lunes, 31 de octubre de 2011

¿Quien es Luther Blissett?

Buena pregunta. Difícilmente encontremos, ya sea casualmente o no, algún jugador de fútbol cuya influencia trascienda mucho (Pero cuando leen esta palabra mucho, quiere decir mucho en serio) las fronteras del fútbol. Oportunamente nos encontremos con algún tipo de esos excepcionales, como Sócrates, que además de ser un jugador de los buenos tenía inquietudes sociales y filosóficas muy amplias. En cambio, otros en vez de acercar el arte a una expresión de masas (En este caso el fútbol) como lo haría Luis Almirante Brown con el arte excelso y la música popular, vieron como se les acerca una manera de expresarse rebelde, polémica, controversial, innovadora, de aquellos inconformistas que pululan en ámbitos como son el arte y la comunicación, sin hacer nada. ¿Cómo? Vamos a verga

Blissett y Barnes, dos buenos muchachos
Luther Loide Blissett nació en Falmouth, Jamaica, pero creció en Inglaterra donde dejó la secundaria para sumarse a las filas juveniles del Watford (Muuucho antes de que Elton John sea el dueño del club, creo que tampoco Elton John era tan loca). Tuvo un coqueteo de muy joven con el primer equipo donde tuvo escaso éxito, hasta que llegó un tal Graham Taylor (técnico de Inglaterra en Italia 90') y lo sacó de las reservas, al mismo tiempo que Watford y Blissett (y sus goles), ya una alianza indisoluble pasaban de la tercera a la primera división inglesa muy rápidamente. Pero también se cruzó con alguien que torcería su destino definitivamente para siempre. El juego del grandote, poco dúctil, pero determinado y con un olfato goleador tremendo como se ve en este resumen de fútbol inglés ochentoso, puro y duro donde Blissett marca el gol del triunfo y se va lesonado, se cruzó con otro jamaiquino crecido en Inglaterra como él, pero que a su vez era gran dribbleador, habilidoso en velocidad y un gran asistidor. Era John Barnes (aquel que según el comentarista de la TV argentina en el mundial 86' fue "el morocho que volvió loco a la defensa argentina" y aquel al que Olarticoechea sacó el gol con su nuca en uno de los milagros mas grandes de la historia de los mundiales).

De más allá del canal de la Mancha se oían historias de un jugador eléctrico, de dos perfiles indeterminados, de gran velocidad y con un ojo letal para tirar centros. Entonces el mítico AC Milan, fue y vio. Pero cuenta la leyenda (y más que nada, las malas lenguas) que por algún motivo, el enviado milanista fue a buscar a John Barnes, pero se confundió y por un millón de libras esterlinas (pequeña fortuna para la época) se compró a Luther Blissett. Como vemos en la foto, entre si no se parecen en nada, aunque alguno podría pensar que Blissett (el de la izquierda) es Danny Glover, compañero de Mel Gibson en Arma Mortal y secuelas. La realidad es que Milan sabía muy bien a quien compraba.
Pero como fue un pase surgido entre todos los rumores y lo que mal empieza mal acaba, Blissett convierte solo 5 goles en 30 partidos y por la mitad de dinero vuelve al Watford, donde continúa su prolífica carrera, se marcha al Bournemouth, vuelve a robar al Watford y ya se dedica a jugar en equipos menores de categorías muy menores. Léase, sigue robando. Luego será entrenador.
La pose resume su paso por Milan
Lo que intento describir en este choclo infumable poco sucinto resumen, no apunta a forjar la leyenda local que es el Blissett de Watford, donde marcó 186 goles en 503 partidos y donde fue votado el máximo ídolo de la historia del club, ni el hecho de que jugó 14 partidos en la selección inglesa, en una época donde hacerlo en su posición era una empresa compleja, ya que surgía un tal Gary Lineker ni ser el primer jugador negro en la historia de la selección inglesa en marcar tres goles y encima en su debut, ignoremos que fue ante Luxemburgo. Tampoco son hechos negativos fue el hecho de que la siempre duramente sarcástica prensa inglesa lo bautizó Luther Missit (lo erra) por su hábito de generarse 20 chances por partido y errar 19.


