viernes, 14 de febrero de 2014

A Contramano: Pet y los años del Maracanã

Saudade sem fim
Continuando con el suspenso que dejé de la parte anterior, la ola de privatizaciones que se dio en el fútbol brasileño  a fines de los 90’ y a comienzos de los 2000 se llevó puesto al Flamengo que fue gerenciado por la firma ISL. Esta firma suiza había prometido armar un timaço y para eso se acordaron de aquel serbio que la había descosido en Vitoria un par de Brasileirãos atrás. Por ese motivo pusieron 7 palos verdes para traer a Petkovic al lugar de donde nunca se quiso ir: la tierra del Orden y el Progreso (?). El cuadro flamenguista contó con un Petković (o Pechi o Pech) que hizo un aporte medido en la retención del campeonato Carioca y con sus 14 goles en 23 partidos no pudo torcer el andar de ese equipo en la paquidérmica y bizarra versión del Brasileirão del 2000 que se jugó bajo el nombre de Copa João Havelange.
El año 2001 se convertiría en el año en el cual Pet empieza a convertirse en parte del patrimonio futbolístico/folklórico del fútbol brasileño. Mas precisamente porque el serbio se robó el show en la final del torneo Carioca. Vasco da Gama (Ganador de la Taça Río) tenía un equipo comandado por dos “craques” llamados Juninho: el rubio enganche de origen Paulista y el medio/todocampista de extracción pernambucana (?) también conocidos como Juninho Paulista y Juninho Pernambucano y llegaba (al igual que en ocasiones anteriores) con ventaja deportiva ante el campeón de la Taça Guanabara, Flamengo, es decir que la igualdad lo coronaba campeón estadual. En la ida, el conjunto Cruzmaltino se encontraba perdiendo a falta de 15’, gol de Pet mediante, pero se llevó el partido de virada, como se dice por esos pagos. El partido de vuelta en el Maracanã no fue menos electrizante. Una derrota por el déficit de un gol daba la ventaja al conjunto del navegante portugués (?).  Edilson puso el 1-0 para Flamengo, ventaja que fue anulada cuando Juninho Paulista hizo esteril la resistencia de Julio Cesar. En el segundo tiempo nuestro héroe de este lío, salió mostrar su juego. Mediante su gambeta y cambio de ritmo, desarmó la marca escalonada de la defensa del Vasco y puso la pelota en la cabeza de Edilson para poner la igualdad que seguía favoreciendo al Vasco. A falta de dos minutos llegaría ese momento que Pet y todo el Mengão esperaban, ese momento donde con solo una simple acción, un solo simple movimiento, un hombre pasa a ser patrimonio de millones, que lo adoptan inmediatamente y esa simple acción pasa a la eternidad, al bronce. Momento que se presentó en forma de un tiro libre en el rango de los casi 30 metros, en la línea del poste izquierdo del arquero, ideal para un zurdo. Salvo que tengas un pateador derecho con la calidad de Petković. Pet voló la pelota por sobre la barrera para que caiga justo en el ángulo de la valla de Helton. Locura, explosión, título para el Flamengo e inmortalidad para el muchacho que llegó desde Serbia.
Otro memorable tiro libre suyo a Sao Paulo (su marca registrada a esta altura) le dio otro título y la clasificación a la Libertadores a Flamengo, pero el segundo semestre fue desastroso para todos lo que tuviera con los de Gávea, que casi se van al descenso, probablemente distraídos por el camino a la final de la MERCOSUR que finalmente vería al Rubro Negro caer en Almagro Boedo en el Bajo Flores ya en el año 2002. Ese año vendría torcido todo porque el Fla fue un desastre en todo lo otro que jugó, incluido la Copa Libertadores. ISL, que estaba detrás del proyecto, se fundió, en lo que fue uno de los mayores escándalos de corrupción en los que FIFA se vio involucrado. A mediados del 2002, la situación era un callejón sin salida. O solo con salida para Petković. Una salida con forma de Síndrome de Estocolmo (?) hecha corporización en el Vasco Da Gama. No es infrecuente en Brasil que un jugador juegue en más de un equipo de una misma ciudad, pero no en el caso de que pase directamente de club a club y menos tratándose de un jugador que estaba en su pico de rendimiento y que era idolatrado por su club de procedencia. Para Pet, no parecía haber cambiado mucho. Su fútbol seguía siendo bueno y tardó poco en acallar las dudas. 10 goles en 30 partidos es un buen retorno desde lo numérico en el transcurso de un año, pero además mantuvo su despliegue solidario con el resto del equipo y le agregó mucha inventiva a la hora de generar situaciones y asistir a sus compañeros. Obviamente que no solo ningún hincha ya dudaba de Pet, sino que ya era ídolo.
Pero a pesar de todo lo bueno, Pet partiría por cinco millones de motivos, de esos motivos verdes con la cara de Washington. Jugó un añito en el Shanghai Shenhua y volvió a un Vasco que si bien a nivel estadual tenía buen andar, a nivel nacional estaba peleando el descenso por segundo año consecutivo. Vasco salió de la lanterna gracias a Pet y sus 18 goles y 11 asistencias en 36 partidos. Pet volvió a dejar la cidade maravilhosa, pero muy lejos de hacerlo en carácter definitivo.

