayonetas caladas. A nosotros no nos iban a defender. Me di cuenta que si tocaba a alguien se prendía la pólvora“. Entonces les dije a mis compañeros: “Estoy cagado, pongan ustedes que yo no puedo“'
Así salió Argentina a la segunda etapa, con una pelota especialmente traída por los uruguayos de Inglaterra. El capitán uruguayo Nasazzi (Ningun nene de pecho, supongo) casi pierde medio comedor, por los codazos del defensor Evaristo, pero la acción mas artera fue del delantero celeste Héctor “el manco” Castro (en su adolescencia perdió su mano derecha con una sierra eléctrica)que le hundió su muñón en el muslo al arquero argentino Juan Botasso, practicándole una paralítica y dejándolo sentido en buena parte del segundo tiempo. Para aquel lector que está leyendo sorprendido de manera absorta, esto era una verdadera final del mundo y se jugaba como tal, no se que carajo esperaba, porque despés de toda la mugre que estoy narrando, sería de pelotudo esperar otra cosa. Finalmente Uruguay se puso 4 a 2 al frente con el gol del manco este y ganó el primer mundial en su tierra (Creo que hoy por hoy para muchos sería alguien con capacidades diferentes y este entre la avivada y el gol casi que ganó un mundial solo).

Dicho y hecho, Monti ganó el repudió del argentinos, que le gritaban afrancesado, maricón y esas cosas y finalmente Monti va a Italia por 6.000 U$S mensuales, auto y casa y en 1934 jugaría para la selección de Benito Mussolini como uno de los tantos oriundi (extranjeros hijos de italianos), lo que sería un gran trato para esa época, pero esa era la selección de Benito (Benito a secas, así lo llamaban los amigos y los que tenían mucha, pero mucha confianza le decían Benito, Camela) que si no ganaba el mundial cada miembro del cuerpo técnico y jugadores sería fusilado por las camisas negras (miembros de la guardia fascista). Llega al Juventus un tanto excedido de peso (¿Fabbiani, alguien?) y tras un mes entrenando solo, recupera la forma y convierte a la Juve en un equipo dominante con su sola presencia.
Paradojas del destino, Monti en el 30' tenía que perder si o si para mantener su vida. Cuatro años después, en la misma situación, si no ganaba el mundial moría. Italia, bajo el mando de Victorio Pozzo, tenía a Monti en un rol fundamental, cubriendo al aparentemente excepcional Monzeglio en defensa y alimentando el juego del talentoso Giusseppe Meazza (Si, el del estadio de la ciudad de Milán), era un equipo muy fuerte, tal vez el mas fuerte, pero el mundial estaba arreglado escrito en los libros del destino (Otra vez) para que gane Italia. Por caso, en los cuartos de final, donde Italia se medía a España. En dicho encuentro los tanos se emplearon con una gran dureza que no fue sancionada por el árbitro. “Menos mal que ganamos. Mejor dicho, ganó Monti. Les pegó a todos, creo que hasta al seleccionador español. El árbitro no vio nada en el gol de Meazza y los españoles le querían matar. Pero eligió: si lo anulaba le mataban los italianos”, indicó Orsi, otro de los argentinos nacionalizado italiano. Esto pinta de cuerpo entero la personalidad de Monti y también el tinte del mundial de 1934 . En semifinales, Monti e Italia enfrentaron a Sindelaar (Unánimemente el mejor jugador europeo de esos tiempos) y su Wunderteam austríaco. Algunas cónicas destacan la impecable marca que realizó el argento sobre Sindelaar (ultimado por los nazis en la segunda guerra mundial) y otros dicen que le dio leña pa' que tenga y guarde. Simplemente incomprobable.
La final alcanzó dimensiones dantescas. El día antes de jugar el decisivo encuentro, Mussolini bajó a la zona de vestuarios y les espetó lo siguiente a los jugadores: “Señores, si los checos son correctos, seremos correctos. Eso ante todo. Pero si nos quieren ganar a prepotentes, el italiano debe de dar el golpe y el adversario caer. Buena suerte para mañana y no se olviden de mi promesa”. Al finalizar su discurso, se llevó las manos al cuello simulado el gesto de un corte. Ya durante el encuentro según indican los reportes, a los italianos se les notaba muy nerviosos. Sabían que se jugaban la vida en cada pelota (Frase remañida por cada equipo de la primera división argentina que pelea el descenso, debieran leer esto). Al descanso se llegó con 0-0 y Mussolini, fue a hablar directamente con el seleccionador, Vittorio Pozzo: “Señor Pozzo, usted es el único responsable del éxito, pero que Dios lo ayude si llega a fracasar”. Lapidario, yo no lo hubiera desafiado a hacerlo. Para colmo, faltando 20 minutos, los checos se ponen al frente. Entonces empata otro de los oriundi (término aún utilizado para  discriminar denominar a aquellos que no hayan nacido en la tierra con forma de bota) , el antes referido Orsi, a quien Monti cagó a patadas y que propició el siguiente diálogo: “Quieto, Luis, no me pegues más, que no soy un rival. ¡Deja de darme patadas!”. A lo que Monti le respondió: “Es que nos salvaste la vida”.

El resto es historia, el fenomenal Schiavio (no confundir con Schiavi ni con escabio) ganó el mundial con su gol, Monti se retiró poco después (En un Inglaterra-Italia conocido como la masacre de Highbury, la cancha del Arsenal), tuvo una intrascendente carrera como técnico y dejó este mundo sin que lo liquiden en un partido de fútbol, como bien le pudo haber pasado. La lectura que hago en base a la sentencia anterior es que si un tipo como Monti, paradigma de los guapos entre los guapos, que se comía a los pibes crudos, una especie de Dios Pampeano de la guerra en un campo de fútbol, tuvo que hacer lo que hizo, que no venga ninguno de estos forros cagones multimillonarios a decir que dan la vida por la camiseta de la selección argentina. #HolaTevez