Del 77’ al 98’, que es donde retomaremos esta secuencia
histórica, a Japón le costó mucho tener jugadores que pudieran insertarse en la
escala global. Solo tres habían tenido éxito en llegar al viejo continente y
con suerte dispar. Pero la situación había cambiado bastante en la isla donde
el fútbol siempre tuvo interés, pero nunca pudo hacerse parte de la rutina, la
vida diaria. En primer lugar, los equipos dejaron de ser ese grupo de operarios
entusiastas mas algún extranjero rentado que representaban megaempresas. La
J-League aglutinó a esas megaempresas y empezaron a bancar a equipos
enteramente profesionales, compuestos de jugadores nativos mas estrellas
extranjeras en declive, lo que acercó a la gente mas al futbol. Además, empezó
a pagar dividendos un sistema de formación de juveniles basados en el sistema
escolar, lo que sumado a lo anterior, permitió que Japón llegara por primera
vez a un mundial. La próxima etapa de desarrollo era que esos jugadores
pudieran dar un salto de competitividad en nuevas pasturas
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La Beckhamización de Nakata |
A pesar del sapo de Kazu como antecedente inmediato, hubo un
equipo italiano que volvió a buscar a un jugador nipón para volver a militar en
la Serie A. El club: Perugia, el jugador Hidetoshi Nakata. Para esa época,
Nakata no solo era un tipo con peinados excéntricos y colores varios. Era un
jugador que era de lo mejor en su continente, venía de jugar un buen mundial
(Francia 98’) tenía solo 21 años, era buen pasador y un fantástico rematador
con pelota en movimiento. El presentimiento no falló. Nakata se convirtió en un
modelo para todos los jugadores asiáticos dentro y fuera del campo. Fuera del
campo porque se convirtió en una especie de Beckham asiático y cara marketinera
de Japón ante el mundial que organizara frente a Corea en 2002. Dentro de él,
10 goles en su primera temporada, le valieron el pase a la Roma, donde ganó un
título junto al Bati y Totti. Después el Parma puso 27 millones de euros y jugó
bastante bien, pero su nivel cayó y para el 2003 fue a préstamo al Bologna, un
año después a la Fiore y otro año después estaba en el Bolton inglés. Después
de un olvidable mundial para Japón en 2006, a los 29 años colgó los tinbos. Pero es justo decir que para el emergente mercado asiático, Nakata estuvo en el momento justo en el lugar ideal antes que nada por lo que hizo en la cancha
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Le pegaba con un broli |
Mientras Nakata brillaba en el Parma, otro compatriota
empezaba a hacer carrera a su sombra en Italia, aunque no por eso fue menos
exitoso: Shunsuke Nakamura. Nakamura, cuyos antecedentes eran tener un
asteroide a su nombre (si, ud. leyó bien: un puto ASTEROIDE), y dentro del
campo dejuego era un enganche de gran visión de juego y pegada finísima depelota parada, surgió del Yokohama Marinos y después de que Troussier lo dejara
fuera del mundial del 2002 por no encajar en su esquema, armó las valijas y se
fue a Reggina, donde estuvo seis meses a préstamo hasta que el club italiano
compró su pase. Mantuvo un buen nivel,
pero no lograría tener un impacto muy grande. De todos modos, fue suficiente
para atraer a varios equipos importantes de Europa y terminó recalando en el
Celtic. Su buen juego y enorme calidad para los tiros libres, lo convirtieron
el favorito instantáneo de la hermosa gente de la mitad católica de la Old Firm.
En ese período, se convirtió en el primer jugador japonés en anotar en el
formato moderno de Champions League, un gol memorable de tiro libre suyo ante
el Manchester United le permitió pasar de fase al Celtic por primera vez en la
historia del formato moderno de la misma competición.
Vencido una vez su contrato con ese equipo escocés, Nakamura
quiso volver al Yokohama, pero no lo dejaron, bajo la sospecha de que Shinsuke
estaba roto. En su lugar fue a Espanyol y Shinsuke jugó poco y nada,
confirmando que estaba roto. Fue su último paso por Europa, ya que volvió a
Japón, al mismo tiempo que se retiró de su selección después del mundial en
Sudáfrica igual que el Chino Garcé
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Ningún muñeco |
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¿Mala leche? Ni ahí |
Llega la hora de la amnistía para alguien, fácilmente
vilipendiado en este lado del mundo. Con menos éxito y brillo, pero al mismo
tiempo que Nakamura, llegamos al tercer jugador japonés en la historia de la Bundesliga, retomando un
camino abierto hace mucho por Okudera y Ozaki y que marcó el sendero para
muchos que llegaran después a tierras teutonas y lo hicieron con un éxito mucho
mayor con la que lo hizo el propietario de la temática de este párrafo. Si ud.
es hincha de B*ca se cegará y no entenderá ni los motivos anteriores ni que
aquí hablamos de japoneses que dejaron
de alguna marca su marca en Europa y probablemente me vayan a buscar a
Segurola y Habana 4310 octavo Piso rompan el monitor en un par de líneas.