Como no le pareció suficiente la que juntó en China, Petković desempolvó la carretilla y se la llevó para juntarla al mismo tiempo que defendía la divisa de Al-Ittihad en Arabia Saudita. La saudade hizo que 7 meses después, Pet estuviera de vuelta en Río. El que tenía la tarasca para rescatarlo del desierto era Unimed. Unimed no es el sponsor de ni del Fla ni del Vasco, si no de otro de los grandes cariocas: El Fluminense. Esta vez no solo tuvo que revertir el lógico recelo de la hinchada tricolor, sino que además tuvo que convencer al DT Braga, que muchas ganas de tenerlo en el equipo no tenía. Pocos partidos después, Petković ya era ídolo y había rubricado su lugar en la historia del club marcando el gol número mil  en la historia de los  Brasileirãos para los de Laranjeiras. El 2005 fue bueno para el Flu y para Pet, pero terminó en decepción. Flu llegaba peleando a falta de 5 fechas, pero Petkovic se lesionó y Flu perdió esos 5 partidos en una racha que probablemente explique porque el Tricolor no se quedó con la liga ese año.
El 2006 fue una garcha para Petković y para el Flu. En el primer semestre llegó a cuartos de la Liberadores y Semis de la Taca Brasil mientras que había arrancado bien el Brasileirão, pero se quedo simultáneamente fuera de las copas y empezó a ir cuesta abajo en el torneo. En el plano personal, Petkovic era considerado por la opinión pública para el plantel de Serbia y Montenegro para el 2006, pero el técnico prefirió llevar jugadores mas falopa, incluso su propio hijo en la nómina. Terminó el año eliminado de la Sudamericana por Gimnasia (!) y cortando clavos con el ojete hasta la última fecha donde se confirmó que terminaría jugando el Brasileirão el año que viene. De todos modos, Pet no continuaría en el Flu para el 2007.

Para ese momento, Petković tenía 34 años y aunque seguía siendo un activo deseable, cualquiera hubiera pensado que su mejor etapa ya había pasado. En el 2007 firmó con Goiás y no llegó al Brasilerão. Ese torneo lo disputó con el Santos a pedido del entonces entrenador del Peixe, Vanderlei Luxemburgo, pero este fue despedido y Petković no pudo expresar buen fútbol con regularidad por lesiones y por encontrarse en un equipo también irregular. En Atletico Mineiro fue mas de los mismo: llegó como refuerzo estrella del club para el centenario del club en 2008, pero el equipo dio asco. Aunque Pet jugó razonablemente bien (Fue líder en asistencias del torneo), las lesiones lo acosaron, sumado al bajo rendimiento y las altas expectativas que recaían sobre el colectivo desdibujaron el aceptable nivel del enganche de Majdanpek.

