lunes, 30 de abril de 2012

Haciendo pelota Moneyball


La otra vez vi Moneyball. No era el deseo de ver a Brad Pitt, justamente lo que me empujó a ver el filme.  Si, como buen cipayo fanático del deporte, tengo que admitir que me gusta el beisbol. Y ante la falta de buen cine relacionado al fútbol (tema que pensándolo bien podría tocar), era una buena opción. Además de ser el beisbol un deporte cinematográfico, esta tiene un matiz extra, que está basada en una historia real. Y la verdad, así fue nomás, pasé 105 minutos muy amenos. Tiene cosas interesantes, como el comportamiento rockstar de algunos jugadores, la dinámica grupal, del trato que dan estas organizaciones a los jugadores, e incluso como el protagonista se revindica de su pasado como pelotero fracasado, imponiendo solo contra el mundo, de manera romántica, quijotesca, su idea desde su rol de manager general. Pero más allá de esa idea, el film básicamente se centra en cómo la lleva a cabo.


Poné a los pibes la c... de tu madre!
El protagonista (Billy Beane por Brad Pitt) es el manager de un equipo de Beisbol  (Oakland Athletics) que maneja unos de los presupuestos mas bajos de las Ligas Mayores y que si bien arma buenos equipos como puede y está en instancias finales seguido, está cansado de dejarse garchar por Fantino perder partidos, campeonatos y sus mejores jugadores a manos  de equipos con mayores presupuestos. A fin de temporada, el tipo pierde a sus tres mejores jugadores, entonces mientras se rompe la cabeza para ver como reemplaza a tres estrellas gastando chaucha y palito (Con toda la dificultad que esto implica) junto a su grupo técnico, una manga de viejos zorros del beisbol. Cambia todo cuando se cruza con un gordito nerd que le ofrece probar con un nuevo método. Un método que se basa puramente en el análisis del rendimiento de los jugadores en base a guarismos estadísticos, lo que le permitiría identificar jugadores infravalorados, es decir que ofrezcan rendimientos superiores en relación a los montos que perciben y además establece ciertos parámetros en cuanto a las estadísticas grupales del equipo que le permitirían ganar determinada cantidad de partidos y llegar al título. Beane empieza a apoyarse puramente en esta herramienta, por lo que para reemplazar a estas estrellas de la Liga que perdió, llegan jugadores que cumplen con la planilla estadística requerida , por precio módico, que harán pensar que son un negocio excelente que con este método son grandes estrellas, pero que por algún motivo nadie apostaría por ellos. Uno que se dedica a la fiesta, un veterano ya muy de vuelta, un jugador roto y retirado que lo convencen para que cambie a una posición que nunca jugó y otro que tiene una técnica en extremo heterodoxa y que no convence a nadie, pero que resulta ser el jugador mas infravalorado según este método son los refuerzos
La cosa es que el equipo arranca para el orto, pero un par de cambios (incluso contra la voluntad del entrenador y de todos los veteranos del equipo de scouting)  hace que el equipo empiece a remontar  y llegue a los playoffs con ese rejuntado de refugiados método peculiar, pero como siempre caen ante los Yankees, el equipo de mas presupuesto. De todos modos, esta revolución no pasa desapercibida para el dueño de otro de los equipos importantes, los Boston Red Sox y le ofrece un fangote de guita para aplicar este enfoque en busca de un título esquivo hace bocha de años, pero este Beane no la agarra y se queda en Oakland. De todos modos, los Medias Rojas lo aplican y al poco tiempo, logran el título tan ansiado.

