La otra vez vi Moneyball. No era el deseo de ver a Brad
Pitt, justamente lo que me empujó a ver el filme. Si, como buen cipayo fanático del
deporte, tengo que admitir que me gusta el beisbol. Y ante la falta de buen
cine relacionado al fútbol (tema que pensándolo bien podría tocar), era una
buena opción. Además de ser el beisbol un deporte cinematográfico, esta tiene
un matiz extra, que está basada en una historia real. Y la verdad, así fue
nomás, pasé 105 minutos muy amenos. Tiene cosas interesantes, como el
comportamiento rockstar de algunos jugadores, la dinámica grupal, del trato que
dan estas organizaciones a los jugadores, e incluso como el protagonista se
revindica de su pasado como pelotero fracasado, imponiendo solo contra el
mundo, de manera romántica, quijotesca, su idea desde su rol de manager
general. Pero más allá de esa idea, el film básicamente se centra en cómo la
lleva a cabo.
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Poné a los pibes la c... de tu madre! |
El protagonista (Billy Beane por Brad Pitt) es el manager de
un equipo de Beisbol (Oakland Athletics)
que maneja unos de los presupuestos mas bajos de las Ligas Mayores y que si
bien arma buenos equipos como puede y está en instancias finales seguido, está
cansado de dejarse garchar por Fantino perder partidos, campeonatos y
sus mejores jugadores a manos de equipos
con mayores presupuestos. A fin de temporada, el tipo pierde a sus tres mejores
jugadores, entonces mientras se rompe la cabeza para ver como reemplaza a tres
estrellas gastando chaucha y palito (Con toda la dificultad que esto implica) junto
a su grupo técnico, una manga de viejos zorros del beisbol. Cambia todo cuando
se cruza con un gordito nerd que le ofrece probar con un nuevo método. Un
método que se basa puramente en el análisis del rendimiento de los jugadores en
base a guarismos estadísticos, lo que le permitiría identificar jugadores
infravalorados, es decir que ofrezcan rendimientos superiores en relación a los
montos que perciben y además establece ciertos parámetros en cuanto a las
estadísticas grupales del equipo que le permitirían ganar determinada cantidad
de partidos y llegar al título. Beane empieza a apoyarse puramente en esta
herramienta, por lo que para reemplazar a estas estrellas de la Liga que perdió,
llegan jugadores que cumplen con la planilla estadística requerida , por precio
módico, que harán pensar que son un negocio excelente que con este método son
grandes estrellas, pero que por algún motivo nadie apostaría por ellos. Uno que
se dedica a la fiesta, un veterano ya muy de vuelta, un jugador roto y retirado
que lo convencen para que cambie a una posición que nunca jugó y otro que tiene
una técnica en extremo heterodoxa y que no convence a nadie, pero que resulta
ser el jugador mas infravalorado según este método son los refuerzos
La cosa es que el equipo arranca para el orto, pero un par de
cambios (incluso contra la voluntad del entrenador y de todos los veteranos del
equipo de scouting) hace que el equipo
empiece a remontar y llegue a los
playoffs con ese rejuntado de refugiados método peculiar, pero como
siempre caen ante los Yankees, el equipo de mas presupuesto. De todos modos,
esta revolución no pasa desapercibida para el dueño de otro de los equipos
importantes, los Boston Red Sox y le ofrece un fangote de guita para aplicar
este enfoque en busca de un título esquivo hace bocha de años, pero este Beane
no la agarra y se queda en Oakland. De todos modos, los Medias Rojas lo aplican
y al poco tiempo, logran el título tan ansiado.