El retorno del Rey
Pet pasó la primera mitad del 2009 sin club y esa inactividad, sumado a los 37 años de edad que detentaba y al hecho de que había pasado bastante tiempo desde los últimos momentos donde Pet maridaba buen fútbol con regularidad, era una suma de motivos suficiente para pensar que su carrera ya estaba acabada.
Pero Pet volvió a Río, al club donde era un poquito mas que ídolo. Flamengo le debía bastante dinero y como parte de la reestructuración de la deuda, le dejó la 10 a Adriano y se calzó la 43: la cantidad de goles que llevaba en el club y lo mas importante, era el minuto en el que le metió ese famoso tiro libre al Vasco. Flamengo languidecía en la parte baja de la tabla y Petković lo presenciaba desde afuera. Pero Pet renació, asumió el liderazgo del plantel (los jugadores lo llamaban Pai, padre) y empezó a jugar. Para la vigésimo quinta fecha del torneo, Petkovic era el lider de un Mengão que empezaba a apilar un éxito encima de otro y ese envión sumado al andar no muy regular de los de arriba lo puso primero en puestos de Libertadores y no muy lejos del título a falta de 5 fechas. Su pegada de pelota parada estaba intacta (llegó a meter un par de goles olímpicos incluso) y la dupla que armó con Adriano era tremenda, al punto de que cuando no estuvo Pet, los de Gávea no ganaban. Un triunfo ante Corinthians en la penúltima fecha le dio la punta dos puntos por sobre Inter. São Paulo y Cruzeiro. En la última recibía en el Maracanã a nada menos que el duro Gremio. El partido resultó ser un affaire bastante tenso, pero un corner de Petković cabeceado por Deivid, terminó por decidir el título para el Mengão.
Nunca se pudo dar
A nivel folklórico, esto era lo que le faltaba al serbio para dar instalarse en la eternidad del Flamengo. A nivel personal, este Brasileirão era una de las dos cosas que le fueron esquivas en su carrera en Brasil. Para un jugador de su relevancia y con todas sus particularidades, hubiera sido una pena que su CV no contara con el brillo de un título nacional. El otro aspecto que le fue elusivo fue el regreso a su tierra natal con la divisa del seleccionado nacional, si es que quien lee este artículo no se dio cuenta. De cara al Mundial 2010, Petković parecía llegar en gran forma, pero la realidad es que tanto Antic como el propio Pet, creían que sus 37 años tal vez eran demasiados para ir a su primer cita mundialista.
El 2010 fue muy malo para Flamengo dentro y fuera del campo. Perdió la final del Carioca, en la Libertadores quedó afuera contra la U de Chile y en el Brasileirão recién en la última fecha se salvó de bajar a la Segundona. Pet fue el goleador del equipo en el torneo, pero solo con cinco goles. Fuera de la cancha el panorama se correspondía: Bruno, arquero y referente, fue sentenciado a prisión por el asesinato de su novia; Adriano tuvo un sinfín de problemas personales (que incluyeron piedrazas de su novia a los autos del plantel en un entrenamiento, vínculos con narcos amigos y portación de armas de fuego) y Petković tuvo un par de problemas con el pago de la deuda, lo que provocó que la dirigencia lo colgara. No obstante y con muy buen tino, le permitieron reintegrarse para que el 5 de Junio de 2011, salga al Engenhão a jugar el primer tiempo de Flamengo-Corinthians en sus últimos 45 minutos como profesional. 

Si es bien es particular la historia de un europeo en Sudamérica, el hecho de que se haya tratado de un jugador que venía de un lugar remoto sin ningún tipo de vínculo, de que haya llegado como llegó, “engañado” con buena parte de su carrera por delante, que haya sido una de las figuras de su tiempo y que los brasileños lo hayan adoptado como suyo y él haya adoptado a Brasil como su tierra, algo total y absolutamente llamativo, al punto que Petković se radicó definitivamente en Brasil. Hace poco se hizo cargo del sistema formativo de Atlético Paranaense en lo que marca su regreso al mundo del fútbol.

