miércoles, 24 de octubre de 2012

Haciendo Historia: Ningunos lápices (Parte 2)


Del 77’ al 98’, que es donde retomaremos esta secuencia histórica, a Japón le costó mucho tener jugadores que pudieran insertarse en la escala global. Solo tres habían tenido éxito en llegar al viejo continente y con suerte dispar. Pero la situación había cambiado bastante en la isla donde el fútbol siempre tuvo interés, pero nunca pudo hacerse parte de la rutina, la vida diaria. En primer lugar, los equipos dejaron de ser ese grupo de operarios entusiastas mas algún extranjero rentado que representaban megaempresas. La J-League aglutinó a esas megaempresas y empezaron a bancar a equipos enteramente profesionales, compuestos de jugadores nativos mas estrellas extranjeras en declive, lo que acercó a la gente mas al futbol. Además, empezó a pagar dividendos un sistema de formación de juveniles basados en el sistema escolar, lo que sumado a lo anterior, permitió que Japón llegara por primera vez a un mundial. La próxima etapa de desarrollo era que esos jugadores pudieran dar un salto de competitividad en nuevas pasturas
La Beckhamización de Nakata

A pesar del sapo de Kazu como antecedente inmediato, hubo un equipo italiano que volvió a buscar a un jugador nipón para volver a militar en la Serie A. El club: Perugia, el jugador Hidetoshi Nakata. Para esa época, Nakata no solo era un tipo con peinados excéntricos y colores varios. Era un jugador que era de lo mejor en su continente, venía de jugar un buen mundial (Francia 98’) tenía solo 21 años, era buen pasador y un fantástico rematador con pelota en movimiento. El presentimiento no falló. Nakata se convirtió en un modelo para todos los jugadores asiáticos dentro y fuera del campo. Fuera del campo porque se convirtió en una especie de Beckham asiático y cara marketinera de Japón ante el mundial que organizara frente a Corea en 2002. Dentro de él, 10 goles en su primera temporada, le valieron el pase a la Roma, donde ganó un título junto al Bati y Totti. Después el Parma puso 27 millones de euros y jugó bastante bien, pero su nivel cayó y para el 2003 fue a préstamo al Bologna, un año después a la Fiore y otro año después estaba en el Bolton inglés. Después de un olvidable mundial para Japón en 2006, a los 29 años colgó los tinbos. Pero es justo decir que para el emergente mercado asiático, Nakata estuvo en el momento justo en el lugar ideal antes que nada por lo que hizo en la cancha

Le pegaba con un broli
Mientras Nakata brillaba en el Parma, otro compatriota empezaba a hacer carrera a su sombra en Italia, aunque no por eso fue menos exitoso: Shunsuke Nakamura. Nakamura, cuyos antecedentes eran tener un asteroide a su nombre (si, ud. leyó bien: un puto ASTEROIDE), y dentro del campo dejuego era un enganche de gran visión de juego y pegada finísima depelota parada, surgió del Yokohama Marinos y después de que Troussier lo dejara fuera del mundial del 2002 por no encajar en su esquema, armó las valijas y se fue a Reggina, donde estuvo seis meses a préstamo hasta que el club italiano compró su pase.  Mantuvo un buen nivel, pero no lograría tener un impacto muy grande. De todos modos, fue suficiente para atraer a varios equipos importantes de Europa y terminó recalando en el Celtic. Su buen juego y enorme calidad para los tiros libres, lo convirtieron el favorito instantáneo de la hermosa gente de la mitad católica de la Old Firm. En ese período, se convirtió en el primer jugador japonés en anotar en el formato moderno de Champions League, un gol memorable de tiro libre suyo ante el Manchester United le permitió pasar de fase al Celtic por primera vez en la historia del formato moderno de la misma competición.
Vencido una vez su contrato con ese equipo escocés, Nakamura quiso volver al Yokohama, pero no lo dejaron, bajo la sospecha de que Shinsuke estaba roto. En su lugar fue a Espanyol y Shinsuke jugó poco y nada, confirmando que estaba roto. Fue su último paso por Europa, ya que volvió a Japón, al mismo tiempo que se retiró de su selección después del mundial en Sudáfrica igual que el Chino Garcé