Como lo anteriormente descripto no fue en vano y todo tiene que ver con todo, hago un cambio de frente, pero para abrir el juego. En los 90' desde Italia hacia otras partes de Europa y Sudámerica surge un movimiento marxista-anarquista-libertario-contestatario-loqueseaquefuere, que se esconde bajo el seudónimo colectivo de "Luther Blissett" que luego degeneró en el "Luther Blissett Project" o LBP.  Por de donde surge el movimiento, se cree que la vinculación con el futbolista surge de su fallido paso por el AC Milan, como si la Cámpora se llama “Movimiento Docto Khumalo” ponele (?) Igual el porqué  de que este personaje fue la imagen de la lucha de un movimiento monolítico en cuanto a ideas conceptos, pero diseminado geográficamente se los debo. El LBP encaminó una batalla contra la industria de la información en general, luchando contra cuestiones como las leyes de propiedad intelectual, la censura, la represión y siempre manipulando información para dejar en evidencia al desmanejo de los medios masivos, siempre atribuyendo su responsabilidad y explicando que fallos de estos medios aprovecharon. En el 99' dejaron de funcionar como movimiento, a través de un "suicidio simbólico como movimiento" aunque operan bajo otro nombre. Uno de sus casos más resonantes fue el de los sacrificios satánicos en Viterbo entre 1995 y 1997, donde decenas de personas de la región de Lacio, en Italia central, elaboraron una espectacular acción donde se simulaban misas negras, sacrificios rituales y caza de brujas en los montes de los alrededores de la ciudad de Viterbo. Los periódicos de la ciudad comenzaron a denunciar los supuestos hechos agregando algunos detalles y la historia acabó en un programa televisivo en horario central con un burdo vídeo que contenía una especie de abuso ritual satánico, dando origen a una psicosis colectiva. La reivindicación fue realizada por Luther Blissett (la persona colectiva) durante el semanario de noticias de la principal cadena televisiva italiana, con una enorme cantidad de evidencia. Los activistas utilizaron la denominación "contrainformación homeopática": introduciendo una dosis controlada de falsedad en los medios, Luther Blissett demostró la falta de profesionalidad de la mayoría de los periodistas y la sinrazón del pánico moral.
Especulose que Luther Blissett estaba molesto con el uso de su nombre con estos fines, otros afirmaban que a no le molestaba y otros decían que le chupaba un huevo, ya que siempre supo del uso de su nombre. Lo cierto es que en un programa del 2004 de la TV inglesa, Blissett (o tal vez su doble Danny Glover) citó del libro "Totò, Peppino e la guerra psichica" (piedra angular del movimiento del LBP) en el italiano original: "Chiunque può essere Luther Blissett, semplicemente adottando il nome Luther Blissett" que se traduce en que cualquiera puede ser Luther Blissett sencillamente adoptando el nombre de Luther Blissett.

Pudiendo hacer cualquier inutil reflexión sobre la carrera de este jugador, como cambió el fútbol inglés de dos décadas a esta parte o el cada vez más dominante rol en esta era de la comunicación (o incomunicación, diría Barón Rojo) de los medios masivos, mientras la humanidad asiste impávida, yo solo quiero aclarar que no estoy haciendo apología de nada y espero que nadie salga a quemar Clarín y TN y se revindique bajo el seudónimo de Luther Blissett (o si, no se bien). Porque a los ídolos hay que cuidarlos y este tipo fue uno, del Watford, si, pero fue un ídolo

lunes, 24 de octubre de 2011

Barbosa, el hombre que murió dos veces

Aquellos que leen esto con frecuencia (son pocos, pero se que alguno hay) se habrán dado cuenta que me gusta meterle humor. En una contienda deportiva suele haber uno que gana y otro que pierde, noción que puede extenderse mas allá de lo estrictamente competitivo. Después de la final del Mundial de 1950, se concibió un hecho histórico, el Maracanazo (que tendrá su lugar posteriormente aquí, porque lo merece) con el cual Uruguay después de 60 años, aún roba con el chamuyo de la garra charrúa logró, tal vez, uno de los mayores batacazos de la historia del deporte y Brasil la pecheó grosso perdió la chance de levantar una Copa Rimet por primera vez, cosa que posteriormente lograría tres en un lapso de doce años. El que perdió mucho mas que una chance de quedar en la historia, fue el arquero brasilero, Moacyr Barbosa.
Me hago eco de la crónica que Juan Villoro (mexicano, escritor, periodista, adepto al fútbol en general) escribió en ocasión del fallecimiento del antes mencionado guardameta. Simplemente es una joyita para quien les escribe. Resume todo lo que logró Barbosa antes del 50' narra el momento que cambió la vida de muchos, consigue identificar a muchos que nos paramos en el arco mas no sea por pasatiempo y no ahorra términos para retratar la crueldad y la ignominia que se hizo carne en Barbosa, de quien el mismo Villoro resumiera:"El primer arquero negro de la historia de la selección brasileña murió pobre, humillado y condenado. La prensa casi no registró su muerte. Barbosa no se habría sorprendido. La segunda muerte de Barbosa será la definitiva"  Sin mas preámbulos los dejo con "Barbosa, el hombre que murió dos veces".

En ocasiones, el tiempo del futbolista se cumple tan cabalmente en la cancha que su vida fuera de ella semeja una borrosa posteridad. El reloj de la reputación no siempre se ajusta al de la biología.
El 8 de abril de 2000 murió Moacyr Barbosa, primer portero negro de la selección brasileña. Unas 30 personas se acercaron a velar el ataúd cubierto por la bandera del desaparecido equipo Ypiranga. Poco antes de que el féretro fuera trasladado al cementerio, un directivo del Vasco de Gama llevó una bandera del club de la franja negra.
En un país donde los futbolistas alcanzan el rango de semidioses, Moacyr Barbosa fue despedido como un fantasma. Poco importó que el portero hubiera contribuido a darle cinco títulos de la liga de Río y un título de Sudamérica al Vasco de Gama. Su tragedia se cifró en un instante del que no podría recuperarse.
La escena ocurrió el 16 de julio de 1950. El recién inaugurado Estadio Maracaná reunió a doscientos mil fanáticos—para la final de la Copa del Mundo entre Brasil y Uruguay. De acuerdo con el reglamento de entonces, el equipo sede le bastaba un empate para levantar el trofeo. Los periódicos de Brasil ya tenían listos los titulares  del día siguiente con desaforados vítores para la oncena verde amarilla. Por su parte, Jules Rimet, inventor de los mundiales, llevaba un discurso en el que elogiaba la destreza de los futbolistas cariocas y la calidez de su público. Aquellas palabras no abandonaron el bolsillo de Rimet.
Más de medio siglo después, millones de brasileños recuerdan el partido. Incluso quienes no lo vieron conocen el episodio que paralizó a un país. Brasil comenzó ganando, con un gol de Friaça, y la torcida pensó que los suyos conquistarían la primera copa de su historia. Cuando Schiaffino anotó para Uruguay, el gozo se mitigó sin apagarse del todo: el empate disminuía la épica pero bastaba para que Brasil saliera campeón. Un lance de muerte decidió el partido: Ghiggia lanzó un tiro cruzado y Moacyr Barbosa, guardameta curtido ante las roscas más sofisticadas del planeta, viajó en pos del balón. La subjetividad de los héroes no siempre tiene que ver con la realidad. El último hombre de Brasil tocó la pelota y se desplomó con alivio en el pasto sagrado de Maracaná. Estaba seguro de haber desviado el tiro de Uruguay. El silencio lo devolvió a un país de espanto donde lo observaban doscientos mil espectadores mudos. La pelota estaba en las redes. Uruguay se había puesto 2 a 1.