Comolli=Nerd
Hasta acá, estimado lector, pensará que carajo tiene que ver esto con el fútbol, que quien escribe está hecho un pelotudo y completamente poseso por el espíritu de Luis Pedro Tony. Bueno,  lo de Luis Pedro Tony está equivocado, lo otro… Decíamos que el dueño de los Red Sox, confió en este método. La cuestión es que este mismo tipo (más precisamente referente de un grupo económico) compró al Liverpool, buscando el éxito mediante la reconstrucción de este mismo método, pero aplicado al fútbol. Entonces buscaron a uno que pudiera aplicar este método, pero a su vez también, a alguien convencido, por eso el elegido fue el polémico Moreno Damien Comolli. Comolli empezó como entrenador juvenil en el Mónaco donde conoció a un tal Arsene Wenger, quien lo llevó como ojeador al Arsenal, donde se le atribuyen varios descubrimientos de reputados jugadores. Allí mismo junto al economista Wenger, empezó a interiorizarse en el tema este de los SaberMetrics, nombre en inglés para la utilización de elementos puramente estadísticos para el análisis del juego. Esa creciente reputación lo llevó a ser el director deportivo del  Saint Etienne, donde si bien no tuvo grandes éxitos, si logró buenas  campañas que lo llevaron a ese mismo puesto en Tottenham. Realizó excelentes compras, Bale, Modric, Berbatov, Assou Ekotto, Kaboul, KP Boateng, entre otros que dieron rédito en Tottenham y en otros clubes. Pero esos fichajes no rindieron sino hasta que Comolli y sus elecciones en los cuerpos técnicos se marcharon por los pésimos resultados obtenidos hasta ese momento. Volvió a Saint Etienne para tomar las riendas, hasta que fue tentado por el Liverpool en 2011. Al momento de publicación de este artículo (último día de abril de 2012) la silla de ese puesto aún está calentita (?) ya que Comolli, fue amablemente invitado a retirarse por la puerta sin generar ningún disturbio.
Gente eficiente que no le terminaron cerrando los números
Mucho se habla de que el puesto de manager acá en Argentina no se usa, que no hay costumbre o cultura, que los dirigentes entregan todo el poder a los técnicos y los echan a los 3 días, etc. Esa costumbre tan inglesa del manager, lo eleva por encima de cualquier puesto de entrenador en cualquier otro lugar del mundo. Interviene directamente en aspectos presupuestarios, en negociaciones de jugadores, es decir que tiene una visión mas amplia, gerencial, por decir de alguna manera, no maneja en muchos casos los entrenamientos, pero a su vez es el que define el armado del equipo. Por lo que en algún punto la posición de Comolli puede ser invasiva para el modelo inglés. Un problema que ha tenido en Inglaterra ha sido ese. Cuando llegó Redknapp a Tottenham , Comolli tuvo que irse, porque ambos diferían diametralmente en sus nociones de entender el juego, ya que por caso, Redknapp cree que la mejor manera de recobrar hidratos en su época de jugador después de los partidos era tomar birra en el pub. Así con Comolli no se iba a entender nunca. Las mayores críticas para Comolli de todos modos, han sido acerca de su juicio a la hora de operar en el mercado de pases. Caso testigo es la mayor cruz con la que carga: se había ido Torres al Chelsea y Comolli optó por Carroll que había hecho muchos goles. Al tener un tipo alto, buen cabeceador, surgió la necesidad de un tipo que abra la cancha por izquierda que también faltaba. Ficharon a Steven Downing. Su presentación en la conferencia de prensa es el manual de Moneyball y lo que esta técnica implica. Comolli dijo de Downing:  “Buscamos información meticulosamente antes de contratar jugadores, así como estadísticas y realmente pensamos que conseguimos un activo muy importante en todos los aspectos. Probablemente su talento fue subvaluado en el fútbol inglés. Sabemos que vamos a conseguir y conseguimos un jugador muy eficiente”. Lo que Comolli contrató fueron 11 goles en Carroll y 9 asistencias en Downing hasta ese momento de la temporada, es decir los primeros 6 meses. Dejó de lado los nombres, se centró en estadísticas, vendió 9 goles en 50 millones de libras y compró 11 goles en 35 millones, sin importar los nombres propios ni alguna otra circunstancia. Desde que llegaron hace 14 meses, Carroll marcó solo  goles y Downing