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Comolli=Nerd |
Hasta acá, estimado lector, pensará que carajo tiene que ver
esto con el fútbol, que quien escribe está hecho un pelotudo y completamente
poseso por el espíritu de Luis Pedro Tony. Bueno, lo de Luis Pedro Tony está equivocado, lo
otro… Decíamos que el dueño de los Red Sox, confió en este método. La cuestión
es que este mismo tipo (más precisamente referente de un grupo económico)
compró al Liverpool, buscando el éxito mediante la reconstrucción de este mismo
método, pero aplicado al fútbol. Entonces buscaron a uno que pudiera aplicar
este método, pero a su vez también, a alguien convencido, por eso el elegido
fue el polémico Moreno Damien Comolli. Comolli empezó como entrenador
juvenil en el Mónaco donde conoció a un tal Arsene Wenger, quien lo llevó como
ojeador al Arsenal, donde se le atribuyen varios descubrimientos de reputados
jugadores. Allí mismo junto al economista Wenger, empezó a interiorizarse en el
tema este de los SaberMetrics, nombre en inglés para la utilización de
elementos puramente estadísticos para el análisis del juego. Esa creciente
reputación lo llevó a ser el director deportivo del Saint Etienne, donde si bien no tuvo grandes
éxitos, si logró buenas campañas que lo
llevaron a ese mismo puesto en Tottenham. Realizó excelentes compras, Bale,
Modric, Berbatov, Assou Ekotto, Kaboul, KP Boateng, entre otros que dieron
rédito en Tottenham y en otros clubes. Pero esos fichajes no rindieron sino
hasta que Comolli y sus elecciones en los cuerpos técnicos se marcharon por los
pésimos resultados obtenidos hasta ese momento. Volvió a Saint Etienne para
tomar las riendas, hasta que fue tentado por el Liverpool en 2011. Al momento
de publicación de este artículo (último día de abril de 2012) la silla de ese
puesto aún está calentita (?) ya que Comolli, fue amablemente invitado a
retirarse por la puerta sin generar ningún disturbio.
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Gente eficiente que no le terminaron cerrando los números |
Mucho se habla de que el puesto de manager acá en Argentina
no se usa, que no hay costumbre o cultura, que los dirigentes entregan todo el
poder a los técnicos y los echan a los 3 días, etc. Esa costumbre tan inglesa
del manager, lo eleva por encima de cualquier puesto de entrenador en cualquier
otro lugar del mundo. Interviene directamente en aspectos presupuestarios, en
negociaciones de jugadores, es decir que tiene una visión mas amplia,
gerencial, por decir de alguna manera, no maneja en muchos casos los
entrenamientos, pero a su vez es el que define el armado del equipo. Por lo que
en algún punto la posición de Comolli puede ser invasiva para el modelo inglés.
Un problema que ha tenido en Inglaterra ha sido ese. Cuando llegó Redknapp a
Tottenham , Comolli tuvo que irse, porque ambos diferían diametralmente en sus
nociones de entender el juego, ya que por caso, Redknapp cree que la mejor
manera de recobrar hidratos en su época de jugador después de los partidos era
tomar birra en el pub. Así con Comolli no se iba a entender nunca. Las mayores
críticas para Comolli de todos modos, han sido acerca de su juicio a la hora de
operar en el mercado de pases. Caso testigo es la mayor cruz con la que carga:
se había ido Torres al Chelsea y Comolli optó por Carroll que había hecho
muchos goles. Al tener un tipo alto, buen cabeceador, surgió la necesidad de un
tipo que abra la cancha por izquierda que también faltaba. Ficharon a Steven
Downing. Su presentación en la conferencia de prensa es el manual de Moneyball
y lo que esta técnica implica. Comolli dijo de Downing: “Buscamos información meticulosamente antes de
contratar jugadores, así como estadísticas y realmente pensamos que conseguimos
un activo muy importante en todos los aspectos. Probablemente su talento fue
subvaluado en el fútbol inglés. Sabemos que vamos a conseguir y conseguimos un
jugador muy eficiente”. Lo que Comolli contrató fueron 11 goles en Carroll y 9
asistencias en Downing hasta ese momento de la temporada, es decir los primeros
6 meses. Dejó de lado los nombres, se centró en estadísticas, vendió 9 goles en
50 millones de libras y compró 11 goles en 35 millones, sin importar los
nombres propios ni alguna otra circunstancia. Desde que llegaron hace 14 meses,
