Ud. decide. Después de leer esto mande Ancho al 2020 o Camiseta al 2020 (?)
Primero, estimado leyente (?), le explico el concepto (concepto) al cual se aplica el doblecamiseteo, práctica a la cual adhieren muchos hinchas de equipos llamados grandes con equipos de sus barriadas y que suelen ser generalmente mas pedorros (habitualmente del underground del fútbol orgqanizado, esa cosa que han dado en denominar ascenso). Igualmente ocurre con equipos chotos de primera división, que aún no pueden sacar el fantasma de la B de encima de sus historias, como Tigre o All Boys actualmente. Esta tendencia histórica no solo genera innumerable cantidad de barriletes, sino que también mata eso del folklore de nuestro fútbol, actitud cultural, cuyo lado mas extremo ha generado consecuencias nefastas.
A continuación, lo mas jugoso del artículo
A pedido de MI amigo personal, el vk, he cumplido en su momento (y como verán lo aquí también) al traerle la historia de áquel jugador que para algunos ha pasado a la historia como una leyenda impoluta por ser miembro sobresaliente de un muy exclusivo club de jugadores, el de aquellos que jugaran dos finales en Copas del Mundo, del que forman parte algunos muchachos que hicieran algo en el fútbol, por caso el ex-conductor televisivo Maradona, "Debuté-con-un-pibe-pero-ensarté-a-Xuxa" Pelé, Franz "El kaiser" (Nada que ver con el bostero Passarella) Beckenbauer, Lothar"Casi-me-meto-en-Racing" Matthaeus o Zinedine "tucu" Zidane, siendo Monti el único con el excepcional logro de hacerlo con dos selecciones distintas, recordando al lector desprevenido que en el 66' se implantó la regla de que no se podía cambiar de selección con lo cual tuvieron tiempo para romper ese record y lo cual nos libró afortunadamente de un innombrable arquero "Mono" Navarro Piedra (Aunque con las reglas nuevas, podría haber jugado). Otros dirán (Siempre suelo estar de ese lado, mas no es este el caso) que este logro se debió a que Monti era un doblecamisetero vendepatria hijo de puta, a pesar de ser el primer en marcar un gol de una selección argentina en mundiales. En tal caso, sacarán vuestras conclusiones.
Luis Felipe Monti fue algo así como un áspero y rudimentario volante central, terrible en la marca, que cumplía hábilmente el desdoblamiento tan requerido al fútbolista moderno y que revolucionara su puesto. En defensa, se metía entre los dos full-backs (en esa época se llamaba así a solo los dos defensores del 2-3-5 común) al igual que como explica el bufón mediático Lavolpe al Payaso Mediático Pagani la tarea de Mascherano contra Mexico en el 2006 y que es el aspecto recordado por las crónicas, pero cuando su equipo atacaba, el subía en el campo y desempeñaba una función ofensiva distribuyendo el juego con gran criterio. Esto requería de un despliegue no común en el fútbol de aquella época, lo cual la gran superficie de gramilla que recorría le valió el apodo de "Doble Ancho". Contra lo que creería cualquiera hoy Monti era un tipo de respetable talla, pero agigantaba su imagen su gran personalidad. Recordemos que eran otras épocas y que a un tipo como Monti hoy sus características, le valerían epítetos de tipo bélico como "Guerrero", "Gladiador" y así podemos seguir.
Monti jugó su carrera Huracán, Boca y San Lorenzo en ese orden en la Argentina y luego tras un episodio que detallaremos en profundidad pasó al Juventus. Con la selección Argentina ganó una Copa Ámerica y una medalla plateada olímpica.
