Japón y el fútbol. Relación extraña si las hay. El fútbol lápiz
japonés solo lleva de profesionalismo 20 años en su liga y el primer contacto
que muchos de nuestra generación tuvimos con este fútbol fue con ese animé
llamado Supercampeones, lo cual implica que hay una generación entera de
siomes que si les preguntan quienes fueron los primeros japoneses en jugar
en Europa responderán con certeza que fueron Aoi Shingo, Steve Kyuga y Benji
Price. Algunos, que todavía mantenemos algún punto de contacto con la
realidad crecimos viendo el fútbol italiano de la segunda mitad de los 90’
recordaremos a ese exótico Nakata o antes a Kazu Miura en el menor de los
casos. Entonces, para no ahondar en África o tras la cortina de hierro, nos
correremos de allí bocha (?) mas hacia el oriente y la idea es que el repaso de
aquellos nipones que trascendieran en Europa, de alguna manera nos ayude a
hacer un somero, pero sustancioso repaso de la historia del juego en la tierra
del sol naciente y a su vez, nos llevemos alguna sorpresa.
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"Bigoten" Okudera en Colonia |
Hasta la creación de la J-League, el fútbol japonés
básicamente estaba compuesto por aquellas compañías, que armaban equipos de
fútbol para dar un rato de esparcimiento a sus trabajadores fuera del horario laboral. Es decir que, los
tipos salían de laburar e iban a jugar por amor al juego, aunque también a
algunos extranjeros solo se les pagaba por jugar. Una de esas compañías era la
Furukawa Electric que por el año 1977 organizó una gira para que los muchachos
de la compañía se nutrieran del por ese entonces poderosísimo futbol alemán. Un
mediocampista zurdo, veloz y buena capacidad para centrar pelotas de nombre
Yasuhiko Okudera, causó buena impresión y le ofrecieron quedarse a jugar
profesionalmente en el Koln. Enorme salto dio Okudera, porque no solo se
convirtió en el primer jugador profesional japonés, sino que también lo hizo en
un equipo de los que peleaba una liga de las mas poderosas en Europa en ese
entonces, jugando a la par de Littbarski y Harald Schumacher por ejemplo. No solo eso, sino que ganó la primer liga que
jugó con el Colonia, amén de ser también fue el primer jugador nipón en anotaren competencias europeas ante el Nottingham Forest, en otro lugar que la
historia le guardó desde el lado equivocado a Peter Shilton. Mas allá de lo que
fue el hito histórico, ese gol desde el banco del hombre nacido en Kazuno
permitió a los teutones pasar a la final de la Copa Europea.
Cuando el entrenador que lo dejó en Alemania se fue del
Koln, pasó un año por el Hertha en la segunda división alemana, pero a la
temporada siguiente pasó al recién ascendido a la Bundesliga Werder Bremen.
Allí tuvo su mejor momento en la tierra del chucrut, de la mano de un
entrenador que lo cambió de banda y le sacó sus mejores rendimientos. Ese entrenador
era un tal Otto Rehhagel, que entre otras cosas logró la increíble hazaña de
sacar a Grecia campeón de la Eurocopa 2004. Despues de once años en los que
jugó 259 partidos con 34 goles, Okudera volvió a su Furukawa Electric querido,
pero no como operario, sino como el primer jugador japonés profesional en jugar
en su país en la historia, en lo que fue la piedra fundacional para
profesionalizar el futbol en ese conjunto de islas.