Carroll marcó solo goles y Downing solo
dio una asistencia. Para el beisbol ha mostrado funcionar en buena medida. Pero
el motivo por el cual Comolli ya no traaja mas en Liverpool tiene una
explicación muy sencilla. El fútbol no es el beisbol. Obviamente, mi estimado
lector, si ud. no se había dado cuenta antes, con el total de los respetos es
bastante siome. No solo por los puntos de contacto escasos a simple vista entre
uno y otro, sino por otro motivo. Los aspectos mensurables de un jugador de
beisbol dependen pura y exclusivamente de si mismo, de hecho gran parte del
juego trascurre en un duelo entre lanzador y bateador. Que un tipo mande a la
mierda una pelotita con un palo depende de si mismo y de su capacidad para
evitar los engaños y el talento del tipo que se la tira, sin intervención de un
compañero y son contadas las ocasiones de donde se requiere una actividad con
sentido colectivo En el fútbol es
totalmente lo contrario, la interacción es total y absoluta, en casi todos los
casos una acción de un jugador está vinculada a un acto de un compañero, ya sea
de manera directa o indirecta. Ya que estábamos hablando de este muchacho
Downing, el tipo venía del Aston Villa, un equipo que aguantaba y salía de
contra, esto implica que Downing siempre tenía frente a si territorio, tiempo y
un rival mal parado, una diferencia que cualquiera que haya tirado un centro a
cualquier nivel, no puede desconocer. Liverpool es uno de los grandes (Por
hinchas y mas aún por historia) equipos europeos a los que la globalización
hizo un poco mas grandes. Las obligaciones que tiene a la hora de afrontar cada
compromiso están reducidas. Solo le cabe ganar. Entonces irá a buscar los
partidos y en este marco Downing, se ve con poco espacio, para maniobrar y
tirar centros, además de no ser de los mas dúctiles en el mano a mano. Es
innegable que el entorno de un jugador determina invariablemente sus
rendimientos para bien y para mal. Esto demuestra que su paso por Liverpool no
convierte a Downing en un peor tirador de centros, o peor jugador incluso,
aunque si puede desprenderse que es un jugador menos completo o menos flexible
a distintas variantes que le puede ofrecer el juego.
Ejemplos en el futbol sobran. Por ejemplo, Xavi. Contra el
Chelsea, Xavi acertó 169 pases. Monstruoso. Cualquiera pensaría que Xavi es una
bestia del pase. Y efectivamente lo es. Nadie va a negar las calidades de Xavi,
pero la movilidad constante de sus compañeros siempre ofrece opciones de pases
potables, que parecen hasta sencillas incluso en situaciones y en ángulos que a
cualquier otro equipo le costaría muchísimo. En el caso del partido ante el
Chelsea, a Xavi le tocó enfrentar a un equipo que básicamente metió nueve
jugadores rivales en su área, lo que implica efectivamente Xavi tuvo tiempo
espacio y muchas opciones fáciles para distribuir el balón exitosamente y que
el Barcelona retuviera el poseso (Enzo dixit) del útil. En esa misma situación
podemos poner a modo de ejemplo a un defensor central que juegue en un equipo
que no la revolee, y que también tendrá alta efectividad en pases completos a
compañeros, jugando pases cortos, sin riesgo, pero esto no lo convertirá en un
gran pasador. E incluso, el mantra de tocar y moverse para recibir de nuevo, no
es del todo valorado en culturas futboleras como Italia o Argentina, donde
tienen imaginarios futboleros armados en torno de fantasistas o enganches que
pueden intentar mil pases, hasta enganchar ese que pase entre decenas de
piernas y encuentre destino en un compañero que la mande al gol. Estadísticamente
tiene valor nulo y poco aporta, pero son esas jugadas las que en un juego como
el fútbol pueden determinar un resultado.
No es la idea de este espacio abrir la cabeza de nadie salvo
que tenga una piedra o botella en mi mano pero quiero dejar claro que no es
la idea expresar que las estadísticas no sirven para una mierda. Son un indicador
valioso, pero no se las puede tomar por si solas. En este caso, para este
humilde servidor son como una tanga (?), se puede ver mucho, pero tapa lo que
uno quiere ver. No hay sacarlas y ni arrancarlas con los dientes, sino
correrlas e investigar que hay detrás. Pero en conclusión, si hay algo que
matará la esencia del fútbol, no serán las estadísticas.
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