El momento fatídico, para que cante Jaime Roos (?)



En la película que narra la vida de Rey Pelé, éste es el momento en el que el joven león se lanza sobre el radio y lo golpea entre sollozos. Brasil perdía en su propia cancha, contra todos los pronósticos. La historia de Pelé iba a ser, en buena medida, la historia de una enmienda. Sus más de mil goles estarían destinados a corregir el que no pudo detener Moacyr Barbosa.
En su relato “Un minuto de ausencia”, François Bott recuerda el triste lance de Luis Arconada, guardameta de la selección española en la final de la Copa Europea de Naciones de 1984. Aunque la Francia de Platini era clara favorita, la victoria legó de un modo inverosímil, con un disparo que hubiera sido atajado en el patio de cualquier escuela. Como si en esa jugada cumpliera la profecía de su nombre, Arconada dejó pasar una pelota tibia que sólo por error podía ser importante.
El drama de Barbosa fue distinto; no cometió una pifia evidente como Arconada: se despistó ante el destino. Creyó hacer lo correcto y de pronto volvió a un mundo que lo veía como un villano.
El protagonista del cuento de Bott es Antoine Mercier, portero curtido en lances difíciles que fracasa ante una jugada simple. ¿Qué sucede? En el momento clave de su carrera, el solitario del equipo hace lo que suelen hacer tantos porteros: piensa de más, se distrae, revisa su vida en cámara lenta. Durante un dichoso lapso de abstracción deambula por sus recuerdos como por un laberinto, se aísla del entorno, tal vez inferior pero más urgente, en el que debe detener una pelota. El tiro enemigo no lleva mucho peligro dentro, pero él está inmerso en su “minuto de ausencia”.
Al igual que Mercier, Barbosa cayó dentro de sí mismo antes de caer en el césped. Curiosamente, su felicidad no se debía a recordar, como su colega francés, un grato episodio sentimental, sino a la infundada creencia de haber hecho lo correcto. Su tristeza se vio agravada por la dicha que la había precedido. Moacyr Barbosa fracasó en su estado de perfecta ilusión, y luego lo supo, y fue peor. “Toda una carrera y toda una vida destrozadas por un minuto de ausencia”, escribe François Bott a propósito de su protagonista.
El trágico portero de Maracaná siguió jugando hasta 1962, y aún obtuvo varios títulos con el Vasco de Gama. En una pieza magistral del periodismo deportivo, escribió Eric Nepomuceno: “Fue siempre un arquero eficaz, elegante ágil, un cuerpo elástico que se dirigía con rápida precisión a la pelota. Pero cometió el peor de los fallos: no logró atrapar la pelota decisiva”. Por su parte, Eduardo Galeano lo recuerda de este modo en El fútbol a sol y sombra : “ a la hora de elegir el arquero del campeonato, los periodistas del Mundial del 50 votaron, por unanimidad, al brasileño Moacyr Barbosa. Barbosa era también, sin duda, el mejor arquero de su país, piernas con resortes, hombre sereno y seguro que transmitía confianza al equipo”. Sin embargo, el prestigio entre los especialistas no pudo devolverle el cariño de la fanaticada.
Los prejuiciosos que nunca faltan lo acusaron de carecer del temple de los jugadores blancos. El primer portero negro de la selección  brasileña tuvo que sufrir la derrota y el desprestigio de su sangre.
Barbosa se jubiló con una pensión de 85 dólares mensuales que luego le mejoró el Vasco de Gama. Durante noches sin número soñó con el gol del desastre y padeció toda clase de humillaciones públicas. En una ocasión, una mujer lo señaló en la calle y le dio a su hijo pequeño: “Ese es Barbosa, el hombre que hizo llorar a un país”.
En 1993 la televisión inglesa rodó un documental para preparar el ambiente del Mundial de Estados Unidos. El equipo de grabación quiso que Barbosa visitara a la selección brasileña, pero el entrenador, Mario Lobo Zagallo, le negó la entrada para impedir que el embajador de la mala suerte contagiara su desgracia a sus muchachos. Cuando lo interrogaron acerca de este incidente, Barbosa miró a una cámara con ojos desolados y dijo que en Brasil la condena máxima por un crimen era de 30 años. En un país sin cadena perpetua sólo él estaba condenado de por vida.
Clotilde, la esposa de Barbosa, murió en 1997. Moacyr la sobrevivió tres años, tiempo suficiente para comprobar el tamaño de su soledad. Finalmente, a los 79 años, el guardameta cayó por última vez.
La primera muerte de aquel hombre había ocurrido medio siglo antes, en la soleada cancha de Maracaná. Recuperemos el trance en la imaginación: Ghiggia lanza su tiro cruzado y el arquero va en pos de la pelota. Sus manos tocan el esférico y lo desvían levemente. Congelemos para siempre la estirada de Moacyr Barbosa. Un joven portero negro está en el aire; siente el contacto con la pelota y cree que ha salvado a los suyos. Es feliz. Está ahí, aislado en el silencio de lo que aún no  se decide, en el instante en que merece que lo recordemos.