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Ozaki: Delantero, Autopartista, Fantasma de la Ópera |
A pesar de la prolífica campaña de Okudera en Alemania, no
alcanzó para que en Europa el jugador japonés deje de ser considerado como
exótico, pero por sobre todas las cosas, las condiciones en Japón no habían
cambiado para que sigan la perdurable huella que dejó Okudera., donde la Copa
Intercontinental y otros clubes de renombre
y reputación global, metían mas 50.000 personas, pero no se reflejaba en
el día a día amateur en la isla buque insignia de la tintorería (?). A pesar de
esto, el Arminia Bielefeld en 1983 se la jugó por un tipo que laburaba en la
Mitsubishi Motors y había demostrado una
gran velocidad y una gambeta picante en el mundial juvenil de 1979. Ese tipo
era un tal Kazuo Ozaki, que se convirtió en el segundo japonés en jugar en la
Bundesliga. Ozaki dejó buena impresión en el Arminia, donde jugó 113 partidos
con 18 tantos y contó con la particularidad de que fue uno de los primeros en
usar mascarillas para protegerse de una fractura nasal. Después jugó 6 partidos
en un año en el siempre entrañable St. Pauli y después no jugó en el año que
estuvo en Dusseldorf. Volvió de Honda a la Mitsubishi Motors y llegó a
jugar en el ocaso de su carrera como profesional en la novedosa J-League en el
Urawa Red Diamonds (continuador del equipo de Mitsubishi) y en el Verdy
Kawasaki.
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"Peluca" Miura: Inspiró a Neymar |
Para cuando Okudera y Ozaki habían vuelto su país para la
reinserción laboral a colocar (entre muchos otros) la piedra basal para la
fundación de la J-League, en Brasil había un muchachito japonés que sería
fundamental en la historia del fútbol de este país y que, ansiosamente o no, ya
había empezado su camino mucho antes. Kazuyoshi Miura, ante la escasa
perspectiva de jugar profesionalmente en su país, largó todo en la secundaria e
intentando el mismo camino de Okudera, pero en otro entorno, recaló en la
academia Juventus en Brasil jugando once y futbol sala, donde dominó sucaracterística Padalinha y pulió su pegada. Tiempo después (en 1986), firmó
para el Santos siendo un pibe de 19 años donde debutó con Pelé. Allí
jugó en varios clubes de renombre como el ya mencionado Santos, Palmeiras o
Coritiba. Regresó a Japón con la profesionalización del fútbol y creación de la
J-League y se convirtió en la primera mega estrella japonesa de fútbol y dicen
que fue donde se inspiró la historia de Oliver Atom en la antes citada serie
“Supercampeones”. Todo venía joya hasta la “catástrofe de Doha”, donde Japón empató
inexplicablemente ante Iraq sobre la hora, un partido que ganando ante ese
rival eliminado lo clasificaba por primera vez en la historia a un mundial (USA
94’). La cuestión es que ese era el primer equipo enteramente profesional en la
historia del país y había muchas expectativas, por lo que casi todos sus
integrantes quedaron estigmatizados. En un golpe de efecto mediático (Y para
poder entrar en esta reseña), el ya “King Kazu” se fue a la Serie A, a jugar al
Genoa, en la temporada 94/95, a desensillar hasta que aclare en su patria. Si
bien fue el primero (junto al volante Nanami en Venecia), el humo mediático no
pudo disipar el flojo rendimiento de Kazu. 21 partidos, un gol (en un clásico
ante la Samp), dejaron sabor a poco. El resto es historia: volvió a Japón,
volvió a Europa (Croacia), volvió a Japón, jugó en Australia, nunca jugó un
mundial por internas, sigue jugando profesional a sus 45 años y al cierre de
esta edición estaba en la selección de futsal
de Japón.
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Kazuyoshi Oliver Miura Atom |
Para esta altura, Japón, ya había recorrido bastante bien el camino de profesionalización del futbol. De la mano de extranjeros ilustres, si, como Ramón y nuestro adorado doctor Bilardo, pero con el aporte incuestionable de estos protoprofesionales (?) futbolistas japoneses, cuyo progreso ha acompañado el desarrollo de la actividad en su país. Pero el fútbol, como todo, se globarizaría. Y sería una buena oportunidad para muchos de los jugadores de esta tierra de empezar a dejar una marca perdurable en el viejo continente. Obviamente en la entrega que viene
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