Hablo de ese hombre que un pasquín deportivo argento bautizó “Van Pasten”. Si,
Naohiro Takahara. Después de que lo limpiaran y se fuera con el cartelito de “Tongo
precursor del MetroBus” “Negociado de Mauri”, volvió a Japón por poco
tiempo y se fue para jugar en el Hamburgo, un equipo más que respetable. Su paso de tres años por ese club dejó 13
goles en 97 partidos, pero su posterior paso por el Eintracht Frankfurt dejó 18
tantos en 49 partidos en un año y medio (después de liderar el ataque japonés
en el mundial de Alemania) permitió forjar grata imagen de Taka, le valió el
cariño de la gente que hasta le dedicó un cantito que no me puedo sacar de la
cabeza. Incluso, el bueno de Taka, saltaba igual que la gente durante el canto.
Luego, se volvió a Japón, jugó en Corea y aún sigue en Japón. Después del paso
de Taka, de alguna manera un montón de jugadores de la tierra de los Samurais Cellay
vieron como se les abrían las puertas de Alemania y hacia allí acudieron en
masa.
Hasta aquí contamos historias de éxito de japoneses en
Alemania e Italia (leve excepción de Nakamura) que podrían dar la idea al
lector de una especie de cooperación pos-Segunda Guerra Mundial en el plano
futbolístico de las potencias del eje (?). Pero había ponjas en otras ligas
grandes corriendo suerte levemente dispar a la de sus compatriotas mas ilustres,
pero con momentos a veces destacables, a veces olvidables. Como por ejemplo
Junichi Inamoto. Contratado para llegar a la Premier y nada mas ni nada menos
que para jugar en el Arsenal de Grondona Wenger (Quien trabajara un
tiempo en Japón), ni jugó ni un minuto allí. Después pasó al Fulham, donde
anduvo mas que bien, hasta que se rompió todo jugando para su selección.
Después fue al West Bromwich, donde empezó mal, fue a préstamo al Cardiff y
allí volvió a retomar su nivel. Pegó pase al Galatasaray por un año, se reunió
con su antes mencionado compatriota Takahara en el Eintracht y antes de volver
a Japón, jugó en el Rennes
Menos afortunado y prolífico que Inamoto era un joven
enganche destinado a un futuro brillante, Shinji Ono, que llegó al Feyenoord en
Holanda y llegó a tener un éxito efímero en esa liga convirtiéndose en el
primer japonés en ganar un trofeo europeo (Copa UEFA 2002). Lástima que al
toque se rompió todo y se tuvo que volver a Japón. Después, el oriundo de
Hokkaido volvió a Alemania con el Bochum, pero siempre roto.
En el mismo tenor que Ono, Shoji Jo rompía redes de
pibe en todo Japón, pero ni siquiera tuvo una temporada completa en el
Valladolid porque se hizo bosta la rodilla. E incluso antes que eso ni le había
ido bien. Pero nadie le quitaría el privilegio de ser el primer japonés en
jugar en la Liga española.
Por último, cuando Philippe Troussier, asumió funciones en
el Olympique Marsella, se acordó de que había dirigido a Nakata. Pero no de
Hidetoshi, sino de Koji, también conocido como “El otro Nakata”. Volante de
contención, también dado a trabajar algunos puestos de la defensa, tuvo un paso
olvidable por Le Championnat (mayormente porque Troussier duró lo que un pedo
en una canasta). Pero se fue a Suiza y tuvo un buen paso.
Hoy por hoy el fútbol doméstico japonés se ve debilitado por
la mentalidad dominante de otros años, donde se ve a Europa como la meca del
fútbol, con muchos jugadores en ligas falopa como Colombia, Bolivia y
Jamaica Letonia, Estonia, Croacia, Dinamarca y el ascenso europeo y que
podrían fortalecer la liga local y la salud del fútbol en su tierra. Pero a su
vez hay jugadores encumbrados como Yuto Nagatomo en el Inter, uno de los
mejores laterales de la actualidad aunque igual no pudo jubilar a Zanetti
o la nueva joyita del Manchester United Shinji Kagawa, un fantástico jugador cuya
carrera será arruinada por Ferguson, que siguiera el camino del lejano
Okudera o el mas cercano y entrañable Taka y llegara al viejo mundo vía
Germania.
Por ahí dejaron de ver y soñar dibujitos y ponerse a patear,
porque se dieron cuenta que, como dicen en algunos lugares de Sudámerica, si se
puede