No con solo esos antecedentes llegó Monti como lider del team argentino al mundial disputado en territorio oriental en 1930. Al ser el equipo argentino el principal contendiente del cuadro uruguayo, Monti llega a la primera cita mundialista con fama de "mala leche" y pasa a ser el blanco principal de una fuerte campaña de intimidación pública, incluyendo amenazas de muerte. Asimismo, llevaba consigo en el historial una pelea a golpes de puño con su contraparte uruguayo, un tal Lorenzo Fernandez. Francia y Chile fueron los primeros escollos y Monti no pareció inmutarse y siguió con su rudo juego, a tal punto que el chileno Guillermo "El Chato" Subiabre, atacante chileno cansado del maltrato de Monti, le dio un viaje que Monti quedó tirado en el piso.
Resultaba ser que esta presión psicológica a la que Monti estaba sujeto, resultaba ser obra de dos espías de Benito Mussolini, que pergeñaron el maléfico plan de que Monti fuera para atrás en la final del mundo (Argentina y Uruguay eran los mejores equipos de la competencia, y además así estabaarreglado la situación dada, ya que la FIFA siempre hizo negocios grandes espectáculos), para que el argentino promedio (siempre tan barrilete) lo detestara y Monti tuviera que partir hacia Italia (cosa que si bien se cumplió, la gente entendió el dilema de Monti en cuanto se supo). El trabajo de estas dos personas fue tan bien logrado que el alguna vez temerario Monti, no quería jugar la final, y siendo obligado por el gobiero de esas épocas, ya que Monti era en la formación argentina esencial en el plan de juego, aunque lo que pudiera brindar Monti, era mayormente anímico en su temida presencia que por su buen fútbol. Jugó observado bajo la siguiente consigna de estos dos honestos señores del régimen fascista “Dentro de 90 minutos sabremos si tendremos que matarlo a él, a su madre u ofrecerle dinero para que defienda a Italia en el próximo Mundial”.
Llegó el inicio del partido en el recién estrenado Centenario y se jugó con gran intensidad y sin ningún tipo de aprecio por el rival. A pesar de todo este clima áspero, los DT no tenían un rol muy importante (No era época de gurúes motivadores ni tácticos, como Caruso Lombardi u otro), ya que la táctica la manejaban los jugadores, por lo que el técnico argentino Olazar como principal recomendación a los jugadores les espetó un "No coman sanguches de salame antes del partido" (No es joda, padre). El equipo argentino se impuso 2-1 al final del primer tiempo y allí se encendió el cagómetro de Monti, con frases como las siguientes que el mismo Monti cuenta: '“Cuando volvimos para jugar el segundo tiempo había como trescientos milicos con bayonetas caladas. A nosotros no nos iban a defender. Me di cuenta que si tocaba a alguien se prendía la pólvora“. Entonces les dije a mis compañeros: “Estoy cagado, pongan ustedes que yo no puedo“'
Así salió Argentina a la segunda etapa, con una pelota especialmente traída por los uruguayos de Inglaterra. El capitán uruguayo Nasazzi (Ningun nene de pecho, supongo) casi pierde medio comedor, por los codazos del defensor Evaristo, pero la acción mas artera fue del delantero celeste Héctor “el manco” Castro (en su adolescencia perdió su mano derecha con una sierra eléctrica)que le hundió su muñón en el muslo al arquero argentino Juan Botasso, practicándole una paralítica y dejándolo sentido en buena parte del segundo tiempo. Para aquel lector que está leyendo sorprendido de manera absorta, esto era una verdadera final del mundo y se jugaba como tal, no se que carajo esperaba, porque despés de toda la mugre que estoy narrando, sería de pelotudo esperar otra cosa. Finalmente Uruguay se puso 4 a 2 al frente con el gol del manco este y ganó el primer mundial en su tierra (Creo que hoy por hoy para muchos sería alguien con capacidades diferentes y este entre la avivada y el gol casi que ganó un mundial solo).
Dicho y hecho, Monti ganó el repudió del argentinos, que le gritaban afrancesado, maricón y esas cosas y finalmente Monti va a Italia por 6.000 U$S mensuales, auto y casa y en 1934 jugaría para la selección de Benito Mussolini como uno de los tantos oriundi (extranjeros hijos de italianos), lo que sería un gran trato para esa época, pero esa era la selección de Benito (Benito a secas, así lo llamaban los amigos y los que tenían mucha, pero mucha confianza le decían Benito, Camela) que si no ganaba el mundial cada miembro del cuerpo técnico y jugadores sería fusilado por las camisas negras (miembros de la guardia fascista). Llega al Juventus un tanto excedido de peso (¿Fabbiani, alguien?) y tras un mes entrenando solo, recupera la forma y convierte a la Juve en un equipo dominante con su sola presencia.