solo dio una asistencia. Para el beisbol ha mostrado funcionar en buena medida. Pero el motivo por el cual Comolli ya no traaja mas en Liverpool tiene una explicación muy sencilla. El fútbol no es el beisbol. Obviamente, mi estimado lector, si ud. no se había dado cuenta antes, con el total de los respetos es bastante siome. No solo por los puntos de contacto escasos a simple vista entre uno y otro, sino por otro motivo. Los aspectos mensurables de un jugador de beisbol dependen pura y exclusivamente de si mismo, de hecho gran parte del juego trascurre en un duelo entre lanzador y bateador. Que un tipo mande a la mierda una pelotita con un palo depende de si mismo y de su capacidad para evitar los engaños y el talento del tipo que se la tira, sin intervención de un compañero y son contadas las ocasiones de donde se requiere una actividad con sentido colectivo  En el fútbol es totalmente lo contrario, la interacción es total y absoluta, en casi todos los casos una acción de un jugador está vinculada a un acto de un compañero, ya sea de manera directa o indirecta. Ya que estábamos hablando de este muchacho Downing, el tipo venía del Aston Villa, un equipo que aguantaba y salía de contra, esto implica que Downing siempre tenía frente a si territorio, tiempo y un rival mal parado, una diferencia que cualquiera que haya tirado un centro a cualquier nivel, no puede desconocer. Liverpool es uno de los grandes (Por hinchas y mas aún por historia) equipos europeos a los que la globalización hizo un poco mas grandes. Las obligaciones que tiene a la hora de afrontar cada compromiso están reducidas. Solo le cabe ganar. Entonces irá a buscar los partidos y en este marco Downing, se ve con poco espacio, para maniobrar y tirar centros, además de no ser de los mas dúctiles en el mano a mano. Es innegable que el entorno de un jugador determina invariablemente sus rendimientos para bien y para mal. Esto demuestra que su paso por Liverpool no convierte a Downing en un peor tirador de centros, o peor jugador incluso, aunque si puede desprenderse que es un jugador menos completo o menos flexible a distintas variantes que le puede ofrecer el juego.
Ejemplos en el futbol sobran. Por ejemplo, Xavi. Contra el Chelsea, Xavi acertó 169 pases. Monstruoso. Cualquiera pensaría que Xavi es una bestia del pase. Y efectivamente lo es. Nadie va a negar las calidades de Xavi, pero la movilidad constante de sus compañeros siempre ofrece opciones de pases potables, que parecen hasta sencillas incluso en situaciones y en ángulos que a cualquier otro equipo le costaría muchísimo. En el caso del partido ante el Chelsea, a Xavi le tocó enfrentar a un equipo que básicamente metió nueve jugadores rivales en su área, lo que implica efectivamente Xavi tuvo tiempo espacio y muchas opciones fáciles para distribuir el balón exitosamente y que el Barcelona retuviera el poseso (Enzo dixit) del útil. En esa misma situación podemos poner a modo de ejemplo a un defensor central que juegue en un equipo que no la revolee, y que también tendrá alta efectividad en pases completos a compañeros, jugando pases cortos, sin riesgo, pero esto no lo convertirá en un gran pasador. E incluso, el mantra de tocar y moverse para recibir de nuevo, no es del todo valorado en culturas futboleras como Italia o Argentina, donde tienen imaginarios futboleros armados en torno de fantasistas o enganches que pueden intentar mil pases, hasta enganchar ese que pase entre decenas de piernas y encuentre destino en un compañero que la mande al gol. Estadísticamente tiene valor nulo y poco aporta, pero son esas jugadas las que en un juego como el fútbol pueden determinar un resultado.

No es la idea de este espacio abrir la cabeza de nadie salvo que tenga una piedra o botella en mi mano pero quiero dejar claro que no es la idea expresar que las estadísticas no sirven para una mierda. Son un indicador valioso, pero no se las puede tomar por si solas. En este caso, para este humilde servidor son como una tanga (?), se puede ver mucho, pero tapa lo que uno quiere ver. No hay sacarlas y ni arrancarlas con los dientes, sino correrlas e investigar que hay detrás. Pero en conclusión, si hay algo que matará la esencia del fútbol, no serán las estadísticas.