Si por algún motivo llegaron hasta aquí sin leer a Villoro (y si lo hicieron también), les dejo un corto que narra la historia que una persona, que traumada por el gol de Ghiggia, vuelve en el tiempo para intentar evitar este gol. Este corto se llama Barbosa y no pueden dejar de verlo, si alguna vez alguno lo consigue subtitulado, avíseme por favor. Igualmente es un poco claro y la historia es de por si explicativa.


lunes, 17 de octubre de 2011

Una historia de termos: Egipto y Argelia

El fútbol es pródigo en rivalidades. Las más conocidas antinomias son aquellas que tienen a clubes como protagonistas, pero también las hay entre selecciones. Muchas veces son con el vecino, como uno que se pelea con esa vecina que te pone un Luismi al palo mientras limpia o ese vecino que te martilla una chapa todo lo que dura un sábado a la mañana. Muchas veces, rivalidades que vienen de otros planos se trasladan al fútbol. Esto se ve mucho en Europa, donde hay enconos como pueden ser Italia-Francia. Y un clásico aparte puede calificarse como Argentina-Brasil, donde se juega a ver quien la tiene mas larga, futbolísticamente hablando.

Egipto es una nación antigua. Sus momias, pirámides y el Nilo lo testimonian con miles de años de historia vividos. De su capital, El Cairo, atravesando el vasto territorio libio y el mucho menos extenso tunecino se llega a la ciudad de Argel, capital de Argelia, país con una historia independiente de 50 años, pero antinómico del antes mencionado Egipto en lo futbolístico. El historial cara a cara ha sido parejo, pero Los Faraones Egipcios a nivel continental son potencia total. Si bien los Zorros Argelinos han jugado en mas mundiales y han dispuesto de una cantera de talento superior, no obtuvieron muchos títulos, al menos como deberían haberlo hecho.
Difícil ha sido determinar el origen de esta rivalidad. Algunos especialistas se remontan previo a la independencia argelina donde había un equipo de fútbol que viajaba por el mundo árabe promocionando la resistencia argelina (dicho sea de paso, Como titularía Cl*rin un equipo que dicen que jugaba muy bien), pero fue vedado en Egipto. Otros indican a que el Islamismo termo en Argelia no tolera el colaboracionismo egipcio con Israel. Cualquiera fuera el motivo ninguno de estos motivos explica una rivalidad que lleva la violencia a flor de piel como ninguna otra en el fútbol internacional (Por este término entiéndase el fútbol entre selecciones).

Hipótesis al margen, el primer incidente se remonta a los juegos Panafricanos de 1978 en Argelia donde un grupo de argelinos tiró piedras junto a la barra de Platense al micro de jugadores egipcios y de paso, fajaron a unos cuantos hinchas. El siguiente incidente fue en 1984 en un preolímpico de cara a Los Angeles, en un partido que ante la sucesión de hechos bochornosos (tanganas constantes) debió suspenderse.

El momento que marcaría lo que era una incipiente rivalidad, dejaría de serlo para pasar al odio visceral es el año 1989. Para poder poner un pie en Fiumicino en 1990(?), la cosa era así si eras de África: Te mandaban a jugar un mano a mano para poder pasar a una ronda de cuatro grupos (salvo que te toque con Togo, Lesotho o Ruanda que no se presentaron), para la cual estabas clasificado si eras uno de los mejores ocho del continente. Como había dos plazas para cuatro grupos, los ganadores de esos grupos jugaban una llave (El ganador del grupo A contra el del B y el del C contra el del D) en la cual el ganador iba a disfrutar de una estate italiana. Para el que perdía, había mierda. En una llave, Camerún (Ganador del grupo C) derrotó con comodidad a Tunez (que se impuso en el D) y los ganadores de los grupos a A y B fueron Argelia y Egipto respectivamente.
Egipto venía en alza después de mucho tiempo, mientras que se iba apagando la buena estrella argelina, después de tres mundiales seguidos y generaciones de mucho talento. Los partidos resultaron ser asuntos muy tensos, muy picados. Para colmo, el miedo a perder resultó ser el dominador a lo largo de la serie. En Argelia, el partido de ida terminó empatado en cero. Esto implicaba que todo se definía en El Cairo ante, según algunos cien mil personas, según otros ciento veinte mil personas. En cualquiera de los dos casos una bocha de gente (?). En el mas glorioso de sus 169 partidos y 69 goles, el talismánico y seguidor de Mubarak Hossam Hassan, dio el pasaje a su Egipto con un cabezazo apenas comenzado el partido. Lo que pasaría después es lo que define todo. Para los argelinos el árbitro tunecino inclino la cancha para Egipto. No se lo bancaron y derivó en un conato de violencia dentro y fuera de la cancha. Muchos heridos fuera. Y dentro, un episodio confuso. Un botellazo proveniente de un jugador argelino vació el ojo del médico egipcio. Todos indicaron que fue el arquero suplente, pero el pato lo pagó la figura del equipo, Belloumi.  Tal es así que sobre él pesó un pedido de captura internacional de la Interpol durante 20 años, que probablemente haya postergado una carrera de alto vuelo, considerando su enorme talento. Este pedido fue levantado (mediante intervención político-diplomática) recién de cara al próximo gran duelo que tendrían ambos equipos, para apaciguar los ánimos. Hacía allí ahora nos lleva esta cronología.