Paradojas del destino, Monti en el 30' tenía que perder si o si para mantener su vida. Cuatro años después, en la misma situación, si no ganaba el mundial moría. Italia, bajo el mando de Victorio Pozzo, tenía a Monti en un rol fundamental, cubriendo al aparentemente excepcional Monzeglio en defensa y alimentando el juego del talentoso Giusseppe Meazza (Si, el del estadio de la ciudad de Milán), era un equipo muy fuerte, tal vez el mas fuerte, pero el mundial estabaarreglado escrito en los libros del destino (Otra vez) para que gane Italia. Por caso, en los cuartos de final, donde Italia se medía a España. En dicho encuentro los tanos se emplearon con una gran dureza que no fue sancionada por el árbitro. “Menos mal que ganamos. Mejor dicho, ganó Monti. Les pegó a todos, creo que hasta al seleccionador español. El árbitro no vio nada en el gol de Meazza y los españoles le querían matar. Pero eligió: si lo anulaba le mataban los italianos”, indicó Orsi, otro de los argentinos nacionalizado italiano. Esto pinta de cuerpo entero la personalidad de Monti y también el tinte del mundial de 1934 . En semifinales, Monti e Italia enfrentaron a Sindelaar (Unánimemente el mejor jugador europeo de esos tiempos) y su Wunderteam austríaco. Algunas cónicas destacan la impecable marca que realizó el argento sobre Sindelaar (ultimado por los nazis en la segunda guerra mundial) y otros dicen que le dio leña pa' que tenga y guarde. Simplemente incomprobable.
La final alcanzó dimensiones dantescas. El día antes de jugar el decisivo encuentro, Mussolini bajó a la zona de vestuarios y les espetó lo siguiente a los jugadores: “Señores, si los checos son correctos, seremos correctos. Eso ante todo. Pero si nos quieren ganar a prepotentes, el italiano debe de dar el golpe y el adversario caer. Buena suerte para mañana y no se olviden de mi promesa”. Al finalizar su discurso, se llevó las manos al cuello simulado el gesto de un corte. Ya durante el encuentro según indican los reportes, a los italianos se les notaba muy nerviosos. Sabían que se jugaban la vida en cada pelota (Frase remañida por cada equipo de la primera división argentina que pelea el descenso, debieran leer esto). Al descanso se llegó con 0-0 y Mussolini, fue a hablar directamente con el seleccionador, Vittorio Pozzo: “Señor Pozzo, usted es el único responsable del éxito, pero que Dios lo ayude si llega a fracasar”. Lapidario, yo no lo hubiera desafiado a hacerlo. Para colmo, faltando 20 minutos, los checos se ponen al frente. Entonces empata otro de los oriundi (término aún utilizado paradiscriminar denominar a aquellos que no hayan nacido en la tierra con forma de bota) , el antes referido Orsi, a quien Monti cagó a patadas y que propició el siguiente diálogo: “Quieto, Luis, no me pegues más, que no soy un rival. ¡Deja de darme patadas!”. A lo que Monti le respondió: “Es que nos salvaste la vida”.
