La realidad es que como cualquier bondi me deja bien, no es la intención hablar del fútbol africano de la nada. Ha comenzado la Copa Africana de Naciones, seguramente el producto mejor preparado para vender globalmente que tenga el fútbol africano al mercado global futbolero. Pero nos ocuparemos de un club que escribió historia grande, dentro y fuera de su país y de su continente.
Nos vamos a la República Democrática del Congo, una nación que tuvo varias denominaciones empezando por Congo Belga (sepa el lector no ilustrado en estas cuestiones que el “Congo” a secas comprende una región mucho más amplia), Zaire y la actual R.D. Congo. Allí habitaban los pigmeos, luego vinieron otras tribus que limpiaron a los pigmeos, vino un yanqui de la mano de un Rey belga que limpió a las otras tribus, después Belgica administró el territorio hasta que un tal Mobutu Sese Seko (que significa en idioma nativo: “El todo poderoso guerrero, que, debido a su aguante e inflexible voluntad de vencer, irá conquista tras conquista, dejando fuego en su derrotero”. Posta, al menos parecía confiable la fuente) lo denominó Zaire, lo fueron y llegó a su denominación actual. Fruto de la explotación colonial, tiranos dementes y a pesar de su riqueza en minerales y diamantes, la región siempre tuvo históricamente una coherencia inalterable en su política económica que salta a los ojos hasta del mas necio: Siempre fue pobre.
En 1939 en la ciudad de Lumumbashi, provincia de Katanga, zona a la que hacíamos referencia en el monasterio benedictino de nombre Santo Instituto de Boniface de Elisabethsville. Evidentemente no todos los alumnos se dedicaban consagrar su vida a Dios, seminariándola (?) y como en Lumumbashi no había un Mauri para dejarte caminar por Florida rodeado de gente con pecheras fluorescentes tranquilo o un Palermo lo que fuera para caretearla (?) decidieron crear un equipo para que estos muchachos pudieran divertirse un rato. Este equipo se llamó Holy Georges y después Holy Paul. Bajo esta denominación empezaron a competir estos muchachos, hasta que el desinterés tanto de, los internados en el monasterio, como de aquellos que lo administraban, dejó el equipo en manos de zaireños, zaireños nativos, tiempo después.
La leyenda futbolera y la actual denominación empezarían a surgir cuando el equipo tomara el nombre de su Main Sponsor, una firma de neumática, empezando a llamarse Englebert FC. Poco después, lograría su primer título y para festejar, no dieron vuelta olímpica ni armaron fiestas con

El antes mencionado Mobutu , cuando no se dedicaba a masacrar a opositores y tribus antagónicas a la de su origen, era fanático del fútbol. Consumada la soñada clasificación al mundial, pero desalentado por la patética performance de los muchachos y cosas raras que pasaron en el medio, se comieron 14 goles en 3 partidos y ahí Mobutu pasó a odiar el deporte mas hermoso del mundo. Como consecuencia,
Moise Katumbi , hijo de un judío sefardí griego (Posta, no chequeado debidamente, pero de un sitio que parece serio) y de madre congolesa, empezó a hacer dinero con el
Todo ese tiempo y dinero invertidos dieron frutos en 2009 cuando después de 41 años reconquistaron el máximo trofeo a nivel continental, derrotando por goles de visitante al Heartland nigeriano. Llegado diciembre fueron al mundial de clubes, pero no era ese año la cita con la historia. Para nada. Perdieron el pasaje a semis contra el Pohang
En el 2010 la idea de los muchachos del Congo era reconquistar el título continental. Pero se le iba a complicar en Ruanda de entrada. En el partido inicial cayeron increíblemente contra el APR, el equipo de la armada del antes mencionado país, pero en la vuelta en Lumumbashi lo dieron y vuelta y progresaron en la competencia. Lo peor vendría dos meses después cuando el presidente de Ruanda Paul Kagame organizó un torneo amistoso internacional. Cuando llegaron les preguntaron “Paul y Kagame estaban en el río, Paul se metió al agua…” Los ingenuos congoleños preguntaron “¿Y Kagame?”… bueno, los re-cagaron a patadas durante el torneo y la gota que colmó el vaso fue penal no cobrado. Esto provocó que el capitán y elegido como mejor jugador de África jugando en el continente, Trésor Mputu (que supo estar a prueba en el Arsenal) no se la bancara. Se armó la tangana. El que pega la voladora es un tal Guy Lusadisu. A causa de esto a ambos les
Cambios bruscos fueron efectuados. El senegalés N’Diaye reemplazó al técnico francés hasta ese entonces a cargo, el hilarantemente llamado Diego Garzzito. El equipo empezó a poner las cosas en su lugar e ir de menor a mayor. Ya el fútbol de ataque fluido que practicaban tenía como aliado una solidez estructural que mejoró el aspecto defensivo. A tal punto fue in crescendo su performance, que en la final enfrentó al Esperance Tunis, que lo había superado en la fase de grupos. El progreso de un equipo teóricamente disminuido al comienzo, quedó latente en el 6-1 global con el que se consagró el TP Mazembe.
Y llegaría la fama global. Con el fracaso rotundo del año anterior, llegaron a Abu Dhabi, sede del Mundial de Clubes. De entrada golpearon fuerte, sus antecedentes y la fama de alguna de sus jugadores rivales hacía suponer que Pachuca, sería demasiado para los cuervos. Pero los muchachos del Congo se impusieron con relativa autoridad y algo de sorpresa a los Tuzos. Personalmente no creo que haya sido total, porque los mexicanos siempre fallaron miserablemente en esta competencia. El próximo escollo sería el Inter de Porto Alegre y esta vez había grandes chances de que les hicieran una boleta. La diferencia entre ambos equipos en

La final contra el Inter sería un trámite para gli neriazzurri. Tal vez la magnitud de las estrellas del rival, el haber tenido dos batallas previas muy intensas mas el relax por ya haber cumplido con creces las expectativas o verse superados por un escenario donde no esperaban estar, no logró siquiera con entusiasmo, igualar un poquito la balanza. Perdió cómodamente 3-0 y la boleta pudo haber sido muy superior.



El sr. Katumbi, después de haber puesto toda la tarasca y ver los frutos, lógicamente quería ir a por el tricampeonato continental, una hazaña inmensurable. El sueño se acabó rápidamente, y lo peor de todo, de una manera muy imbécil: La mala inclusión del defensor Janvier Besala Bokungu por un problema contractual con su ex club, ante un poco serio Simba de Tanzania, lo eliminó en la segunda ronda del torneo. Pero lo importante es que este es un club con una historia particular, logros y muy importante y una estructura sólida desde sus cimientos, que probablemente permita seguir escuchando de este club.