Las bolillas calientes expresaron que Zambia y Ruanda sean partenaires de la lucha que llevarían adelante Egipto y Argelia. El Premio: Un lugar en Sudáfrica 2010. En la segunda fecha sería el partido de ida, en Argelia. La chatura del primer tiempo dio lugar a la emoción en el segundo.  En 15 minutos los argelinos clavaron tres pepas, pero a falta de cinco para el pitazo final, el ya legendario Aboutrika, descontó. El partido de vuelta quedó para la última fecha.
Argelia llegó a El Cairo tres puntos encima de Egipto en medio de un clima muy caldeado. Si Egipto ganaba, debía hacerlo por dos goles de diferencia para forzar un desempate o ganar por un margen mayor o para ir directamente a Sudáfrica. De ocurrir cualquier otra variante, el que iba a sufrir las vuvuzelas la tierra de Mandela era Argelia.
 Incidentes diplomáticos, delitos virtuales, micros apedreados por los hinchas o micros rotos por los propios jugadores de los argelinos, en su aparente costumbre de victimizarse (?) no ayudaron a paliar un clima ardiente. Lo que seguiría después tampoco. Amr Zaki le puso suspenso de entrada con su gol a los 3’. Moteab puso el 2-0 en el quinto minuto de los ocho adicionados (!), esto implicaba, que ante igualdad en todas las situaciones de desempate, había que jugar un definitorio en cancha neutral.
Y se fueron para Khartoum, capital de Sudán (Jartum si lo buscan en Wikipedia) donde hubo mas de lo mismo previo al partido.  Allí, ante 35000 espectadores y la friolera de 15000 policías en un operativo conjuto entre la Federal y la Bonaerense Antar Yahia clavó una memorable volea que se la dejó adentro al Pasman egipcio lo elevará por los siglos de los siglos en el inconsciente colectivo argelino en la mas alta de las consideraciones termo patrióticas. Posterior al partido, mas de lo mismo.

El último de los antecedentes entre estos dos colosos magrebíes se remonta a Angola 2010 donde Egipto logró una venganza lo suficientemente humillante como para no quedar a mano y el fuego de la rivalidad sea aún mayor, cuando le propinó un 4 a 0 que sería la antesala del título para los faraones. De todos modos, el pico de tensión ya había pasado y todo ese circo mediático era parte del pasado para volver a ser algo mas parecido a una contienda deportiva.

Mas allá de que el hilo es narrar una rivalidad, no deja de llamarme la atención en un planeta donde la globalización se lleva puesta las fronteras y las transnacionales hacen lo mismo con los estados y las formas de integración son cada mas y ganan en complejidad, una tribuna de fútbol parece ser unos de los refugios mas termo recalcitrantes del patriotismo.  Tal vez hoy los defensores de una patria no sean mercenarios que se carguen un fusil al hombro, sino que sean mercenarios de pantalones cortos y canilleras. En Estados Unidos no les gusta el soccer en gran medida. Tal vez por eso sigan haciendo la guerra. Toman las armas y se quedan con el petróleo. ¿Sabés que, Obama? A mi dejame la pelota (?)

viernes, 14 de octubre de 2011

Doble Ancho o Doble Camiseta?

Ud. decide. Después de leer esto mande Ancho al 2020 o Camiseta al 2020 (?)
Primero, estimado leyente (?), le explico el concepto (concepto) al cual se aplica el doblecamiseteo, práctica a la cual adhieren muchos hinchas de equipos llamados grandes con equipos de sus barriadas y que suelen ser generalmente mas pedorros (habitualmente del underground del fútbol orgqanizado, esa cosa que han dado en denominar ascenso). Igualmente ocurre con equipos chotos de primera división, que aún no pueden sacar el fantasma de la B de encima de sus historias, como Tigre o All Boys actualmente. Esta tendencia histórica no solo genera innumerable cantidad de barriletes, sino que también mata eso del folklore de nuestro fútbol, actitud cultural, cuyo lado mas extremo ha generado consecuencias nefastas.
A continuación, lo mas jugoso del artículo
A pedido de MI amigo personal, el vk, he cumplido en su momento (y como verán lo aquí también) al traerle la historia de áquel jugador que para algunos ha pasado a la historia como una leyenda impoluta por ser miembro sobresaliente de un muy exclusivo club de jugadores, el de aquellos que jugaran dos finales en Copas del Mundo, del que forman parte algunos muchachos que hicieran algo en el fútbol, por caso el ex-conductor televisivo Maradona, "Debuté-con-un-pibe-pero-ensarté-a-Xuxa" Pelé, Franz "El kaiser" (Nada que ver con el bostero Passarella) Beckenbauer, Lothar"Casi-me-meto-en-Racing" Matthaeus o Zinedine "tucu" Zidane, siendo Monti el único con el excepcional logro de hacerlo con dos selecciones distintas, recordando al lector desprevenido que en el 66' se implantó la regla de que no se podía cambiar de selección con lo cual tuvieron tiempo para romper ese record y lo cual nos libró afortunadamente de un innombrable arquero "Mono" Navarro Piedra (Aunque con las reglas nuevas, podría haber jugado). Otros dirán (Siempre suelo estar de ese lado, mas no es este el caso) que este logro se debió a que Monti era un doblecamisetero vendepatria hijo de puta, a pesar de ser el primer en marcar un gol de una selección argentina en mundiales. En tal caso, sacarán vuestras conclusiones.