Para cuando se termina de escribir este artículo, arranca la primera fase de la Copa Libertadores. Como dijimos antes, Seedorf no estará agraciando la competencia con su presencia, pero en nombre del continente europeo habrá la nada despreciable suma de 6 españoles jugando la misma. Uno de ellos es Fran Mérida, jugador surgido de la Masía, que debutó profesionalmente en Arsenal y también pasó por Atlético de Madrid, pero trae un par de malos pasos por el fútbol europeo. Lo que tiene a su favor es que es jugador del Atlético Paranaense y tiene a mano para preguntarle a un serbio que de conquistar el fútbol brasileño sabe.


 




sábado, 8 de febrero de 2014

A Contramano: Petković y los años del Marakana (Primera Parte)

Hace poco, como es de público conocimiento, Clarence Seedorf se alejó de la práctica del fútbol profesional para emprender el estresante camino de la dirección técnica nada menos que en el AC Milan. No viene a título (desde el lugar de simpatizante) de juzgar los pergaminos que tiene el surinamés/holandés (una persona de múltiples intereses) para estrenarse en un cargo como ese, pero la decepción por la noticia de quien escribe fue enorme. Creo que nos perdimos la chance de ver a un jugador de trayectoria legendaria en Europa (gano 4 Champions en 3 equipos distintos) jugar la Libertadores, un torneo que para este humilde escriba tiene su encanto especial. En fin, suscribo totalmente con este post del sitio Impedimento.  
A su vez, estamos inundados de historias de players de la patria grande bolivariana (?) que triunfan en el viejo continente. Messí, Ronaldo, Pe*é, Maradona y tantos otros que es al pedo enumerarlos. Pero son pocos aquellos que la viceversean (?). Hoy por hoy son muchos los casos de jugadores sudamericanos que cuan mercenarios (?) deciden enlistarse en los libros de selecciones europeas, porque no pueden jugar en los de sus países nativos pero que son esencialmente sudamericanos y que vuelven a jugar en sus país de nacimiento. Hablo de tipos como Deco (jugó para el seleccionado portugués), Camoranesi (Italia) o en menor medida Trezeguet (Francia), sin perjuicio de ejemplos de jugadores retirados como Pizzi (España) que también se ajustan a esta situación. Hay ejemplos de europeos (mas puntualmente españoles) que huyendo de las realidades belicosas de sus país nativos ejercieron el oficio de futbolista por estos pagos. Mas aquí en el tiempo, como todos sabemos, la opulencia europea hizo mucho mas copioso el éxodo de jugadores sudamericanos a Europa y casi inexistente el flujo de futbolistas europeos hacia Sudamérica y pongo casi porque salvo algún que otro paracaidista, hubo un jugador que rompió la tendencia.