El resto es historia, el fenomenal Schiavio (no confundir con Schiavi ni con escabio) ganó el mundial con su gol, Monti se retiró poco después (En un Inglaterra-Italia conocido como la masacre de Highbury, la cancha del Arsenal), tuvo una intrascendente carrera como técnico y dejó este mundo sin que lo liquiden en un partido de fútbol, como bien le pudo haber pasado. La lectura que hago en base a la sentencia anterior es que si un tipo como Monti, paradigma de los guapos entre los guapos, que se comía a los pibes crudos, una especie de Dios Pampeano de la guerra en un campo de fútbol, tuvo que hacer lo que hizo, que no venga ninguno de estos forros cagones multimillonarios a decir que dan la vida por la camiseta de la selección argentina.#HolaTevez
Luis Felipe Monti fue algo así como un áspero y rudimentario volante central, terrible en la marca, que cumplía hábilmente el desdoblamiento tan requerido al fútbolista moderno y que revolucionara su puesto. En defensa, se metía entre los dos full-backs (en esa época se llamaba así a solo los dos defensores del 2-3-5 común) al igual que como explica el bufón mediático Lavolpe al Payaso Mediático Pagani la tarea de Mascherano contra Mexico en el 2006 y que es el aspecto recordado por las crónicas, pero cuando su equipo atacaba, el subía en el campo y desempeñaba una función ofensiva distribuyendo el juego con gran criterio. Esto requería de un despliegue no común en el fútbol de aquella época, lo cual la gran superficie de gramilla que recorría le valió el apodo de "Doble Ancho". Contra lo que creería cualquiera hoy Monti era un tipo de respetable talla, pero agigantaba su imagen su gran personalidad. Recordemos que eran otras épocas y que a un tipo como Monti hoy sus características, le valerían epítetos de tipo bélico como "Guerrero", "Gladiador" y así podemos seguir.
Monti jugó su carrera Huracán, Boca y San Lorenzo en ese orden en la Argentina y luego tras un episodio que detallaremos en profundidad pasó al Juventus. Con la selección Argentina ganó una Copa Ámerica y una medalla plateada olímpica.
No con solo esos antecedentes llegó Monti como lider del team argentino al mundial disputado en territorio oriental en 1930. Al ser el equipo argentino el principal contendiente del cuadro uruguayo, Monti llega a la primera cita mundialista con fama de "mala leche" y pasa a ser el blanco principal de una fuerte campaña de intimidación pública, incluyendo amenazas de muerte. Asimismo, llevaba consigo en el historial una pelea a golpes de puño con su contraparte uruguayo, un tal Lorenzo Fernandez. Francia y Chile fueron los primeros escollos y Monti no pareció inmutarse y siguió con su rudo juego, a tal punto que el chileno Guillermo "El Chato" Subiabre, atacante chileno cansado del maltrato de Monti, le dio un viaje que Monti quedó tirado en el piso.
Resultaba ser que esta presión psicológica a la que Monti estaba sujeto, resultaba ser obra de dos espías de Benito Mussolini, que pergeñaron el maléfico plan de que Monti fuera para atrás en la final del mundo (Argentina y Uruguay eran los mejores equipos de la competencia, y además así estaba
Llegó el inicio del partido en el recién estrenado Centenario y se jugó con gran intensidad y sin ningún tipo de aprecio por el rival. A pesar de todo este clima áspero, los DT no tenían un rol muy importante (No era época de gurúes motivadores ni tácticos, como Caruso Lombardi u otro), ya que la táctica la manejaban los jugadores, por lo que el técnico argentino Olazar como principal recomendación a los jugadores les espetó un "No coman sanguches de salame antes del partido" (No es joda, padre). El equipo argentino se impuso 2-1 al final del primer tiempo y allí se encendió el cagómetro de Monti, con frases como las siguientes que el mismo Monti cuenta: '“Cuando volvimos para jugar el segundo tiempo había como trescientos milicos con bayonetas caladas. A nosotros no nos iban a defender. Me di cuenta que si tocaba a alguien se prendía la pólvora“. Entonces les dije a mis compañeros: “Estoy cagado, pongan ustedes que yo no puedo“'
Así salió Argentina a la segunda etapa, con una pelota especialmente traída por los uruguayos de Inglaterra. El capitán uruguayo Nasazzi (Ningun nene de pecho, supongo) casi pierde medio comedor, por los codazos del defensor Evaristo, pero la acción mas artera fue del delantero celeste Héctor “el manco” Castro (en su adolescencia perdió su mano derecha con una sierra eléctrica)que le hundió su muñón en el muslo al arquero argentino Juan Botasso, practicándole una paralítica y dejándolo sentido en buena parte del segundo tiempo. Para aquel lector que está leyendo sorprendido de manera absorta, esto era una verdadera final del mundo y se jugaba como tal, no se que carajo esperaba, porque despés de toda la mugre que estoy narrando, sería de pelotudo esperar otra cosa. Finalmente Uruguay se puso 4 a 2 al frente con el gol del manco este y ganó el primer mundial en su tierra (Creo que hoy por hoy para muchos sería alguien con capacidades diferentes y este entre la avivada y el gol casi que ganó un mundial solo).