Luis Felipe Monti fue algo así como un áspero y rudimentario volante central, terrible en la marca, que cumplía hábilmente el desdoblamiento tan requerido al fútbolista moderno y que revolucionara su puesto. En defensa, se metía entre los dos full-backs (en esa época se llamaba así a solo los dos defensores del 2-3-5 común)
al igual que como explica el bufón mediático Lavolpe al Payaso Mediático Pagani la tarea de Mascherano contra Mexico en el 2006 y que es el aspecto recordado por las crónicas, pero cuando su equipo atacaba, el subía en el campo y desempeñaba una función ofensiva distribuyendo el juego con gran criterio. Esto requería de un despliegue no común en el fútbol de aquella época, lo cual la gran superficie de gramilla que recorría le valió el apodo de "Doble Ancho". Contra lo que creería cualquiera hoy Monti era un tipo de respetable talla, pero agigantaba su imagen su gran personalidad. Recordemos que eran otras épocas y que a un tipo como Monti hoy sus características, le valerían epítetos de tipo bélico como "Guerrero", "Gladiador" y así podemos seguir.
Monti jugó su carrera Huracán, Boca y San Lorenzo en ese orden en la Argentina y luego tras un episodio que detallaremos en profundidad pasó al Juventus. Con la selección Argentina ganó una Copa Ámerica y una medalla plateada olímpica.

No con solo esos antecedentes llegó Monti como lider del team argentino al mundial disputado en territorio oriental en 1930. Al ser el equipo argentino el principal contendiente del cuadro uruguayo, Monti llega a la primera cita mundialista con fama de "mala leche" y pasa a ser el blanco principal de una fuerte campaña de intimidación pública, incluyendo amenazas de muerte. Asimismo, llevaba consigo en el historial una pelea a golpes de puño con su contraparte uruguayo, un tal Lorenzo Fernandez. Francia y Chile fueron los primeros escollos y Monti no pareció inmutarse y siguió con su rudo juego, a tal punto que el chileno Guillermo "El Chato" Subiabre, atacante chileno cansado del maltrato de Monti, le dio un viaje que Monti quedó tirado en el piso.
Resultaba ser que esta presión psicológica a la que Monti estaba sujeto, resultaba ser obra de dos espías de Benito Mussolini, que pergeñaron el maléfico plan de que Monti fuera para atrás en la final del mundo (Argentina y Uruguay eran los mejores equipos de la competencia, y además así estaba arreglado la situación dada, ya que la FIFA siempre hizo negocios grandes espectáculos), para que el argentino promedio (siempre tan barrilete) lo detestara y Monti tuviera que partir hacia Italia (cosa que si bien se cumplió, la gente entendió el dilema de Monti en cuanto se supo). El trabajo de estas dos personas fue tan bien logrado que el alguna vez temerario Monti, no quería jugar la final, y siendo obligado por el gobiero de esas épocas, ya que Monti era en la formación argentina esencial en el plan de juego, aunque lo que pudiera brindar Monti, era mayormente anímico en su temida presencia que por su buen fútbol. Jugó observado bajo la siguiente consigna de estos dos honestos señores del régimen fascista “Dentro de 90 minutos sabremos si tendremos que matarlo a él, a su madre u ofrecerle dinero para que defienda a Italia en el próximo Mundial”.

Llegó el inicio del partido en el recién estrenado Centenario y se jugó con gran intensidad y sin ningún tipo de aprecio por el rival. A pesar de todo este clima áspero, los DT no tenían un rol muy importante (No era época de gurúes motivadores ni tácticos, como Caruso Lombardi u otro), ya que la táctica la manejaban los jugadores, por lo que el técnico argentino Olazar como principal recomendación a los jugadores les espetó un "No coman sanguches de salame antes del partido" (No es joda, padre). El equipo argentino se impuso 2-1 al final del primer tiempo y allí se encendió el cagómetro de Monti, con frases como las siguientes que el mismo Monti cuenta: '“Cuando volvimos para jugar el segundo tiempo había como trescientos milicos con bayonetas caladas. A nosotros no nos iban a defender. Me di cuenta que si tocaba a alguien se prendía la pólvora“. Entonces les dije a mis compañeros: “Estoy cagado, pongan ustedes que yo no puedo“'
Así salió Argentina a la segunda etapa, con una pelota especialmente traída por los uruguayos de Inglaterra. El capitán uruguayo Nasazzi (Ningun nene de pecho, supongo) casi pierde medio comedor, por los codazos del defensor Evaristo, pero la acción mas artera fue del delantero celeste Héctor “el manco” Castro (en su adolescencia perdió su mano derecha con una sierra eléctrica)que le hundió su muñón en el muslo al arquero argentino Juan Botasso, practicándole una paralítica y dejándolo sentido en buena parte del segundo tiempo. Para aquel lector que está leyendo sorprendido de manera absorta, esto era una verdadera final del mundo y se jugaba como tal, no se que carajo esperaba, porque despés de toda la mugre que estoy narrando, sería de pelotudo esperar otra cosa. Finalmente Uruguay se puso 4 a 2 al frente con el gol del manco este y ganó el primer mundial en su tierra (Creo que hoy por hoy para muchos sería alguien con capacidades diferentes y este entre la avivada y el gol casi que ganó un mundial solo).