Dejan Petković ostenta como lugar de nacimiento Majdanpek, un pequeño pueblo en lo que hoy es Serbia, antes considerado Yugoslavia. Fue allí donde nuestro homenajeado (?) hizo sus primeras armas en este impiadoso deporte que todos amamos, pero sus condiciones fueron muy evidentes desde el primer momento, por lo que ese pequeño poblado ya no era lugar para el joven Dejan. Siguió los pasos de su hermano mayor y se fue para Nis, a defender la divisa del Radnicki de esa ciudad. Su físico portentoso para los estándares de cualquier joven de su edad le valió el apodo de Rambo y la posibilidad de debutar 15 días después de haber cumplido los 16 años en el primer equipo. Pero no eran sus cualidades físicas las que lo hacían destacar, sino las técnicas. Era un trequartista de una técnica impecable, pero no de los organizadores de juego, aunque si era preciso como pasador. Tenía una técnica impecable. Cuando tenía la pelota no se la podían sacar: Cuando la llevaba pegada al pie o la tiraba larga, era lo mismo: la bocha era siempre inalcanzable para el marcador rival. Pero a pesar de todos estos atributos, era excepcionalmente preciso y potente para encontrar el arco rival; de cerca o de lejos; a pelota quieta o en movimiento, de frente al arco o sin tanto ángulo. 53 partidos y 34 goles después, en 1991 Petković dio el primer gran paso de su carrera. El por entonces campeón europeo, el Estrella Roja de Belgrado vino por él y Rambo no se negó, dado que para él representaba un anhelo a nivel personal y profesional.
Ni a tiros lo bajaban a Rambo
Por ese motivo no le importó que Crvena Zvezda fuera un equipo absolutamente desmantelado respecto de aquel que derrotara al Olympique de Marsella en Bari, tras la caída del régimen comunista y las mayores facilidades para pasar del otro lado de los escombros del Muro de Berlín (?). Le llegó a ganar a Colo Colo en Tokio y rápidamente se convirtió en el lider futbolísitico y emocional de un equipo que ya no era la fuerza europea que solía ser a nivel europeo, pero seguía marcando el pulso a nivel doméstico. En sus cuatro años desarrollando su juego en el estadio apodado “Marakana” en Belgrado, Petkovic mostró números sensiblemente mas bajos en términos de goleo (38 goles en 132 partidos) pero su juego había crecido en todos los demás aspectos de manera notable. Llegado 1995, a la edad de 22 años, Petković era ídolo (y hoy lo sigue siendo) indiscutible de la monada RojoEstrellada (?), frecuentaba la selección yugoslava que recién veía su suspensión levantada por FIFA (que los dejó fuera de la Euro 92’ donde fueron reemplazados por el a la postre campeón Dinamarca) pero el club ya no podía sostenerlo y llegó una oportunidad que Rambo no podía dejar pasar.

Real decepción
Real Madrid llamó a su puerta y son muy pocos los que pueden decirle que no. Petković claramente no pertenecía a ese grupo. Pocos son también los que logran un éxito que les permita ingresar en la historia dorada de tan ilustre club. Petković tampoco pertenecía a ese grupo selecto. Jugó 6 partidos en la Casa Blanca del fútbol mundial e hizo un solo gol en la primera mitad de su primera temporada, lo que es prueba inequívoca que el muchacho de Majdanpek no era muy del agrado del literato de Las Parejas, Jorge Valdano. Por este motivo la dirigencia merengue que había apostado por él decidió prestarlo a Sevilla. Sus días en Andalucía no fueron mas felices para Dejan tampoco, donde jugó 5 partidos con cero goles, motivo por el cual ni se gastaron en retenerlo ni un cachito mas.
Para la temporada 96’/97’ había cambios en Madrid, pero no para Petković. Si Valdano no le encontraba lugar en el primer equipo, lo lógico hubiera sido que Capello menos. Y así fue, por lo que Cantabria se convirtió en el hogar de Petkovic por ese año futbolístico. Defendiendo la divisa del Racing de Santander, el enganche de extracción yugoslava tuvo un rendimiento parejo desde los números: un gol en 8 partidos, lo que se puede considerar parejo en comparación a lo que hizo por su paso por Real Madrid y Sevilla. En El Sardinero no se hicieron mucho problema cuando se venció el préstamo y así fue que Rambo volvió a Madrid.
Sin lugar en el equipo titular ni en el plantel de primera y peleado públicamente con el entrenador Capello, era evidente que Petković debía partir nuevamente hacia nuevos destinos, pero Petković lo tomó demasiado al pie de la letra.