Dicho y hecho, Monti ganó el repudió del argentinos, que le gritaban afrancesado, maricón y esas cosas y finalmente Monti va a Italia por 6.000 U$S mensuales, auto y casa y en 1934 jugaría para la selección de Benito Mussolini como uno de los tantos oriundi (extranjeros hijos de italianos), lo que sería un gran trato para esa época, pero esa era la selección de Benito (Benito a secas, así lo llamaban los amigos y los que tenían mucha, pero mucha confianza le decían Benito, Camela) que si no ganaba el mundial cada miembro del cuerpo técnico y jugadores sería fusilado por las camisas negras (miembros de la guardia fascista). Llega al Juventus un tanto excedido de peso (¿Fabbiani, alguien?) y tras un mes entrenando solo, recupera la forma y convierte a la Juve en un equipo dominante con su sola presencia.
Paradojas del destino, Monti en el 30' tenía que perder si o si para mantener su vida. Cuatro años después, en la misma situación, si no ganaba el mundial moría. Italia, bajo el mando de Victorio Pozzo, tenía a Monti en un rol fundamental, cubriendo al aparentemente excepcional Monzeglio en defensa y alimentando el juego del talentoso Giusseppe Meazza (Si, el del estadio de la ciudad de Milán), era un equipo muy fuerte, tal vez el mas fuerte, pero el mundial estaba
La final alcanzó dimensiones dantescas. El día antes de jugar el decisivo encuentro, Mussolini bajó a la zona de vestuarios y les espetó lo siguiente a los jugadores: “Señores, si los checos son correctos, seremos correctos. Eso ante todo. Pero si nos quieren ganar a prepotentes, el italiano debe de dar el golpe y el adversario caer. Buena suerte para mañana y no se olviden de mi promesa”. Al finalizar su discurso, se llevó las manos al cuello simulado el gesto de un corte. Ya durante el encuentro según indican los reportes, a los italianos se les notaba muy nerviosos. Sabían que se jugaban la vida en cada pelota (Frase remañida por cada equipo de la primera división argentina que pelea el descenso, debieran leer esto). Al descanso se llegó con 0-0 y Mussolini, fue a hablar directamente con el seleccionador, Vittorio Pozzo: “Señor Pozzo, usted es el único responsable del éxito, pero que Dios lo ayude si llega a fracasar”. Lapidario, yo no lo hubiera desafiado a hacerlo. Para colmo, faltando 20 minutos, los checos se ponen al frente. Entonces empata otro de los oriundi (término aún utilizado para
El resto es historia, el fenomenal Schiavio (no confundir con Schiavi ni con escabio) ganó el mundial con su gol, Monti se retiró poco después (En un Inglaterra-Italia conocido como la masacre de Highbury, la cancha del Arsenal), tuvo una intrascendente carrera como técnico y dejó este mundo sin que lo liquiden en un partido de fútbol, como bien le pudo haber pasado. La lectura que hago en base a la sentencia anterior es que si un tipo como Monti, paradigma de los guapos entre los guapos, que se comía a los pibes crudos, una especie de Dios Pampeano de la guerra en un campo de fútbol, tuvo que hacer lo que hizo, que no venga ninguno de estos forros cagones multimillonarios a decir que dan la vida por la camiseta de la selección argentina.
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