Dicho y hecho, Monti ganó el repudió del argentinos, que le gritaban afrancesado, maricón y esas cosas y finalmente Monti va a Italia por 6.000 U$S mensuales, auto y casa y en 1934 jugaría para la selección de Benito Mussolini como uno de los tantos oriundi (extranjeros hijos de italianos), lo que sería un gran trato para esa época, pero esa era la selección de Benito (Benito a secas, así lo llamaban los amigos y los que tenían mucha, pero mucha confianza le decían Benito, Camela) que si no ganaba el mundial cada miembro del cuerpo técnico y jugadores sería fusilado por las camisas negras (miembros de la guardia fascista). Llega al Juventus un tanto excedido de peso (¿Fabbiani, alguien?) y tras un mes entrenando solo, recupera la forma y convierte a la Juve en un equipo dominante con su sola presencia.
Paradojas del destino, Monti en el 30' tenía que perder si o si para mantener su vida. Cuatro años después, en la misma situación, si no ganaba el mundial moría. Italia, bajo el mando de Victorio Pozzo, tenía a Monti en un rol fundamental, cubriendo al aparentemente excepcional Monzeglio en defensa y alimentando el juego del talentoso Giusseppe Meazza (Si, el del estadio de la ciudad de Milán), era un equipo muy fuerte, tal vez el mas fuerte, pero el mundial estaba arreglado escrito en los libros del destino (Otra vez) para que gane Italia. Por caso, en los cuartos de final, donde Italia se medía a España. En dicho encuentro los tanos se emplearon con una gran dureza que no fue sancionada por el árbitro. “Menos mal que ganamos. Mejor dicho, ganó Monti. Les pegó a todos, creo que hasta al seleccionador español. El árbitro no vio nada en el gol de Meazza y los españoles le querían matar. Pero eligió: si lo anulaba le mataban los italianos”, indicó Orsi, otro de los argentinos nacionalizado italiano. Esto pinta de cuerpo entero la personalidad de Monti y también el tinte del mundial de 1934 . En semifinales, Monti e Italia enfrentaron a Sindelaar (Unánimemente el mejor jugador europeo de esos tiempos) y su Wunderteam austríaco. Algunas cónicas destacan la impecable marca que realizó el argento sobre Sindelaar (ultimado por los nazis en la segunda guerra mundial) y otros dicen que le dio leña pa' que tenga y guarde. Simplemente incomprobable.
La final alcanzó dimensiones dantescas. El día antes de jugar el decisivo encuentro, Mussolini bajó a la zona de vestuarios y les espetó lo siguiente a los jugadores: “Señores, si los checos son correctos, seremos correctos. Eso ante todo. Pero si nos quieren ganar a prepotentes, el italiano debe de dar el golpe y el adversario caer. Buena suerte para mañana y no se olviden de mi promesa”. Al finalizar su discurso, se llevó las manos al cuello simulado el gesto de un corte. Ya durante el encuentro según indican los reportes, a los italianos se les notaba muy nerviosos. Sabían que se jugaban la vida en cada pelota (Frase remañida por cada equipo de la primera división argentina que pelea el descenso, debieran leer esto). Al descanso se llegó con 0-0 y Mussolini, fue a hablar directamente con el seleccionador, Vittorio Pozzo: “Señor Pozzo, usted es el único responsable del éxito, pero que Dios lo ayude si llega a fracasar”. Lapidario, yo no lo hubiera desafiado a hacerlo. Para colmo, faltando 20 minutos, los checos se ponen al frente. Entonces empata otro de los oriundi (término aún utilizado para  discriminar denominar a aquellos que no hayan nacido en la tierra con forma de bota) , el antes referido Orsi, a quien Monti cagó a patadas y que propició el siguiente diálogo: “Quieto, Luis, no me pegues más, que no soy un rival. ¡Deja de darme patadas!”. A lo que Monti le respondió: “Es que nos salvaste la vida”.

El resto es historia, el fenomenal Schiavio (no confundir con Schiavi ni con escabio) ganó el mundial con su gol, Monti se retiró poco después (En un Inglaterra-Italia conocido como la masacre de Highbury, la cancha del Arsenal), tuvo una intrascendente carrera como técnico y dejó este mundo sin que lo liquiden en un partido de fútbol, como bien le pudo haber pasado. La lectura que hago en base a la sentencia anterior es que si un tipo como Monti, paradigma de los guapos entre los guapos, que se comía a los pibes crudos, una especie de Dios Pampeano de la guerra en un campo de fútbol, tuvo que hacer lo que hizo, que no venga ninguno de estos forros cagones multimillonarios a decir que dan la vida por la camiseta de la selección argentina. #HolaTevez


miércoles, 5 de octubre de 2011

Cae piedra sin llover

A Silvio se le caerá la baba, pero Uooooca no gana mas nada
Que el deporte esté ligado a la política no es novedad para nadie. Ha sido la norma a lo largo del siglo XX. En su condición como deporte mas popular del globo, el fútbol (que es básicamente de lo que se habla aquí) no iba a ser la norma. Mi memoria rápidamente remite  a la selección Italiana del 34 y su obligación de triunfar para “glorificar” el régimen de Mussolini como primer antecedente (N. de R. Al momento de redactar esto la corpo me dejó sin Internet). Hoy, tal vez sean mas los casos o son mas conocidos al menos durante el público, donde gente salta del ámbito empresarial para ganar popularidad en el ámbito político y utiliza al fútbol como puente para darse a conocer públicamente de manera exitosa. Berlusconi con el Milan, Macri en Boca, lo ha intentado Laporta después del Barcelona y la lista sigue con ejemplos de esto. También se pueden encontrar aquellos magnates que además de insertos en la política mejoran su imagen de la mano del crecimiento de los equipos que adquieren: La utilización del Terek y el Anzhi en Rusia como elemento pacificador en las conflictivas regiones de Chechenia y Daguestán respectivamente o el bicampeón africano TP Mazembe en el Congo.