Bahía Blanca es un estado al norte de Brasil, famoso por su carnaval, sus playas, su herencia africana y porque no labura nadie. Desde su capital, Salvador, viajó el EC Vitoria para jugar un amistoso ante un Real Madrid compuesto por varios jugadores del filial y otros tantos suplentes, entre ellos Petkovic. En ese momento, el Vitoria venía de terminar 18 en el Brasileirão anterior, pero tenía cierta banca económica de su main sponsor Banco Excel, por lo que ostentaba una delantera compuesta por Tulio y Bebeto. Esto tal vez haya sido aquello que dio impulso para negociar al jugador que tanto los impresionó jugando para el Real Madrid B: Dejan Petković.
A esa altura al conjunto actualmente capitalista ex franquista (?) medio que le chupaba un huevo mantener la ficha del yugoslavo en su poder, por lo que no fue inconveniente esa parte de la negociación. Lo que era un poco mas complejo era convencer a un jugador europeo, sin ningún tipo de vínculo con Sudamérica que viniera a esta parte del mundo. Pero el por entonces vicepresendente del club bahiano  lo consiguió.
Teo Rodríguez Fonseca (El hombre en cuestión) lo hizo. Teo le explicó que el Vitoria venía de salir campeón, que iba a incluir una cláusula para volver a Europa cuando él quisiera y sacó de su bolsillo y puso sobre la mesa un arma de paintball un par de pasajes aéreos y le explicó que el Papa iba a Brasil y cuando pasaba eso se cerraba todo y no laburaba nadie, por lo que si decidía ir a jugar allí era ese momento o nunca mas. Petković tenía reparos, naturalmente. Si todos los jugadores sudamericanos iban hacia Europa en ese momento, ¿porque el tomaría el camino inverso que no tomaba nadie?  En el apuro y por motivos que ni él sabe, Petković aceptó. Lo que no sabía era que Vitoria venía de ser campeón pero del Torneo Bahiano, el poco exigente estadual y que lo del Papa era chamuyo. Lo de la cláusula se respetó, pero para cuando se dio cuenta de que lo habían chamuyado, también se dio cuenta, que al menos había vuelto a jugar con cierta continuidad y que había recuperado la alegría. En ese segundo semestre del 97’ jugó ocho partidos y convirtió dos goles. No fueron números espectaculares, pero el sistema vigente en el torneo brasileño de ese entonces, implicaban que había tenido continuidad, ya que el Vitoria se quedó fuera de la primer fase por muy poco.
Jejum
Al año siguiente, el rebautizado Pechicovichi (?) volvió a mostrar lo que lo había llevado a ser jugador de selección y del Real Madrid: Cambio de ritmo, gran control del útil, gran pericia para ejecutarlo en movimiento, olfato en el área (especialmente al no ser un delantero) y majestuoso al momento de usufructuar ocasiones de balón parado. Su equipo se alzó con el torneo estadual y la Copa del Nordeste. Vitoria quedó fuera en la primera ronda del Brasileirão nuevamente, pero ese fracaso colectivo no reflejó la contribución individual de Petković, que con 14 goles en 21 partidos fue una de las figuras del torneo. Para el año siguiente Petković arrancaría el año como si no hubiese terminado el anterior. Goles en el torneo estadual (que Vitoria compartió con Bahia en una definición burocrática bizarra), regional y en la Copa de Brasil (donde fue goleador); todos logros individuales notables a pesar que el sponsor se había caído y Petković no cobraba. El serbio era claramente feliz en Salvador, pero en su país las cosas no estaban bien debido a los bombardeos de OTAN. Esta situación, sumada al interés que había suscitado su buena forma sostenida hicieron que Petkovic ejecutara la cláusula de regreso a Europa para ir a jugar a la pintoresca Venecia. Vitoria no tuvo mas que aceptar la situación, los hinchas incluso llegaron a abrir una línea para recolectar fondos y retenerlo. Petković hoy sigue siendo amigo de compañeros suyos allí e incluso del pintoresco Teo Fonseca.


Pelota al pie, cabeza levantada

Petković además de pasear en góndola por los canales y por la Piazza San Marco, jugó 13 partidos y sacudió las redes en una oportunidad en la ciudad canalera que no ni es Panamá ni Ámsterdam (?). Para el (a esa altura del espacio temporal geopolítico) serbomontenegrino, la guerra fue una excusa para estar cerca de su familia y su país, pero nunca se fue del todo de Brasil. Como bien podría decir cualquier brasilero. Había salido de Brasil, pero Brasil no había salido de él.