Ningún muñeco
¿Mala leche? Ni ahí
Llega la hora de la amnistía para alguien, fácilmente vilipendiado en este lado del mundo. Con menos éxito y brillo, pero al mismo tiempo que Nakamura, llegamos al tercer jugador japonés  en la historia de la Bundesliga, retomando un camino abierto hace mucho por Okudera y Ozaki y que marcó el sendero para muchos que llegaran después a tierras teutonas y lo hicieron con un éxito mucho mayor con la que lo hizo el propietario de la temática de este párrafo. Si ud. es hincha de B*ca se cegará y no entenderá ni los motivos anteriores ni que aquí hablamos de japoneses  que dejaron de alguna marca su marca en Europa y probablemente me vayan a buscar a Segurola y Habana 4310 octavo Piso rompan el monitor en un par de líneas. Hablo de ese hombre que un pasquín deportivo argento bautizó “Van Pasten”. Si, Naohiro Takahara. Después de que lo limpiaran y se fuera con el cartelito de “Tongo precursor del MetroBus” “Negociado de Mauri”, volvió a Japón por poco tiempo y se fue para jugar en el Hamburgo, un equipo más que respetable.  Su paso de tres años por ese club dejó 13 goles en 97 partidos, pero su posterior paso por el Eintracht Frankfurt dejó 18 tantos en 49 partidos en un año y medio (después de liderar el ataque japonés en el mundial de Alemania) permitió forjar grata imagen de Taka, le valió el cariño de la gente que hasta le dedicó un cantito que no me puedo sacar de la cabeza. Incluso, el bueno de Taka, saltaba igual que la gente durante el canto. Luego, se volvió a Japón, jugó en Corea y aún sigue en Japón. Después del paso de Taka, de alguna manera un montón de jugadores de la tierra de los Samurais Cellay vieron como se les abrían las puertas de Alemania y hacia allí acudieron en masa.

Hasta aquí contamos historias de éxito de japoneses en Alemania e Italia (leve excepción de Nakamura) que podrían dar la idea al lector de una especie de cooperación pos-Segunda Guerra Mundial en el plano futbolístico de las potencias del eje (?). Pero había ponjas en otras ligas grandes corriendo suerte levemente dispar a la de sus compatriotas mas ilustres, pero con momentos a veces destacables, a veces olvidables. Como por ejemplo Junichi Inamoto. Contratado para llegar a la Premier y nada mas ni nada menos que para jugar en el Arsenal de Grondona Wenger (Quien trabajara un tiempo en Japón), ni jugó ni un minuto allí. Después pasó al Fulham, donde anduvo mas que bien, hasta que se rompió todo jugando para su selección. Después fue al West Bromwich, donde empezó mal, fue a préstamo al Cardiff y allí volvió a retomar su nivel. Pegó pase al Galatasaray por un año, se reunió con su antes mencionado compatriota Takahara en el Eintracht y antes de volver a Japón, jugó en el Rennes
Menos afortunado y prolífico que Inamoto era un joven enganche destinado a un futuro brillante, Shinji Ono, que llegó al Feyenoord en Holanda y llegó a tener un éxito efímero en esa liga convirtiéndose en el primer japonés en ganar un trofeo europeo (Copa UEFA 2002). Lástima que al toque se rompió todo y se tuvo que volver a Japón. Después, el oriundo de Hokkaido volvió a Alemania con el Bochum, pero siempre roto.
 En el  mismo tenor que Ono, Shoji Jo rompía redes de pibe en todo Japón, pero ni siquiera tuvo una temporada completa en el Valladolid porque se hizo bosta la rodilla. E incluso antes que eso ni le había ido bien. Pero nadie le quitaría el privilegio de ser el primer japonés en jugar en la Liga española.
Por último, cuando Philippe Troussier, asumió funciones en el Olympique Marsella, se acordó de que había dirigido a Nakata. Pero no de Hidetoshi, sino de Koji, también conocido como “El otro Nakata”. Volante de contención, también dado a trabajar algunos puestos de la defensa, tuvo un paso olvidable por Le Championnat (mayormente porque Troussier duró lo que un pedo en una canasta). Pero se fue a Suiza y tuvo un buen paso.

Hoy por hoy el fútbol doméstico japonés se ve debilitado por la mentalidad dominante de otros años, donde se ve a Europa como la meca del fútbol, con muchos jugadores en ligas falopa como Colombia, Bolivia y Jamaica Letonia, Estonia, Croacia, Dinamarca y el ascenso europeo y que podrían fortalecer la liga local y la salud del fútbol en su tierra. Pero a su vez hay jugadores encumbrados como Yuto Nagatomo en el Inter, uno de los mejores laterales de la actualidad aunque igual no pudo jubilar a Zanetti o la nueva joyita del Manchester United Shinji Kagawa, un fantástico jugador cuya carrera será arruinada por Ferguson, que siguiera el camino del lejano Okudera o el mas cercano y entrañable Taka y llegara al viejo mundo vía Germania.



Por ahí dejaron de ver y soñar dibujitos y ponerse a patear, porque se dieron cuenta que, como dicen en algunos lugares de Sudámerica, si se puede

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