Si uno mira hacia el oeste encontrará la cordillera de los Andes. Si se asoma por sobre la Cordillera podrá verse el Océano Pacífico. Entre la Cordillera y El océano, querido lector, encontrará un pasillo. Ese pasillo se llama Chile (?). Siguiendo en la línea antes señalada, Chile ha tenido una historia vinculada con la política. Pinochet, a finales de la década de los 70’, se vio ante la necesidad de generar una identidad nacional a lo largo del país porque hacerlo a lo ancho le era muy fácil a fines de poder unificar al país, descentralizar y de paso, ofrecer circo al pueblo. De ahí surgieron equipos al norte como Deportes Arica, Antofagasta, Deportes Iquique, en los pueblos mineros Cobreloa y Cobresal y al sur equipos como Puerto Montt, o Provincial Osorno, equipos de mierda que eventualmente no dejarían huella en la historia del fútbol chileno (a excepción de Cobreloa), pero todavía compiten.

Un tipo de convicciones y lealtad a los colores
No sería la última intervención de la política en el fútbol.  El actual presidente chileno, que a partir de ahora denominaremos Piñedra por temor a sufrir fallecimientos de celebridades, terremotos, mineros atrapados y caídas de satélites tiene un largo recorrido en el fútbol. Siempre de la mano de la conveniencia y el oportunismo, claro está. Inició su carrera política, aspirando al cargo de Senador, en eje portuario trasandino de Viña del Mar – Valparaíso. Y a pesar de que ya tenía un perfil muy alto por su carrera como empresario/tránsfuga, entendió que el fútbol era una gran carta de presentación ante la sociedad, porque como bien dijo Maradó “Yo le saco una ventaja a los políticos. Ellos son públicos, yo soy popular” Piñedra empezó frecuentar el estadio de Playa Ancha, donde hacía de local uno de los equipos de la zona y de los mas antiguos de Chile, El Santiago Wanderers (Casualmente, equipo de las simpatías de Pinoshé) Se asoció al club y frecuentaba las transmisiones partidarias para comentar el desarrollo del cuadro Caturro. Así se hizo popular, a pesar de un detalle: era monja hincha de la Universidad Católica. Así llegó a senador y presentó un proyecto de ley que para la derecha política chilena, escondía una segunda intención: La privatización de los clubes de fútbol para no solo acrecentar esa tendencia propia del neoliberalismo, de ampliar la influencia privada/empresarial a todo ámbito público (cosa que explicará mejor alguien más versado en la materia) sino obtener una plataforma para lanzarse a la presidencia de Chile. La ley salió (con apoyo amplio en el campo político), la mesa estaba servida. De pronto, exitosos aunque oscuros garcas empresarios, operadores de la derecha política en Chile tomaron notoriedad gracias al fútbol, creando sociedades anónimas que tomaron por asalto a los tres clubes predominantes del fútbol chileno (Colo Colo, U de Chile y U Católica) y otros no tan grandes, pero representativos como Everton, O’Higgins o Santiago Wanderers, aprovechando la ley que ellos impulsaron para su propio provecho.
Siendo el protagonista confeso hincha de la Católica, todos imaginaban o esperaban que invirtiera su dinero en Cruzados SA, la gerenciadora de ese equipo. O que al menos, se retrotraiga a los comienzos del nuevo milenio y le tirara un hueso a Santiago Wanderers. Ni una ni la otra. Como el plan maestro contemplaba como objetivo superior, fue a por el equipo mas popular y contra de su ¿Querida? U Católica. El Colo-Colo. Simplemente el plan funcionó a la perfección. La unión de billeteras hizo la fuerza y un Alicaído Colo levantó cabeza para la alegría de las zorras peruanas y bolivianas de toda su gente de Arica a Magallanes. En el medio hubo decisiones buenas, cuestionables, incomprensibles y decisiones de mierda, pero ya no hubo quien detuviera a Piñedra.

Antes que nada, estas son denuncias que ya fueran hechas y que igualmente no han sido debidamente chequeadas. El formato de tocuen (tocuen es cuento) no es casual, pero sirve para pensar. Hoy por hoy en Argentina, la intervención de la política en el fútbol sea tal vez tan directa y evidente, estando el Estado como el paga el circo y uno de los tipos mas pesados del mundo del fútbol como  Grondona casi como empleado del gobierno.  Pero nadie puede echar culpas por esto. A tal punto será que Berlusconi como presidente jamás se desprendió del Milan, Macri no alejó su influencia de Boca y Piñedra se pasó por el culo lo que chamuyó faltó a su promesa pre-electoral de vender todas sus propiedades, quedándose solo con sus acciones de ByN, SA propietaria del Colo-Colo y así se puede seguir.  Por ahí el día de mañana los propietarios de los clubes no serán los socios ni los hinchas y solo habrá dos grupos: Aspirantes a políticos y Árabes petroleros (?)